Originaria de Hermosillo, Inés Martínez de Castro ha dedicado su vida a los libros, la literatura y la promoción cultural. Desde niña su madre, que también es escritora, le inculcó el gusto por la lectura al leerle cuentos tradicionales y mitologías adaptadas para niños, una pasión que la llevó a estudiar la carrera de Letras Hispánicas en la Universidad de Sonora y que fue transmitida a la siguiente generación, su hijo.
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En la universidad no se formó como escritora, sino que posteriormente se unió a los talleres literarios de la Casa de la Cultura dentro del programa del Instituto Nacional de Bellas Artes participando escritores locales y nacionales; también ha fungido como promotora cultural junto con un grupo de artistas, con quienes publicó una colección llamada “Inéditos”, participando con un poemario, iniciando así su vida literaria.
A lo largo del tiempo, Inés ha participado en encuentros de escritores con recitales, publicaciones colectivas, colaboró con el extinto periódico El Sonorense con una columna de arte y cuenta con 29 años como jefa del Departamento de Difusión Cultural en El Colegio de Sonora, pero su género creativo es sin duda la poesía.
Como poeta ha publicado dos poemarios inéditos “Los días oprimidos” y “La habitación sin muros”, que se encuentran disponibles en la Biblioteca de Letras en la Universidad de Sonora.
“La poesía crea nuevos mundos a través del manejo del lenguaje, se crea con estas metáforas una realidad distinta a la realidad cotidiana, abre otros mundos y por eso mi interés por la poesía”, mencionó Inés en entrevista para El Sol de Hermosillo.
La maternidad como inspiración
Además de escritora, Inés es madre y parte de sus escritos fueron inspirados durante su embarazo o mientras veía a su hijo dormir en la cuna.
“Es un gran tema de la literatura universal, hay grandes obras literarias basadas en el amor que una madre siente por sus hijos, es un amor que no se puede medir, pero es también una fuente de emociones contradictorias”, comentó.
Además de reflejar su amor de madre en los poemas, también plasmó en escrito el dolor de perder un hijo deseado en un aborto. “A mí lo que me interesa es precisamente esas contradicciones, no hay blanco y negro, sino hay un matiz de emociones y sentimientos en la maternidad”.
Añadió: “Siempre hablamos de la madre resignada, heroína, pero la madre es un ser humano y frente a un hijo, una mamá tiene muchas contradicciones porque lo ama con todo su ser, pero también es una persona que está viviendo de ti y entonces eso produce una contradicción y deja uno de ser uno, para criar y proteger a ese otro ser”.
Lobo Marino
“Arqueda espalda donde el caracol anida, alejado el lagrimear mordisquea un pez ángel prendido a la red de abalorios nocturnos y su mano arenosa juega con el mar imaginario que bordea la cuna”. Inés Martinez.
“Cuando lloran los bebés se arquean, por eso hablo de la espalda arqueada que es como un caracol y todo lo que imagino en relación a este bebé que sueña y que yo sueño junto con él sobre lo que puede ser de él en un futuro, cómo juego con el imaginario del bebé que está en la cuna, un bebé que hoy tiene 32 años”, explicó la letrista.
Bruno Ríos es el hijo de Inés, y heredó de su madre el gusto por la escritora y literatura; ganó en la preparatoria un concurso de poesía, por lo que pudo estudiar la carrera de Literatura en el Tec de Monterrey, seguido por una maestría y doctorado en Estados Unidos.
“Como madre es una satisfacción muy grande porque es un lenguaje común entre él y yo, que además del amor y afecto de madre e hijo, nos une el amor por la literatura, letra, poesía”, expresó la poeta.
Su última publicación fue en una colaboración con una sección de poemas en el libro Fuente Palabra, de la editorial Desliz Ediciones y convocada por la escritora Rosina Conde en el 2019.
Inés cuenta con una gran cantidad de material sin publicar, pero debido a sus funciones en la difusión cultural de El Colegio de Sonora, no le ha permitido publicarlo, por lo que a su jubilación pretende dedicarse a su gran pasión: la poesía.