Las obras artísticas de intervención público y del arte de guerrilla se han caracterizado desde sus inicios por su carácter transgresor y de visibilización de problemas sociales.
Nadando a contracorriente, los artistas se arriesgan por transmitir su mensaje al público de masas, con una visión de fondo que apunta a lo corrompido de las instituciones.
Con esto como antecedente, el artista anónimo conocido como El Gran Apóstata intervino diez espacios de culto para transformarlos “en lugares efímeros de reflexión, análisis y de enfoque a temas de alto impacto social”.
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A través de pancartas e instalaciones tipo sténcil, e inspirado en artistas como Banksy, el autor aborda temas que conoce de primera mano, como el ostracismo y las limitaciones impuestas por terceros de alto rango.
“Nací en una fanática comunidad religiosa que, con sacrificios y momentos difíciles, logré deslindar de mi vida a fin de procurarme un futuro digno de mis anhelos. En consecuencia y pasados los años, logré ver las dañinas prácticas que nos ocurrían al estar dentro de la organización”, contó el artista.
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“Debe existir una actividad que denuncie sus prácticas dañinas, para que sus acciones no queden impunes, aunque se cubran con el manto mancillado de la religión o del dinero, pienso que el arte de guerrilla puede ser un camino significativo para señalarlo”.
El proyecto se realizó en el marco del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPC), a través del PECDA Sonora 2022, y actualmente la obra se encuentra exhibida en el segundo piso del Museo de Arte de Sonora (Musas) hasta el próximo 15 de julio.
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