“Para mí la vida es un flujo incesante que a veces me golpea”, señaló Hiram Elizondo en la presentación de su libro Saltar la noche, editado bajo el sello editorial de Librería Hypatia.
“Me he reconocido débil ante la vida, pero la debilidad me ha dado, quizás, el ingenio del salmón y su agilidad, que sabe que lo van a empujar y que van a haber cosas que lo van a querer retrasar. Pero no hay que detenerse”.
El hermosillense de 30 años está presentando su tercer poemario, inspirado en la belleza de la cotidianidad y el aprendizaje de una vida espiritual, tras una serie de tumultuosos años que quedaron plasmados en el plaquette Inconciencias factory (desolations pub) (2013 / Universidad de Sonora), de donde se desprenden los poemas ahora clásicos de culto “El Sorprendente Huracán & el Asombroso Bala” y “26 de marzo de 2079”.
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Elizondo continuaría liberando esa catarsis en los poemarios Tendré boca de profeta (2018) y La labor de un bodhisattva (2020), ambos de la editorial Retina de Gallo.
Ahora, el poeta está presentando un nuevo material en el que se puede leer una voz de mayor madurez que encuentra su sino en la figura del otro y en los trabajos del día a día, desprendiéndose de cualquier intelectualismo y figuras poéticas abigarradas que pudieran suponer un lastre para comunicar su mensaje.
“La vida cotidiana es una lucha. He ahí la metáfora del salmón. Es un pez que nada contra la corriente y tiene que enfrentarse a un flujo incesante que viene sobre él”, reitera Elizondo, siempre fiel incondicional de Mario Santiago Papasquiaro, el poeta mexicano infrarrealista que alguna vez declarara: “Conmigo se volvió loca la anatomía: Soy todo corazón”, palabras que bien pueden aplicarse al hermosillense.
“Al reconocernos en esas pequeñas cosas también nos damos cuenta de ese potencial transformador que tenemos, como un pez que puede transformar el cielo con un salto nosotros podemos transformar la vida de los demás con un gesto de ternura, con un poema, con un Te entiendo”.
Búsqueda espiritual
Saltar la noche supone para Hiram Elizondo un paso más hacia esa búsqueda por los caminos del budismo zen, inspirado en otros poetas como Gary Snyder y otros miembros del movimiento de la Generación Beat.
“Para ser espirituales no tenemos que vivir en un monasterio o dejar de comer carne, que puede ser parte del proceso, pero no tenemos que hacer actos grandilocuentes”, apuntó el que es considerado ya una referencia en la escritura salvaje del norte.
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“Ser espiritual es vivir el día a día con plena conciencia de que todo lo que hacemos afecta a los demás. Lo bueno y lo malo. Y tratar de que esa afectación la mayor parte del tiempo sea positiva. No generar más dolor… Realmente quiero que mi camino sea el de acompañar a otros en esta lucha tan feroz que es la vida… Por eso nacemos llorando y cubiertos de sangre, porque hay algo brutal y traumático en la vida”.
El libro ya se puede adquirir en la librería ubicada en Zoila Reyna de Palafox # 86, y poniéndose en contacto con la editorial a través de las redes sociales de Librería Hypatia en Facebook e Instagram.
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