“Lo que siempre quise escribir fue crónica, pero quería que tuviera vuelos literarios. Justamente lo que los maestros decían que no hiciera, yo quería hacerlo”, fue con esa idea que la escritora Fernanda Melchor se lanzó en 2002 en la investigación del caso de linchamiento a un violador en un apartado pueblo de su natal Veracruz, cuya historia después terminó por formar parte de su libro de crónicas Aquí no es Miami, publicado, junto a su primera novela Falsa Liebre, en 2013.
A 11 años de aquellas primeras publicaciones y considerada ya como una de las autoras más influyentes del mundo en lo que va del siglo XXI, según The New York Times, por su novela Temporada de Huracanes (2017), Fernanda Melchor se presentó durante la VI edición de la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios de la UNAM (Filuni), donde contó anécdotas y dio consejos de escritura a decenas de jóvenes que se congregaron para escucharle hablar sobre su experiencia como cronista.
“Me especialicé en periodismo y mi servicio social lo hice en el Archivo y Biblioteca Históricos de Veracruz. Ahí había una gran colección de revistas antiguas y libros de familias culturosas que leían puros libros en francés en Veracruz durante el siglo XVIII. Así que estaba lleno de libros de espiritismo, como Allan Kardec en primeras ediciones, cosas super locas”, relató la escritora, quien habló de algunas de sus influencias, como la antología de crímenes mexicanos, El libro rojo, de Manuel Payno y Vicente Riva Palacio.
“Yo me la pasaba leyendo y todo el tiempo quería reconstruir (la historia), pero todo eso siempre estaba en tensión con lo que pasaba en Veracruz. Creo que eso influyó a la hora de querer escribir acerca de algo y que se puede ver en un libro como Aquí no es Miami, que se va para atrás todo el tiempo, se va a los setenta y los sesentas, a momentos en que yo era niña y no me acordaba. Yo estaba tratando de establecer genealogías y caminos narrativos hacia esas historias”, agregó la escritora.
Leer mucho y no fingir
Tras hablar sobre cómo fue que se dieron algunas de las crónicas que ha escrito y de afirmar que para poder escribir “hay que quitarse el miedo a salir” y preguntar en las calles por temas que pueden ser interesantes, cosa que, en su experiencia no le dio la academia, Fernanda Melchor fue cuestionada por jóvenes escritores, que ven en ella un ejemplo y una inspiración.
Uno de ellos le preguntó sobre la forma en que ella logra integrarse a las comunidades de las que habla, pues en sus textos se siente una gran familiaridad con lo que se cuenta, a lo que ella contestó que su trabajo se trata más bien de una participación como observadora, parecida a lo que hace la etnografía.
Como ya estoy ahí sé que estoy ejerciendo un tipo de influencia, pero yo aún así le entro: y si hay que bailar cumbia hay que bailar cumbia y si hay que fumar mota hay que fumar mota.
"No finjo ser un ojo que ve las cosas, pero es invisible. Yo lo que hago es que tengo una nota de lo que estoy bien y de otro lado lo que estoy sintiendo, así voy armando las cosas”, explicó la autora, que confiesa que ya no ha escrito crónica desde hace tiempo, aunque las ganas no le han faltado, pero por la situación cada vez más violenta en Veracruz ha decidido explorar la realidad desde la ficción, como fue en su libro Temporada de huracanes, inspirado en un crimen real.
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Otro asistente, le preguntó a Melchor sobre lo que se necesita para volverse un escritor y si era necesario seguir una carrera enfocada en la literatura. Ella contestó que estudiar letras o periodismo no necesariamente convierte a la gente en escritora, sino más bien las lecturas.
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“Yo lo que aconsejo es leer muchísimo. Elmer Mendoza decía que para escribir una novela hay que leer 50 novelas, yo creo que hay que leer 500. Hay que leer como loco, incluso lo malo y obsesionarte, porque hasta de la literatura chafa aprendes”, finalizó.