La literatura, la ficción y el cine son parte fundamental en la vida de Manuel Llanes, maestro de Literatura, quien pasó por una experiencia con la cual descubrió su pasión por el terror.
“Íbamos caminando por una calle muy obscura mi mamá y yo, cuando pasamos por una esquina vi una cabeza que sobresalía sobre una barda, vi que se movía de lado a lado, pensé que era una cabeza flotando, yo estaba muy asustado, después me di cuenta que era una vecina de la colonia, finalmente entendí que era una persona muy alta y la barda llegaba a la altura de la garganta”, comentó.
La educación en casa de Manuel era ortodoxa, creció en una familia católica y de acuerdo a su doctrina no creían en las cosas sobrenaturales, ya que contradicen todo lo que dice la Iglesia, es decir, no cabe la superstición.
Después de ese episodio, Manuel pensó que podría reproducirlo en una obra de teatro, en el cine o ficción, ya que cuenta con elementos que permiten que sea verosímil y que la gente lo crea fácilmente.
“Todo tiene una explicación, la literatura tiene un truco, tiene que ser verosímil, tiene que parecer real, me comencé a interesar en eso y gracias a los autores del género de terror comencé a escribir para que la gente sintiera lo mismo que yo había sentido”, agregó Llanes.
En cada una de las historias de terror y detrás de esas criaturas monstruosas hay algún problema social, tal es el caso de Decir adiós de noche (2007), libro de su autoría que trata sobre un bebé de ultratumba, basada en la vida real y en un contexto social que es el aborto.
La inspiración de Llanes surge por leer a otras personas, de convivir con gente interesada por el género, de ver películas, uno de los escritores que reconoce es Edgar Allan Poe.
“En México la realidad es terrorífica, todo esto que tiene que ver con el narcotráfico porque es tan cotidiano y es un peligro que siempre está latente”, dijo Manuel.
Nunca ha retomado historias regionales, pero sus cuentos están ambientados en una ciudad que bien podría ser como Hermosillo, un lugar donde hace calor.