/ domingo 12 de mayo de 2024

Paréntesis | El grito de una niña en el desierto

La cineasta Fernanda Galindo escribe sobre una tarde con jóvenes artistas de la comunidad comcáac en Punta Chueca

“El vínculo que se ha formado entre nosotras toma la ruta de la distancia. En la carretera de regreso, rumbo a Hermosillo, el grito de la más pequeña aparece a través de un águila que juega con el viento por encima de los saguaros”, describe la cineasta Fernanda Galindo sobre una tarde con jóvenes artistas de la comunidad comcáac en Punta Chueca.

Por tercer año viajo a Punta Chueca para ir al Xepe an cöicoos, un festival de música organizado por Hamac Caziim, grupo de rock comcáac, y la gestora cultural Diana Reyes. Al llegar a Punta Chueca, la geografía de mi ruta se detiene en varios puntos: la casa de Aurora, una niña de 11 años que adora escuchar a BTS (Bangtan Boys); la de Alexa, de 13 años, que suele vestir de negro, como si quisiera pintar con el color de su cabellera las extremidades de su cuerpo; de Brianda, hermana de Alexa, 16 años, que desde niña sube al escenario en cada festival para cantar las canciones que compone al mar, a la tristeza, a un familiar que se fue a donde no puede abrazarlo; la de Gloria, cabello rizado como el nido de un colibrí, que vive en Kino, pero ha venido de visita a la comunidad como cada año, para el festival. La casa de Kayley, de 11 años, una niña que prefiere observar, como quien necesita el silencio para retener lo que mira en la memoria.

Lee también: Paréntesis | Diálogos nuevos en torno al pasado

Trazo una línea entre esos puntos y esta vez otras niñas deciden unirse a la constelación: Renata, prima de Kayley de 11 años, Lucero de 8, y Nirvana, hermana de Aurora, que ronda los 5. Buscamos la sombra en el patio de Aurora y nos colocamos alrededor de la bocina que lanza las pistas de las canciones que las niñas crearon en febrero de 2021, cuando las conocí. Ensayamos para el concierto del domingo en la mañana, cuando está programada su agrupación, Azöj Canöj, que significa Estrella resplandeciente. Nos han invitado a celebrar las infancias con un concierto. Ensayamos “la del conejito”, “la de los pájaros”, que es como llamamos a cada canción, aunque Alexa reclama que debemos ponerles un nombre. Cuando llega “la de la tristeza”, recordamos que la escribió Brianda, que este año cantará como solista. Le pido a Alexa que narre la historia del grupo a las nuevas integrantes. Alexa intenta resumir: nos conocimos hace tres años, creamos canciones juntas, ganamos un concurso y por eso fuimos a la Ciudad de México. Ella casi vomita en el avión, en su primer vuelo. Regresamos y cantamos Xepe tras Xepe, hasta ahora. Lo normal es ensayar un día antes. Ahora les toca a ustedes aprenderse las canciones.

Brianda forma parte de la comunidad comcáac en Punta Chueca / Foto: Cortesía | Gerardo López Gerardo

Recibe las noticias directo a tu correo electrónico: sigue estos sencillos pasos

El ensayo termina. El punto que represento se aleja, pero al otro día nuestra constelación vuelve a ordenarse en el escenario. Somos un trazo como el que se dibuja en la pintura tradicional de rostro: puntos y líneas conectadas entre sí. El mar nos acompaña a un costado del escenario. El desierto amplifica sus voces del otro lado. Las niñas cantan. “Una vez en la noche, soñé con mi amiga, que fuimos al monte, el que está allá”. Las nuevas integrantes juegan con el micrófono. La voz de una de ellas estalla de vez en cuando, sin modulación, como cuando la necesidad de un grito nos sorprende al desenredar su sonido.

El vínculo que se ha formado entre nosotras toma la ruta de la distancia. En la carretera de regreso, rumbo a Hermosillo, el grito de la más pequeña aparece a través de un águila que juega con el viento por encima de los saguaros. El sonido me hace pensar que la constelación se mantiene viva a pesar de la distancia; que habrá otro ensayo un día antes de un concierto, que estamos juntas y que mientras esperamos el Xepe del otro año, éste nos ha dejado una memoria que será transmitida a las otras niñas que quieran hacer estallar su voz en el desierto.

AzojCanoj-Xepe 2024 / Foto: Cortesía | Fernanda Galindo

¿Ya nos sigues en WhatsApp? Regístrate con un solo click a nuestro canal

“El vínculo que se ha formado entre nosotras toma la ruta de la distancia. En la carretera de regreso, rumbo a Hermosillo, el grito de la más pequeña aparece a través de un águila que juega con el viento por encima de los saguaros”, describe la cineasta Fernanda Galindo sobre una tarde con jóvenes artistas de la comunidad comcáac en Punta Chueca.

Por tercer año viajo a Punta Chueca para ir al Xepe an cöicoos, un festival de música organizado por Hamac Caziim, grupo de rock comcáac, y la gestora cultural Diana Reyes. Al llegar a Punta Chueca, la geografía de mi ruta se detiene en varios puntos: la casa de Aurora, una niña de 11 años que adora escuchar a BTS (Bangtan Boys); la de Alexa, de 13 años, que suele vestir de negro, como si quisiera pintar con el color de su cabellera las extremidades de su cuerpo; de Brianda, hermana de Alexa, 16 años, que desde niña sube al escenario en cada festival para cantar las canciones que compone al mar, a la tristeza, a un familiar que se fue a donde no puede abrazarlo; la de Gloria, cabello rizado como el nido de un colibrí, que vive en Kino, pero ha venido de visita a la comunidad como cada año, para el festival. La casa de Kayley, de 11 años, una niña que prefiere observar, como quien necesita el silencio para retener lo que mira en la memoria.

Lee también: Paréntesis | Diálogos nuevos en torno al pasado

Trazo una línea entre esos puntos y esta vez otras niñas deciden unirse a la constelación: Renata, prima de Kayley de 11 años, Lucero de 8, y Nirvana, hermana de Aurora, que ronda los 5. Buscamos la sombra en el patio de Aurora y nos colocamos alrededor de la bocina que lanza las pistas de las canciones que las niñas crearon en febrero de 2021, cuando las conocí. Ensayamos para el concierto del domingo en la mañana, cuando está programada su agrupación, Azöj Canöj, que significa Estrella resplandeciente. Nos han invitado a celebrar las infancias con un concierto. Ensayamos “la del conejito”, “la de los pájaros”, que es como llamamos a cada canción, aunque Alexa reclama que debemos ponerles un nombre. Cuando llega “la de la tristeza”, recordamos que la escribió Brianda, que este año cantará como solista. Le pido a Alexa que narre la historia del grupo a las nuevas integrantes. Alexa intenta resumir: nos conocimos hace tres años, creamos canciones juntas, ganamos un concurso y por eso fuimos a la Ciudad de México. Ella casi vomita en el avión, en su primer vuelo. Regresamos y cantamos Xepe tras Xepe, hasta ahora. Lo normal es ensayar un día antes. Ahora les toca a ustedes aprenderse las canciones.

Brianda forma parte de la comunidad comcáac en Punta Chueca / Foto: Cortesía | Gerardo López Gerardo

Recibe las noticias directo a tu correo electrónico: sigue estos sencillos pasos

El ensayo termina. El punto que represento se aleja, pero al otro día nuestra constelación vuelve a ordenarse en el escenario. Somos un trazo como el que se dibuja en la pintura tradicional de rostro: puntos y líneas conectadas entre sí. El mar nos acompaña a un costado del escenario. El desierto amplifica sus voces del otro lado. Las niñas cantan. “Una vez en la noche, soñé con mi amiga, que fuimos al monte, el que está allá”. Las nuevas integrantes juegan con el micrófono. La voz de una de ellas estalla de vez en cuando, sin modulación, como cuando la necesidad de un grito nos sorprende al desenredar su sonido.

El vínculo que se ha formado entre nosotras toma la ruta de la distancia. En la carretera de regreso, rumbo a Hermosillo, el grito de la más pequeña aparece a través de un águila que juega con el viento por encima de los saguaros. El sonido me hace pensar que la constelación se mantiene viva a pesar de la distancia; que habrá otro ensayo un día antes de un concierto, que estamos juntas y que mientras esperamos el Xepe del otro año, éste nos ha dejado una memoria que será transmitida a las otras niñas que quieran hacer estallar su voz en el desierto.

AzojCanoj-Xepe 2024 / Foto: Cortesía | Fernanda Galindo

¿Ya nos sigues en WhatsApp? Regístrate con un solo click a nuestro canal

Local

Congreso declara Día Estatal de la Pequeña y Pequeño Comerciante Sonorense

La iniciativa busca reconocer el trabajo de los pequeños comerciantes, pues su aportación a la economía local es de vital importancia para el sustento de las familias

Policiaca

¿Qué pasa si le faltas el respeto a un policía? esto dice el Código Penal del Estado de Sonora

Natanael Cano nuevamente se encuentra envuelto en polémicas, ahora por un vídeo donde se le ve agredir verbalmente a un oficial de la policía municipal de Hermosillo

Policiaca

Detectan más redes de videovigilancia del crimen organizado en Sonora

Tras desmantelar 11 cámaras instaladas por el crimen organizado en puntos estratégicos de Cajeme, fortalecerán la atención al tema y continuarán con los operativos

Doble Vía

Empalme se viste de arte: Escolta desfila con sus lugares más emblemáticos en sus faldas

Una escolta de primaria de Empalme, Sonora, desfiló con las faldas adornadas con los lugares más emblemáticos de ese lugar, con un trabajo de aerografía de un artista local

Local

Crisis de vivienda social en Sonora: Falta de opciones para familias de bajos ingresos

El sector laboral de Sonora hizo un llamado a los tres niveles de gobierno para atender el rezago en vivienda de interés social

Doble Vía

¡Yuridia es fan de Las Alucines! ¿La invitarán al podcast?

Yuridia no sería la primera cantante sonorense en pasar por el micrófono de “Las Alucines”, por lo que la idea de “los m@s alucines” no está tan fuera de alcance