Paréntesis | El teatro itinerante de La Cachimba 

A propósito del 4to. Festival de Teatro sobre Ruedas, celebrado del 21 al 24 de noviembre en Hermosillo, Magda Rivera escribe una crónica sobre la experiencia vivida en el poblado Miguel Alemán donde se realizó un convite de carromatos para compartir la magia del arte y tocar almas

Magda Rivera / Colaboradora

  · domingo 1 de diciembre de 2024

Al festival acudieron jornaleras y jornaleros de campos agrícolas / Foto: Cortesía | Agencia Narrativas

Estamos hechos de cuentos y ensoñaciones. El teatro recoge el mundo de los sueños que a veces se nos olvida y que por fortuna aparece en las miradas de asombro que proyectan lo que siente el corazón.

El teatro itinerante impulsado por La Cachimba, a través del 4to Festival de Teatro sobre Ruedas, narra historias, teje vida, conmueve, lleva magia y esperanza a territorios atravesados por la adversidad. Y no menos importante, fomenta la responsabilidad social tan necesaria en estos tiempos aciagos, para dignificar la vida de las poblaciones más vulnerables.

Así lo constata la jornada del sábado 23 de noviembre en el poblado Miguel Alemán, municipio de Hermosillo, con la presentación de más de 70 artistas escénicos en el marco de la conmemoración del Día Estatal del Jornalero Agrícola, promoviendo el derecho a la cultura y el arte en este segmento poblacional con tantas necesidades no resueltas.

La también llamada Calle 12 se vistió de color y alegría con música, títeres, acróbatas, zanqueros, que fueron recibidos con regocijo y agradecimiento por las familias del campo y población asentada en este territorio agrícola, con una impresionante riqueza cultural y lingüística de sus pueblos originarios y pobladores mestizos provenientes de todas las regiones de México.

El Convite de Carromatos, en cuatro puntos alrededor de la Casa del Jornalero, concentró los esfuerzos de organización y logística / Foto: Cortesía | Agencia Narrativas

Leer también: Fallece el destacado maestro y bailarín aéreo sonorense, Abel Eduardo Corrales Robles

La llegada y posterior acomodo del Convite de Carromatos, en cuatro puntos alrededor de la Casa del Jornalero, concentró los esfuerzos de organización y logística; cada unidad posee un tamaño, estructura y mecánica de armado distinto. Y en cada caso, fueron las compañías las responsables de colocar cada pieza en su lugar. Es una tarea que demandó paciencia, fuerza y precisión de artistas bajo los rayos del sol, pero que contó con la solidaridad de la comunidad. Así vimos como el peluquero de la cuadra permitió conectar la luz al carromato de La Cachimba y pudo ser funcional.

Al festival acudieron jornaleras y jornaleros de campos agrícolas, entre ellos, Los Pocitos, donde actualmente trabajan en la cosecha de la calabaza cabocha. Algunas jóvenes eran oriundas de Chanal y otras de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. También acudieron estudiantes del Cecyte, acompañados de sus maestras, así como familias de los alrededores, y adultos mayores, uno de ellos miraba como hechizado a los actores de La rana en la hamaca, que usaban escafandras y bañadores hasta las rodillas.

La Comparsa Sonora, integrada por estudiantes de Artes Escénicas de la Universidad de Sonora y por el grupo Buena Vibra Social Sound abrieron el Festival con un desfile por la calle principal de Miguel Alemán; dueños de los negocios aledaños, automovilistas y peatones tomaron videos celebrando la bullanguera marcha de personajes representando la fauna y flora sonorenses, capitaneados por un búho y el árbol del mezquite, personificado por una joven actriz. Al contingente se unieron varios jornaleros de Los Pocitos y también un señor muy bailador. La Comparsa culminó su trayecto frente a la Casa del Jornalero, y después interpretó algunas coreografías e invitó a las personas a sumarse al baile con La Yaquesita, por lo que niña, niños, jóvenes y adultos aceptaron gustosos, levantando el característico polvo finito de la costa.

La rana en la hamaca con el montaje Plumas de Pavorreal; interactuó con un gran sentido lúdico, motivando la participación de las niñas y los niños en varios actos circenses, los cuales generaron expectación, risas y aplausos. El clima festivo y los momentos de suspenso fueron creados por el excelente grupo de músicos que integran la compañía teatral. Una de las niñas invitadas al acto acrobático, vendía bollitos y dulces junto con otra niña, había llegado desde temprano, y se fue poco antes de que concluyera el convite. Estuvo muy divertida, en cada obra, sobre todo, en Romeo y Julieta: El amor en los tiempos del tik tok.

Andanzas del desierto, con Lormiga Títeres nos llevó al corazón de la cultura yaqui (yoeme). Leyendas de la etnia, donde aparecen coyotes, tortugas, flores blancas y personajes como Tetabiakte, mantuvieron la atención de las infancias y originaron una que otra expresión por parte de los adultos; por ejemplo, un señor, empezó a gritar ¡“cuira vá”, “cuira vá”! en una de las escenas. Con delicados movimientos apareció el títere de un indio con flecha y enseguida el danzante del venado. Preciosa forma de narrar a las nuevas generaciones el significado de la danza y cómo se compone la indumentaria tradicional.

Durante la jornada del sábado 23 de noviembre en el poblado Miguel Alemán, se presentaron más de 70 artistas escénicos en el marco de la conmemoración del Día Estatal del Jornalero Agrícola / Foto: Cortesía | Agencia Narrativas

Romeo y Julieta: El amor en los tiempos del Tik Tok, con la Compañía Teatral del Norte, conectó muy bien con las infancias y adolescentes, incorporando elementos de las redes sociales y símbolos de la cultura popular. En la primera fila del público varias niñas reclamaron el final de la historia.

Cayendo la tarde, una delicada pieza, Pedro y el lobo, de Jaime Florentino Cía. de Títeres, nos devolvió la ilusión y la ensoñación de la infancia con la historia de un niño y su relación con la naturaleza. Un árbol y el lago son los escenarios, ahí, Pedro, el niño del cuento, convive con los pájaros del bosque, el cual, también tiene peligros que él no alcanza a ver. Un gato, un ganso, un abuelo, un lobo y un cazador, cada uno es representado con una melodía interpretada por un instrumento musical configurando su identidad.

La noche cae, y aunque el cansancio era notorio, el ánimo no desfalleció. Para avivarlo compramos donas con azúcar al señor del triciclo. Nos preparamos para la última función: El alma buena de Sezuán con el Carro de Comedias de la Universidad Nacional Autónoma de México. Símbolo del teatro griego y medieval, el Carro de Comedias acomoda su escenario en la calle 2 de abril, una señora se asomó y sacó una sillita plegable, se la dió a un niño y este se acomodó para ver la representación.

En la obra, tres dioses descienden a la tierra en busca de almas buenas para confirmar que sus mandatos y preceptos divinos aún son válidos. Su búsqueda ha resultado un fracaso, hasta que llegan a la empobrecida ciudad de Sezuán y por fin encuentran a Shen-Te, a la cual le dan la misión de seguir siendo buena a pesar de todo. Sin embargo, esta misión complicará la vida de la joven, pues la llevará a confrontase consigo misma y con su propia condición; ya que algunas veces hacer el bien no resulta una tarea fácil, sobre todo, cuando la vida se presenta tan precaria y contrastante.

El elenco mantuvo el interés del público de principio a fin. La obra tenía una energía desbordante, y lo que cuentan resonó con las historias de la comunidad, sobre todo de las mujeres y las niñas, ya que por un lado, al igual que Sezuán, Miguel Alemán es un lugar donde existe pobreza y marginación social. Así como en Sezuán hay delincuencia, personas vulnerables y las mujeres y niñas son hasta nuestros días víctimas de violencias, por el solo hecho de su género y si a ello agregamos que son pobres, indígenas, y trabajadoras del campo, esta situación se agrava. El mensaje de Shen-Te es muy poderoso:

Nunca más el ser mujer

Nos hará enmudecer

Nunca más el ser mujer

Nos hará obedecer

Nunca más una mujer

Sometida ante el poder

Desde México a Sezuán

Paz, Justicia, Equidad

La Comparsa Sonora abrió el Festival con un desfile por la calle principal del poblado Miguel Alemán / Foto: Cortesía | Agencia Narrativas

¡Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las noticias directo a tu correo electrónico

Tespis, el primer autor y actor del teatro Griego, para escapar de la censura del poder político, adaptó un carromato jalado por caballos o bueyes y lo convirtió en el primer Carro de Comedias de la historia, ahí, junto al Coro y con las obras que había creado, empezó a recorrer los pueblos para representar la vida dentro de la vida. En la edad media el teatro itinerante tuvo una gran aceptación, representaba loas, misterios, comedias, para beneplácito de la gente reunida en plazas, atrios, calles, cualquier espacio abierto.

Recuperando esta milenaria tradición, Roberto Corella y Paquita Esquer tuvieron la visión de ir a cada rincón del estado con los carromatos para compartir la magia del arte y tocar almas. A base de mucho esfuerzo lo han logrado, trabajando en equipo y sumando cada vez más a instituciones, empresas, el Sindicato Salvador Alvarado, el Sindicato Nacional Campesino, Campo Luz Elena y personas interesadas en la felicidad y el bienestar del prójimo.

¡Larga vida al Teatro trashumante de La Cachimba y las compañías de Sonora y de México que se suman a esta aventura!

Foto: Cortesía | Agencia Narrativas

¿Ya nos sigues en WhatsApp? Regístrate con un solo clic en nuestro canal