Paréntesis | Fernando Robles: Trascender desde otras latitudes

A propósito de la exposición inmersiva “Pasiones y razones”, basada en dos colecciones del pintor Fernando Robles, la pintora Maricela Moreno recurre a la memoria para compartir la rica histórica del artista que sigue latiendo en Sonora

Maricela Moreno / Colaboradora

  · domingo 9 de junio de 2024

La pintora Maricela Moreno recurre a la memoria para compartir la rica histórica del artista / Foto: Cortesía | Maricela Moreno

Trascender desde otras latitudes es incorporarse al juego de otros vientos, es aventurar para encontrarse con una eterna infancia, es siempre estar buscando e innovando con la belleza y la fealdad, esta reflexión, podría ser quizás una manera mediante la cual podemos contemplar la vida y la sabiduría del pintor Fernando Robles, originario de Etchojoa, Sonora (1948).

Las latitudes han sido sus latidos: latidos del desierto en su madre tierra envuelto en el juego de sus arenas y el lodo de su tierra protegido por su abuela materna.

Latitudes y latidos de su inquieta infancia iniciando una solitaria travesía a los 14 años, cuando la magia del teatro aparece y hace desaparecer el miedo a las penumbras y fantasmas dejando ser el sótano del Museo de la Universidad de Sonora su refugio; lugar en el cual, desde el año 1964 a 1968 realiza estudios de escenografía e ingresa a el Coro de la Universidad de Sonora.

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Cuando aquel niño llegó a Hermosillo y se aventuró a vivir en el sótano del Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora a los 14 años, nunca imaginó que había llegado al lugar donde se estaba gestando un movimiento cultural en Sonora, un lugar en el que se inició la historia artística para muchos y muchas, un lugar donde la creatividad se hacía presente a todas horas del día, un lugar lleno de magia y conocimiento.

Fernando pudo convivir con los grandes maestros de distintas disciplinas artísticas de aquel entonces y a quienes siempre menciona y reconoce: Marco Antonio Félix, Alberto Estrella, Emiliana de Zubeldía, Martha Bracho, Matilde Suárez, Mario Moreno Zazueta, Oscar Carrizosa y Luis Enrique García. En ese magno recinto, comenzó a tener estímulos en distintas ramas del arte que fueron formando y despertando su creatividad, aprendió Escenografía, Canto, diseño de vestuario, actuación y Pintura.

Foto: Cortesía | Maricela Moreno

La travesía de sus latidos marca otra latitud y en el año 1969 ingresa a la Universidad de Guadalajara realizando estudios de pintura. En el año de 1974, el paso hacia una siguiente latitud se agiganta y es invitado a exponer en Nueva York, un parteaguas en su vida que lo impulsa para continuar en constante movimiento.

Su inquieta mente y espíritu lo llevan a buscar otra latitud en 1976: cruzar el océano Atlántico para llegar a Europa, siendo París la ciudad que habita como si fuera un presagio, un lugar donde todo ruido y voz tendría un eco comunicante con su desierto nativo. Su pintura es entendida y aplaudida por la crítica parisina, Y es así como en el año 1979 el Festival Internacional de pintura en Cagnes-sur-Mer en Francia, convoca a mas de 300 participantes de 30 países y Fernando Robles obtiene el primer premio en este renombrado certamen.

A partir de 1995 y durante siete años, ronda y atraviesa latitudes que formaron su experiencia de vida ya madura y su conciencia humana que no abandona. En esos años de viaje recorrió en bicicleta una ruta que iba desde la Ciudad de México hasta la Patagonia.

Sin duda, el espíritu lo encontró en las piedras, en los seres y en los cerros, todos hablaron, nada enmudeció, todo nutrió el vivir y el responder bajo el cansancio y el peligro. Ahora, le corresponde todo en ese transitar que aún le vive.

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Palabras de Fernando Robles

Nunca me he enojado con nadie, tengo una gran conciencia de lo que es la armonía y ese poema que es saber el equilibrio de la vida.

Soy profundamente afortunado, estoy muy agradecido con la vida, son cosas muy fuertes a pesar de que mi obra es muy ingrata.

Siempre he sido muy frontal, es el carácter de toda esa gente que me ha formado.

La generosidad de los demás ha sido siempre la Flor de mi Corazón.

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