Paréntesis | “Las personas archivistas son guardianes de la memoria”

Para Patricia Ríos García, presidenta de la Red de Archivistas de Sonora, hay más conocimiento sobre la archivística en Sonora y tiene un buen nivel en México

Juan Carlos Holguín / Colaborador

  · domingo 25 de agosto de 2024

Patricia Ríos propone que la Universidad de Sonora abra una especialidad en Archivística / Foto: Cortesía | Juan Carlos Holguín

En esta cuarta entrega de “Las mujeres en los archivos de Sonora”, traemos la entrevista realizada a Patricia Ríos García, una de las mujeres pioneras en la archivística en la entidad, quien ha formado, directa o indirectamente, a varias de las personas que actualmente laboran en archivos. Es conocida y reconocida, tanto por su trayectoria como por su desempeño, por casi todas las personas que, de una u otra manera, tienen que ver con los archivos en Sonora, y no me refiero a archivistas únicamente, sino a contralores, alcaldes, historiadores, directores de planteles educativos, entre otros; así como también por autoridades archivísticas nacionales, como el propio Archivo General de la Nación.

Contadora pública y maestra en administración por la Universidad de Sonora, Paty, como le decimos quienes tenemos contacto con ella, laboró por espacio de 25 años en el archivo de la Máxima Casa de Estudios, del cual fue una de las fundadoras, y lo llevó a la consolidación y prestigio del que goza actualmente a nivel estatal y nacional.

Los inicios

Su acercamiento con los archivos se dio en el tiempo en que laboraba como coordinadora administrativa del Departamento de Historia y Antropología de la Unison, a mediados de los años noventa. Por entonces, acudía como maestro invitado el doctor Humberto Monteón González, quien impartía la materia “Fuentes para la historia” y dentro de esa clase, inició proyectos de rescate de archivos municipales, donde Paty comenzó a involucrarse en la parte operativa, gestionando recursos y haciendo investigaciones básicas sobre el municipio en cuestión. En esas labores de rescate, en un evento en Nogales, “el rector se encontró al Dr. Monteón y luego de felicitarlo por sus actividades en los municipios le dijo ¿y por qué en la universidad no se ha hecho?”

Nos cuenta Paty que comenzaron a trabajar en ello y que surgieron dos proyectos “un grupo de estudiantes de historia presentó un proyecto, pero solo tenía la finalidad de salvar el archivo histórico, nada más, mientras que el proyecto del Dr. Monteón era todo el Sistema Integral de Archivos (como se le llamaba antes), porque él se dio cuenta de que en las instituciones donde solo había archivos históricos, quedaba desvinculada la parte administrativa y finalmente la parte administrativa es la que posteriormente se convierte en archivo histórico.”

A nuestra entrevistada le correspondió la parte de la administración del proyecto, donde también participaron los maestros Trinidad Chávez y Arturo Valencia. Iniciaron con un diagnóstico en la universidad, donde visitaron todas las oficinas para ver cómo estaban los archivos, y nos dice “no había nada organizado, era solo correspondencia enviada y recibida, se dificultaba la integración de expedientes y la búsqueda de información, también nos dimos cuenta que las personas destruían documentos sin previa valoración.”

Los archivistas tienen que durar al menos cinco años, considera Patricia Ríos, respecto a la rotación de personal en cada administración / Foto: Cortesía | Juan Carlos Holguín

La creación del Archivo Universitario

El Archivo Histórico de la Universidad de Sonora nació formalmente el 24 de febrero de 1999, “el nombre de archivo histórico se le dio porque es la cerecita del pastel, es la parte final, pero siempre se pensó en un sistema integral de archivos, desde el origen o producción del documento, pasando por concentración y finalmente archivo histórico”, nos explica. De la fundación del archivo, nos comenta que el acuerdo se anunció por el propio rector, Jorge Luis Ibarra Mendívil, y que todos quedaron impresionados “porque desafortunadamente en un principio no se creyó en el proyecto, entonces ya que lo anuncian es cuando empieza toda la formalidad para la creación de la estructura administrativa y gestionar el rescate de los primeros archivos.”

Si bien a Paty le correspondió toda la organización administrativa (conformar la parte de la estructura, el organigrama, los manuales, presupuestos, etc.), comenta riendo que “desde el principio éramos todólogos… Primero comenzamos capacitándonos con diplomados y talleres y, a su vez, nosotros capacitamos al personal.” De esos primeros años, Paty señala que “las administraciones de Jorge Luis Ibarra y Pedro Ortega se puede decir que fueron las mejores para el archivo… luego hay cambio de administración y no se entiende bien la necesidad de un archivo en la universidad y es cuando lo ubican en la parte cultural, pero no es propiamente una función cultural la del archivo.”

“Los altos mandos en las instituciones suelen ser los más desinteresados en la organización y custodia de los archivos” / Foto: Cortesía | Juan Carlos Holguín

Profesionalización

Creado el archivo, los primeros cinco años se desempeñó como coordinadora de área, no sería sino hasta 2004 cuando le fue otorgada la subdirección, el puesto más alto dentro del organigrama, mismo que desempeñó hasta su jubilación en febrero del presente 2024. De sus primeras actividades ya con este cargo, nos dice: “Ya en la subdirección hicimos una reestructura en el organigrama, manuales de organización y de procedimientos; realizamos los instrumentos de control y consulta y establecimos mayores controles y todos los procedimientos de cada área.”

A la par que se robustecía y se profesionalizaba el archivo, Paty hacía lo propio al cursar y titularse como maestra en Gestión Documental y Administración de Archivos por la Universidad Internacional de Andalucía en Huelva, España. Es importante señalar que esta profesionalización le valió, como se dijo al inicio de este texto, encabezar un grupo de personas que a la vez han capacitado/profesionalizado a decenas de hombres y mujeres que actualmente se desempeñan en diversos archivos. Es, por tanto, en esta época que el Archivo General Universitario se convierte en el centro archivístico de Sonora, desde donde se irradia no solamente el conocimiento, sino también la sensibilización respecto de la importancia de los archivos, es decir, toma, hasta cierto punto, el papel que debió desempeñar desde ese momento el Archivo del Estado.

Guardián de la memoria

Paty es una convencida de que la profesionalización y capacitación de las y los archivistas es medular para un buen desarrollo archivístico del país y del estado, para ella una archivista “debe ser una persona que tenga amplios conocimientos, aparte de la especialidad y la técnica, debes tener cultura general, manejarte con discreción, ser una persona confiable, proactiva y propositiva, y ser un promotor de lo que es el patrimonio documental. Te conviertes en guardián de la memoria.”

El archivista es guardián de la memoria, pero también, y atendiendo a lo que ella misma comenta, es guardián de los derechos de la ciudadanía, porque como ya se ha comentado en entrevistas anteriores, los archivos no son solo históricos, así, nos dice:

“El mayor valor es que los archivos son el patrimonio documental de una institución… pero sobre todo debes de gestionarlos desde un inicio para que te sirvan para la buena administración, si tu gestionas los documentos correctamente tendrás archivos administrativos actualizados, organizados, clasificados, ordenados, descritos, [lo cual] te va a servir para asegurar el acceso a la información, la transparencia, la rendición de cuentas, la protección de datos personales, la anticorrupción, la fiscalización y el gobierno abierto… y sobre todo para formar la identidad, en este caso, de la comunidad universitaria.”

Sensibilización de autoridades

Al ser cuestionada sobre los principales retos a los que se enfrenta la archivística en Sonora, contesta sin titubeos que es la sensibilización de las autoridades “porque si las autoridades no dicen “hágase el archivo” el archivo no se hace”, comenta riéndose, a manera de broma y de cruda realidad, porque es cierto que, aunque por ley los archivos deben organizarse y conservarse, es siempre una lucha constante entre los interesados en su conservación y la indiferencia. Desafortunadamente, los altos mandos suelen ser los más desinteresados en la organización y custodia de los archivos, no obstante, y como Paty bien lo señala “deberían ser los más preocupados, los más interesados, porque la Ley General de Archivos indica en su artículo 16 que el responsable del archivo institucional es el titular del sujeto obligado, y muchas veces ellos desconocen eso, entonces no le han dado la importancia, por lo tanto, es muy difícil avanzar de abajo hacia arriba.”

"Hay más conocimiento sobre la archivística en Sonora y tiene un buen nivel en México" / Foto: Cortesía | Juan Carlos Holguín

Con relación a los retos que ha enfrentado, en tanto mujer, al igual que las anteriores tres entrevistadas, su contestación fue negativa. Menciona que afortunadamente en su vida laboral no ha sufrido ningún tipo de misoginia, o al menos nunca la ha percibido, porque ha logrado, con las dificultades típicas de presupuesto o desinterés de altos mandos, colocar en alto el nombre del archivo universitario. Ella lo atribuye a la personalidad y a las habilidades con las que se ha desempeñado:

“Depende mucho de la personalidad de quién esté a cargo del archivo, en este caso de la mujer al frente del archivo, nosotros como cabezas del sistema o como coordinadoras de archivos tenemos que tener esa habilidad de gestionar… tienes que solicitar y que te digan por escrito por qué no se puede, no dejarlo a la suerte de uno, sino gestionar para lograr que el archivo tenga el recurso humano, el presupuesto, la infraestructura, los insumos, etc., entonces depende mucho de la personalidad de la mujer que esté al frente.”

Su mayor éxito

Al interrogarla sobre su mayor éxito en su vida laboral, llama la atención que, si bien inició hablando en primera persona, inmediatamente empezó a utilizar el plural (tenemos, hemos, nosotros), es decir, y así lo interpreto yo, si bien sabe que gran parte de lo logrado ha sido debido a su entrega y dedicación, es consciente que al final de cuentas es resultado del equipo que se conformó, casi todo de mujeres, por cierto, en el archivo universitario. Pero leamos en sus propias palabras:

“Considero que dejé las bases para el Sistema Institucional de Archivos de la Unison. Tenemos los instrumentos de consulta y control, documentos que deben estar en permanente actualización cada vez que haya un cambio. Tenemos los procesos definidos: lo que se hace en un archivo de trámite, de concentración e histórico. Hemos logrado que tenga [el archivo universitario] un reconocimiento a nivel nacional, que nos han tomado como ejemplo, que las instituciones se acercan a nosotros a pedir asesoría o capacitaciones, incluso se han logrado diplomados…. Claro que todo es perfectible y de mejora continua, pero están las bases.”

La semillita en Sonora

Respecto de la situación que guarda la archivística en Sonora, que ha sido lenta pero constante, Paty considera que “tenemos la semillita”, en gran parte gracias al trabajo realizado en y desde la Unison, que se convirtió en epicentro de la archivística en la entidad. “Creo que desde que nosotros empezamos, y empezamos también a compartir los conocimientos con otras instituciones, con otro personal, se ha mostrado un poco más de interés”, sentencia.

Desde entonces, nos dice, “hay un poco más de conciencia, más de conocimiento. Falta mucho por hacer, sí, pero pienso que Sonora tiene un buen nivel en comparación con otros. A partir de que se integra la Red de Archivistas de Sonora [de la que es una de sus fundadoras y actual presidenta], hemos tratado de que ese grupo reciba la información, conocimientos y capacitación para poder seguir avanzando en su desarrollo académico, archivístico y laboral… y aunque no tenemos una licenciatura, o maestría, o especialidad en la región noroeste, la Unison ha sido pionera en la impartición de cursos, talleres y diplomados en el rubro archivístico, no te puedo decir que está consolidado, pero al menos hay más interés”.

Esa semilla, debe, de acuerdo a su apreciación, regarse y abonarse con las capacitaciones y el desarrollo de las competencias laborales y el servicio profesional de carrera, así, nos dice, “en la medida que vayamos avanzando en el conocimiento teórico-práctico de la gestión documental, en esa medida vamos a ver el desarrollo de la archivística en Sonora. Es muy importante la formación y capacitación en todos los niveles: operativo, mandos medios y directivos.”

¿La creación de una escuela de archivos?

Si ella pudiera pedirle algo a las autoridades, nos dice que sería “ya no digamos la creación de una licenciatura, al menos una especialidad, para que haya una evolución de la archivística en Sonora”.

Lo anterior no solamente sería benéfico para la gestión documental, sino también para la gente que labora en los archivos, porque al profesionalizarse también se les dignifica: “Les pediría a las autoridades que todas las instituciones educativas ofrezcan estos programas de estudios, en la medida que la gente se vaya profesionalizando van a poder tener mejores ingresos, porque lo sueldos de los archivistas son muy bajos porque no tienen una formación académica, en la medida que la vayan adquiriendo van a poder acceder a mejores sueldos”.

Otro aspecto importante que les pediría, y que es algo que por cierto se planteó en la última reunión del Consejo Estatal de Archivos, es lo relativo a la alta rotación de personal “porque cambia una administración y cambian a los archivistas. Los archivistas tienen que durar al menos cinco años, porque apenas es cuando puede haber un producto y esa alta rotación ha dificultado el avance en los archivos, porque la curva de aprendizaje es larga”, señala.

A los ciudadanos… que utilicen los archivos

“A la ciudadanía le pediría que utilice los archivos, porque finalmente la información contenida en los archivos es para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, y ellos por ser archivos públicos tienen todo el derecho de solicitar la información y utilizar los archivos para generar conocimiento. En el caso del ciudadano común los archivos sirven para ayudarlos en cualquier trámite y para que pidan cuentas, porque en ellos se ve reflejado qué hace el gobierno, cómo lo hace, cuánto gasta, quién lo hace, y ahí verdaderamente es cuando se daría la democratización de la información.”

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Para finalizar, es preciso mencionar que Patricia Ríos, y su equipo de trabajo, mujeres inteligentes, preparadas y empeñosas, que han posicionado el Archivo General Universitario, han sido unas grandes aliadas y apoyo en el trabajo que se ha realizado en estos últimos tres años -casi- en el Archivo del Estado. Ellas han colaborado con sus conocimientos y habilidades para la capacitación de personal, realización de reglamentos, asesorías, y forman parte como invitadas constantes a las reuniones del Consejo Estatal de Archivos.

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