Paréntesis | Momentos para recordar 

Siempre dispuesto a entablar una conversación fundamentada de los avatares de la vida, así le recuerda Sol Fontes, comunicóloga y promotora cultural

Sol Fontes Real / Colaboradora

  · lunes 22 de julio de 2024

Luis Rey Moreno Gil fue un personaje importante dentro del ámbito cultural sonorese por más de 50 años / Foto: Cortesía / José Luis Jara

Por allá a principios de los 90, en mi novel carrera de periodista cultural, cada que me presentaba en algún evento, decía: mucho gusto, soy Sol. ¡Ah!, ¿eres la hija de Luis Rey? No, yo soy Sol Fontes y la hija de Luis Rey es Sol Moreno. Aclarado el punto, me sentía entonces parte del colectivo y como pez en el agua.

A Luis Rey Moreno Gil no tardé en conocerlo; en escucharlo y maravillarme. En darnos un abrazo como si siempre hubiéramos sido familia, lo cual por un tiempo fue cierto, debido a mi relación con uno de sus sobrinos y por lo que me gané el derecho de casi llamarlo tío.

Coincidimos en múltiples ocasiones en conciertos, manifestaciones, presentaciones de libros, marchas, en el Canal 8 de Televisión Universitaria de la UniSon, en Radio Universidad, en los pasillos de rectoría y en los bares como La Bohemia.

Él, siempre dispuesto a entablar una conversación fundamentada de los avatares de la vida; de las injusticias por las que su poderosa voz se alzaba y dejaba atónitos a quienes tuvimos el privilegio de escucharlo.

Era un poeta en toda la extensión de la palabra, al grado que el grupo musical “Gajos de Luna” escogió el título de una de sus creaciones para nombrar a la banda y de esta manera rendirle homenaje en vida. Él se hinchaba de orgullo.

Foto: Cortesía | @luisrey.morenogil

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En Horas de Junio, un encuentro hispanoamericano de escritores que se realizó por años en nuestra ciudad y en el cual se reunía lo mejor y lo más progre de la literatura latinoamericana, Luis Rey fue pieza clave de cada una de sus emisiones.

Su presencia como lector, maestro de ceremonias, intérprete y organizador, sin duda lograron que este evento, tuviera repercusión en cada uno de los participantes y en la comunidad que acudía a deleitarse de la obra literaria de mujeres y hombres de letras y canción.

Con solo escuchar las cuerdas de una guitarra, Luis Rey hacia alarde de su majestuosa voz; entonando sobre todo aquellas melodías de protesta y cuyo contenido echaba por tierra a los agachados, los vendidos y los avorazados.

Durante los últimos años decía que ya no tenía voz, que le batallaba, pero una vez entrado en calor, sacaba de su pecho el tenor que cobijaba bajo su frágil figura y su blanca cabellera.

Su casa siempre estuvo abierta de día y de noche para dar la bienvenida al cantante incipiente, a la bailarina profesional, a aquel chiquillo tímido que quería hacerse notar y compartir sus relatos; a todos y cada uno de quienes quisimos pasar una velada donde Luis Rey era el anfitrión y también el protagonista de momentos imborrables de trova, trago y pasión.

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También era amante de los animales y eso fue motivo para coincidir nosotros por última vez. Había rescatado a un perrito de la calle y me llamó para buscarle hogar, cosa que hice con mucho amor. Logré contactar a una adoptante y cuando teníamos que entregarlo, mi querido Luis Rey no quería soltar al cachorrito y lo abrazaba llorando a rienda suelta como si lo hubiera criado y solo llevaba un día con él. Nuestra adoptante casi se arrepiente de su solicitud, mientras yo conseguía convencer a Luis de que era lo mejor para todos y así fue.

Me duele su pronta e injusta partida y sé que el hueco que deja su ausencia será imposible de llenar; se le va a extrañar tanto porque ha partido el poeta, el cantor de poderosa voz, el amigo cariñoso, el tío de muchos; el hermano, el papá, el abuelo, el trovador.

Descansa en paz querido y que suene tu voz desde las alturas y por siempre. Aquí tus Soles, tus Alondras, tus Susanas, tus Fidelias, tus Pattys, tus Sandra's y tus Marcia's te vamos a recordar el resto de nuestras vidas.

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