El espectro de virtudes que la cultura es capaz de desplegar surge tanto de circunstancias venturosas, como de condiciones de vulnerabilidad ante las cuales sus herederos y detentadores deben ser capaces de remontar, si su empeño es preservar tal cultura como fuente de su identidad. Ante esta misión primordial, una evaluación del estado de lo que hemos convenido en llamar “patrimonio cultural” comprende, en términos generales, los espacios de la cultura (casas o centros culturales, centros culturales comunitarios, museos y galerías, bibliotecas, archivos históricos, teatros y auditorios); el entorno, como un gran acervo en sí mismo (monumentos históricos, artísticos, monumentos cívicos, y sitios de valor histórico, bio-cultural y ecológico); el acervo artístico (presente en la imagen urbana, en colecciones privadas, en acervos de galerías y museos), y el universo del patrimonio cultural intangible (música y danzas tradicionales, gastronomía, medicina tradicional, arquitectura vernácula y territorialidad, etc). En Sonora, tan vasto panorama se encuentra en una coyuntura inédita en la que su integridad se encuentra en riesgo.
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Las sociedades requieren de sitios que funcionen como vehículo para el conocimiento de la diversidad humana y natural; infraestructura cultural y educativa que resguarde y permita la difusión de sus acervos culturales y de sus progresos científicos.
Un medio para identificar la infraestructura cultural de Sonora es el Sistema de Información Cultural (SIC) de la Secretaría de Cultura, no obstante que sus registros se sustentan en una endeble metodología. De cualquier forma, se advierte el encomiable hecho de que el panorama es mayor del que se percibe desde el sentido común. Aunado a ello, sin embargo, se padecen dos anomalías: una falta de percepción ciudadana debida en parte a la deficiente difusión de los espacios, y otra, el abandono real o cierre temporal o definitivo de varios de los sitios, sobre todo oficiales, así como creación de nuevos espacios en tiempos recientes.
De acuerdo con los registros del SIC, la entidad cuenta con: auditorios (49), casas y centros culturales (55), bibliotecas municipales y estatales (50), bibliotecas de la Dirección General de Bibliotecas (153) y museos (42). Existen además, en segundo término en cuanto a cantidad, y siendo sitios de actividad productiva o empresarial algunos de ellos: archivos históricos (29), casas de artesanía (14), complejos cinematográficos (23), galerías (20), librerías (22) y teatros (23).
En cuanto a la adscripción de los distintos tipos de sitios, algunos son oficiales o públicos, otros privados, hay comunitarios, y también pertenecientes a organizaciones civiles.
El rubro de casas y centros culturales aglutina espacios de temáticas diversas y hasta disímbolas. En las regiones yaqui y mayo es donde se realizan las principales acciones de promoción cultural comunitaria, ya que se cuenta con los Centros de Cultura de la DGCPIU. En el resto de las regiones no se ha cumplido este objetivo, debiéndose esta irregularidad a la carencia de infraestructura y/o personal encomendado a estas labores fundamentales para el fomento cultural y la persistencia étnica.
Los museos y galerías de Sonora son espacios diversos tanto en su arquitectura y equipamiento como en sus temáticas. En el estado se ubican 42 museos, siendo de dos tipos en cuanto a sus contenidos: histórico-etnográficos, y de arte. Existen espacios culturales y bibliotecas que eventualmente funcionan como galerías, o disponen incluso de un espacio permanente para exposiciones, pero son finalmente sitios cuya función principal no es la museográfica ni la exhibición de colecciones u obras de arte. Los espacios propiamente museográficos, que tienen pleno ejercicio de curaduría, exhibición y formación, pertenecen a instancias públicas –entre ellas la Red Estatal de Museos del Instituto Sonorense de Cultura–, les respalda un organismo civil y/o son comunitarios, o tienen carácter privado.
La ausencia de una política cultural, así como de una manifiesta estrategia de austeridad financiera, han determinado el deterioro de los inmuebles museísticos y de la limitada disposición de recursos para su operatividad.
Las galerías de Sonora son tanto públicas como particulares. Las de carácter privado por lo general son también academias y/o estudios que incluyen un determinado espacio para exposición. Su florecimiento ha sido consecuencia del retraimiento de la gestión oficial del arte. El conjunto identificado por el SIC es de 20 galerías, conformado por espacios de Cajeme, Hermosillo y Nogales. A este conjunto deben añadirse espacios privados recientes, o no registrados, como Estudio Casa Creativa, Distrito 60, entre otros.
Las bibliotecas públicas del estado de Sonora tienen como marco formal a los ayuntamientos, al Instituto Sonorense de Cultura, y a la Dirección General de Bibliotecas, perteneciente a la Secretaría de Cultura. Dicho espectro, valioso por sus acervos, pero con notorio rezago en equipamiento y altibajos en su servicio, está conformado por 50 bibliotecas y 153 bibliotecas dependientes de la Dirección General de Bibliotecas, de la Federación.
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En la entidad se encuentran 49 auditorios y 23 teatros. Este tipo de espacio, con carácter de tribuna o ágora, más allá de su eventual condición arquitectónica sobresaliente, por sí mismo no guarda mayor valor hasta que este es puesto en práctica por las disciplinas escénicas, por lo cual, las cantidades nos permiten advertir una limitada disponibilidad; es en tales foros en los que habrían de desplegar su esplendor el teatro, la música, las humanidades y el pensamiento social.
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