La poesía nació con el ser humano en su estado más puro: la contemplación por sí misma. Todo principio humano es poético porque lo funda su necesidad humana de comprender de otra manera el mundo que lo rodea y lo trasciende. La poesía no surge como una explicación porque su función no es útil de esa manera, su función es otra: alejar al ser humano de su vulnerable mortalidad. La poesía es la salvación absoluta porque es una metafísica fundacional: el ser la habita en su dialéctica entre el poema y la poesía: forma y contenido, siempre en devenir.
Si le arrebatamos al hombre la poesía quedaría huérfano de sí mismo. Habitaría un mundo cuya materialidad sería terriblemente humana: la poesía es la que lo lleva a soportar dicha materialidad al liberarla de su objetividad y condensarla en el cuerpo mínimo y absoluto del poema. El poema nos permite trascender incluso la materialidad del lenguaje pues al leerlo en voz alta -siempre el poema debe leerse en voz alta- el hombre se vuelve uno con el poema y la poesía. De manera paulatina nos alejaron de la poesía y, con ello, de nuestra humanidad. La poesía es salvación constante en un mundo que no deja de cambiar por la obsesión consumista de un sistema deshumanizado. No consumamos poesía: seamos poesía para dejar de consumirnos a nosotros mismos y trascender nuestra existencia.
Lee también: Paréntesis | El arte de morir: libros y películas sobre la muerte
El devenir del cuerpo, acercamiento a Heráclito
Porque todo cambia,
hay que morir el cuerpo,
amenazado de soledad
y esperanza.
Las manos sacuden el alma,
la piel sacude el viento.
Hay que morir el cuerpo,
en lo inmediato:
en la voluntad de las cosas:
el cuerpo que muere,
porque todo cambia.
Manual de medicina
He muerto
He muerto tantas veces
como en esta nueva despedida
con los ojos cansados del diluvio
con el vacío quejumbroso de esta casa
donde cada mueble es un viejo fantasma
acechándome
un reproche
para
mi
vida
solitaria,
Gloria del Yaqui
Tiempo de silencio
Sin título
Ya la muerte habrá de levantarme
y en su potro marino
de una vez por todas.
Vendrá a quitarme todo:
La textura carnosa de la fruta,
mis horrores nocturnos y mis fiebres,
esta mano temblante que se cuela a un sexo,
esos dientes de una muchacha que aún no quiero.
Pero mientras tenga aquí
unos buenos zapatos, una camisa y una pluma
seré su más batalloso contrincante
poniendo desde aquí a cada corazón
anémonas y pajaritas gordas,
el aroma monumento de las panaderías
este amor tan simple como el barrer parejo.
Jorge Ochoa
Viento difunto
La muerte principia al nacer
y la muerte muere al morir
en la muerte renace la vida
la fuente fluye con un lamento
de agua que en la luna se desgrana
es una gran pupila el surtidor
pupila tendida sobre el infinito
y la luna se desangra por ese ojo
de muerte anticipando sabidurías
la inmortalidad de la muerte está
en ojos de amaranto de un gran amor
a dónde se van a dónde se va
el sonido cuando se pasa
la luz cuando se sigue
el perfume cuando se vuela
el crepúsculo cuando se borra
los versos que no se escriben
y los sueños cuando se acaban
Recibe noticias, reportajes e historias directo a tu celular: suscríbete a nuestro canal de WhatsApp
Mosén Francisco de Ávila
Tagmar del mar
¡Regístrate y accede a la edición digital de nuestro semanario