Ivonne J.G. Pacheco Velarde, licenciada en Literaturas Hispánicas por la Universidad de Sonora, maestrante de Literatura Hispanoamericana en la misma universidad y promotora de literatura, nos comparte una reseña del libro Imperio, de Julia Melissa Rivas Hernández, presentada el pasado 6 de marzo en el 60 aniversario del programa de la Licenciatura en Letras Hispánicas.
Y ¿quién es Julia Melissa y por qué construyó un imperio?
Pues resulta que cursó la Licenciatura en Artes Plásticas y en Literaturas Hispánicas en esta misma escuela que está de aniversario. En Wikipedia dice que es correctora de estilo, maestra y traductora mexicana. Ha sido beneficiaria en diversas becas estatales. Fue ganadora del reconocimiento del Pitic Alonso Vidal 2010, género poesía. Obtuvo el segundo lugar en el Premio Nacional de Cuento de Villa Zaachila, Oaxaca (2017). Fue la ganadora de los Juegos Florales Lagos de Moreno 2018, categoría cuento y ganadora de VII Juegos Florales Nacionales Toluca “Horacio Zúñiga” 2019. Ganadora del Certamen Nacional de Poesía de los XL Juegos Florales Nacionales Universitarios, 2022. Ganadora del Concurso del Libro Sonorense 2023, género poesía.
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El día de hoy estamos aquí ya que resultó ganadora del II Premio Nacional de Poesía Joven Raúl Rincón Meza, 2021 con este su Imperio que es el protagonista de esta reunión, honrémoslo.
En las palabras de las que la admiramos, es una mujer sonorense que posee más de un par de dones que ha sabido encauzar y compartir con quienes la seguimos. En las palabras de alguien interesada por la investigación de los procesos escriturales de las mujeres es una escritora que esperamos sea incluida en los estudios de literatura mexicana contemporánea de esta y otras universidades.
He aquí un acercamiento respetuoso al Imperio de la poeta. El amor corona el poemario, otra vez leemos la dedicatoria al hombre con quien sigue habitando la casa, su colega, su compañero Manuel Parra Aguilar. Otra vez, seguramente encontrándose entre las
habitaciones que son. Seguidamente el espíritu de Clarice Lispector se hace presente. Así, breve primero, como un fantasma juguetón que nos avisa que arranca la experiencia. Son dos epígrafes y luego dos más, Clarice Lispector con la mano de Julia Melissa revive, reencarna, grita.
A Rivas Hernández le pareció prudente construir su imperio en tres partes. “Jamás se escribe de lo que se conoce. / Nunca se escribe de lo que se vive (16)”. De estas tres partes, la primera sin aviso, ¡pum!, salta a los ojos: “Salvo de noche” cuando ella ya se adueñó de nosotras para revolcarnos en sus versos.
El lenguaje, las palabras, las cenizas, el fuego, el pan, los viajes, el tiempo, el ser mujer son los temas que atraviesan de inicio a fin el poemario, como recordatorio constante de que todo es un proceso, todo es un ciclo. Cocinar, comer, arder, terminar en cenizas y volver, salir, salir como fantasma de entre los dedos de la escritora. “Sé de muchachas que en su asombro encienden lámparas en la/ oscuridad;/ conozco chicas que, codiciando, han acariciado la eternidad (19).”
La segunda parte se nos anuncia con una entrada “Casi de verdad (33)” en la que los versos se nos extendieron, se unieron tanto que se convirtieron en prosa poética. La fascinación de leerlos te lleva a llorar, te lleva a Brasil, te lleva al pasado “Esta ciudad es la ausencia donde cada esquina, cada doblar de calles, celosa, aguarda un posible encuentro con lo esperado (34)”
Me pregunto si en este imperio Melissa está siendo vehículo de Lispector o si Lispector escribió por Julia Melissa, sagitarias las dos, cómo saberlo si “Hora de la vivencia es esta, por si acaso lo digo (37)”, dice Julia Melissa.
Se percibe la presencia de un par de voces o un par de tiempos o un par de vidas, qué sé yo, pero aquí en la segunda parte se percibe un desdoblamiento. Difícilmente se podría expresar lo que se siente con las sensaciones ya conocidas. No hay referencias o no las conozco, pero segura estoy de que la voz poética trae un eco.
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Finalmente, para Julia Melissa Rivas Hernández se tiene que “Saber que se está viviendo (49)” y con esa frase empieza el final. Es en la tercera parte que nos encontramos 25 poemas con las voces de los otros, y los niños y más viajes y Buenos Aires, y Madrid y Brasil, siempre Brasil. Con Hilda Hilst y Affonso Romano de Santa Anna con Clarice Lispector, siempre Clarice. Para ese momento ya no es hoy “Y fue la hora del pastel y de las galletas, / de la humildad dentro de lo cotidiano/ dentro de lo movible, como lo es todo (70).” Para ese momento ya el imperio de Julia Melissa nos movió, se levantó y derrumbó.
Agradezco la oportunidad de la poeta y de la Escuela de Letras de poner en este espacio la literatura de una exalumna, brillante como lo son todas. Es un honor para mí dialogar con una escritora del presente, del pasado y con mucha esperanza, también del futuro.
Muchas gracias, Julia Melissa Rivas Hernández.
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