Los pasados días 12 y 13 de mayo, se presentó en Andamios la obra de teatro de sombras “Invivo”, de la compañía Pharos Teatro de Sombras, única en su tipo en Sonora, la cual fue fundada por Cristina Bátriz, creadora de las siluetas (que por sí mismas constituyen una maravillosa instalación artística) y la lúcida sombrista de esta puesta en escena (así también como productora); Fidel Rojo se desempeña como apoyo técnico; Nayeli Sedano es la gestora cultural, y Juan Carlos Valdez es el dramaturgista de este talentoso equipo de trabajo artístico.
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Esta propuesta dramática se aleja radicalmente del tradicional teatro de sombras chino, que generalmente posee un acercamiento más infantil y estático de sus temas; en este sentido, “Invivo” es una representación madura que aborda el tema del amor y cómo este desencadena un viaje de introspección hacia el reconocimiento propio o a la franca locura, a la búsqueda de los demás y al extravío de uno mismo en un mundo que parece estar a punto de ser destruido, bajo la amenaza constante de fuerzas inconscientes y de presencias monstruosas que derivan de la soledad y de la enajenación personal.
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“Invivo” se destaca por crear una experiencia sensorial única: aquí desde el primer momento te encuentras sumergido en la oscuridad y te ubicas al centro del escenario, rotando o situándote donde te sientas más cómodo para apreciar el despliegue de las sombras en las paredes y en el techo, u observar la forma de trabajo de la sombrista; ello permite percibir a esta obra en sus múltiples dimensiones como una instalación artística de museo, ya que mezcla, además de dramaturgia y narrativa, artes plásticas, animación en vivo, música y algo de “happening” (sin mencionar el aspecto ecológico, ya que la mayoría de los objetos son reciclados), todos estos elementos le otorgan una gran carga mística y un aura innovadora, pero sobre todo la dotan de una originalidad conmovedora compuesta de múltiples capas, todas igualmente fantásticas y llenas de una belleza apabullante.