La historia de Sonora, particularmente de Hermosillo, guarda el nombre de una persona que fue muy querida, se trata Juan Navarrete y Guerrero, ¿lo recuerdas?
Quizás su nombre lo relacionas solamente con un bulevar, o con una figura religiosa; pero, su obra fue más allá de esto último.
Monseñor Navarrete, como muchos lo recuerdan o mencionan, hizo obra pastoral y social, se enfrentó a un político poderoso y dejó un legado importante.
¿Quién fue Juan Navarrete y Guerrero?
Nacido en Oaxaca, Oaxaca, en 1886, Juan Navarrete y Guerrero fue el primer arzobispo de Hermosillo, y el décimo cuarto de Sonora, fue ordenado como tal en 1919, y fue el fundador del primer seminario que hubo en esta ciudad.
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Anteriormente había trabajado en Aguascalientes, pero fue desterrado; fue objeto de una persecución religiosa, tuvo que refugiarse en Estados Unidos y luego viajó a Roma.
En Sonora, también fue víctima de lo que se conoció como Guerra Cristera en tiempos del sonorense Plutarco Elías Calles como presidente de México. Volvió a salir del país, refugiándose en Arizona.
El tercer destierro de Navarrete fue durante otra persecución religiosa, que se ordenó por gobernador Rodolfo Elías Calles. Al líder religioso lo quisieron “vetar” por oponerse al límite de sacerdotes en la diócesis. Esto le costó cinco años de huir por territorio sonorense, incluida la sierra, para mantenerse a salvo.
El pasaje que más se ha mencionado de esta persecución fue la que se registró en un predio en la sierra, identificado como Los Ciriales, en donde estuvo acompañado de varios seminaristas, mientras eran buscados por militares.
Al terminar el destierro y volver a la Arquidiócesis de Hermosillo, ya tenía dos seminaristas (sin un edificio propiamente), luego fueron cuatro y llegó a tener 70.
Sobre este personaje hay un libro que narra la historia suya desde que llegó a Sonora. Entró por Nogales, con cámara fotográfica en mano; el único “pero” que le pusieron era que estaba muy joven, característica que, dijo, se le quitaría con el tiempo.
Inspiración para un libro
Cruz Acuña Gálvez es el autor de esta obra histórico-biográfica Juan Navarrete y Guerrero, medio siglo de historia sonorense; fue discípulo y sacerdote del arzobispo oaxaqueño.
Cabe recordar que, entre parte del legado que dejó Juan Navarrete a los hermosillenses, y sonorenses, está lo que hoy se conoce como Instituto Kino, donde el también padre Pedro Villegas concretó la obra propuesta por el arzobispo a principios de los años 50, de cuidar y educar a niños en condiciones adversas.
En sus obras sociales fundó escuelas católicas, hospitales y hospicios para ancianos, a quienes visitaba, y se retiró a la vida privada a los 82 años; murió a los 95.
La casita donde vivía, cerca del Parque Madero, ha hecho las veces de museo en su memoria; está ubicada en la calle Pedro Villegas Ramírez # 42, en la colonia San Juan.
Ahí se conserva todo como él lo dejó, desde sus libros de estudio y consulta, los trastes donde comía, hasta sus pantuflas a un ladito de la cama.
El sucesor de don Juan Navarrete en Hermosillo fue Carlos Quintero Arce, después José Ulises Macías y actualmente este cargo lo ocupa Ruy Rendón Leal.
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El arzobispo, quien murió en Hermosillo, tuvo un hermano sacerdote que también hizo obra social y escolar en Sonora, de nombre Francisco, y una hermana religiosa cuyo nombre queda también en el recuerdo de algunas generaciones estudiantiles de Hermosillo, con el Colegio Julia Navarrete, en la colonia Modelo.
Don Juan Navarrete está sepultado en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, en Hermosillo.
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