En Hermosillo existen tres museos que guardan con recelo la historia y cultura de Sonora, que al recorrer sus pasillos puedes sentir la energía de los objetos que se han conservado desde hace años en los edificios y que han sido expuestos a generaciones de sonorenses.
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La institución histórica más antigua de la ciudad es el Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora, construido sobre el barrio que anteriormente era llamado El Peloncito. El edificio que originalmente era del Gobierno del Estado, fue inaugurada y entregada a la universidad en el año 1948.
Fue el general Abelardo L. Rodríguez, gobernador del Estado en ese entonces, el que creó el proyecto de un complejo cultural que incluía museos, auditorios, ciencia y geología y que después decidió dárselo a la universidad.
“Y así nació un museo gigantesco, pero no solamente era museo ahí, era una edificación en donde estaba programado un restaurante, además de contar con el auditorio, muchas salas de danza música, es un complejo muy grande, no nada más un simple museo”, nos comenta Ignacio Lagarda Lagarda, cronista de la ciudad.
Hasta el día de hoy, el edificio más fotografiado de la ciudad, no ha tenido alguna remodelación considerable, a excepción de que años antes contaba con arcos en la parte de enfrente de la estructura, formando unos espacios abiertos que fueron cerrados para construir lo que el día de hoy es la librería Unison y una galería de arte.
“En realidad no sé hizo como estaba programado, faltaron cosas del proyecto original, pero como se terminó así se ha quedado para siempre”, explica Lagarda.
El Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora es considerado el edificio representativo más majestuoso de la arquitectura en el Estado, con un estilo arquitectónico soviético, en donde han pisado grandes pensadores e ilustres locales y nacionales y ha fungido como locaciones para grandes producciones de cine, televisión y documentales.
Una cárcel convertida en museo
Ignacio Lagarda destacó que el ahora Museo Regional de Sonora, fungió como cárcel porfiriana, mandada construir en el año 1987 por el gobierno de Porfirio Díaz, ubicada al pie del Cerro de la Campana, inaugurándose el 15 de septiembre de 1908 durante la administración de Alberto Cubillas. La penitenciaría también es conocida por tener el último fusilamiento civil en Sonora.
Fue en el año de 1982 que el Gobierno federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Gobierno del Estado de Sonora decidieron darle un nuevo uso a la antigua penitenciaría.
“El edificio reunía todas las características para lo único que podía servir, que era para museo, por el tipo de construcción, prácticamente lo que eran salas de museos, las celdas que había sirvieron como oficinas o los cubículos de los investigadores del INAH”, detalló Lagarda.
Desde el inicio quedó acordado la restauración, respetando la arquitectura original, del edificio para el Centro INAH y para un museo que expusiera la historia de Sonora y su sociedad, instalándose un año después el Centro Regional Sonora.
Actualmente, el Museo Regional de Sonora cuenta con 18 salas de exposición permanente, cinco salas para exposiciones temporales y un auditorio con 130 butacas. El cronista detalló que el Museo del INAH es el museo más importante con el que cuenta la ciudad en términos de contenido.
Culturas Populares e Indígenas
En la casa de lo que ahora es el Museo de Culturas Populares e Indígenas, estaba habitada por la familia Hoeffer, propietaria de la Cervecería Sonora y que hoy la calle donde se encuentra ubicado el recinto lleva el nombre “Dr. Hoeffer”.
Es el museo más reciente de la ciudad, una casa-habitación majestuosa adecuada para concentrar en la planta baja una exposición de las siete tribus primigenias de Sonora, con objetos que representan su cultura y su forma de vida.
Por otro lado, el museo cuenta con un pequeño teatro al aire libre donde se presentan exposiciones de libros, de arte, obras de teatro, entre otras manifestaciones culturales, además se puede encontrar una librería.
Ignacio Lagarda hace hincapié en que en Hermosillo carece de museos para el tamaño de la ciudad sin contar que no se posee un museo municipal.
“No contamos con un museo que cuenta la historia de la capital del Estado, no cuentan la historia de la ciudad ni las actividades que se han realizado, no tenemos museo municipal a diferencia de municipios pequeños que sí los tienen se piensa que todo lo que tiene que haber aquí tiene que ser estatal, pero se les olvida que también es un municipio”.
Para el cronista, lo único que se necesita para un museo municipal es un edificio, ya que las piezas que tienen los historiadores locales y los ciudadanos les sobran para llenar un recinto.
Sin embargo, realizar una nueva edificación a manera de museo tiene que ser iniciativa de un presidente municipal, por lo que Lagarda no quitará el dedo del renglón para la futura realización de un museo que resguarde la historia de Hermosillo, la capital sonorense.