Capturar la esencia, la expresión y el alma de los artistas en el escenario es la principal encomienda de Ricardo León, fotógrafo sonorense encargado de la exposición Los rostros del FAOT.
En entrevista con el artista expresó que la idea surgió por la necesidad de hacer un proyecto para acercar a la gente a la identidad del artista desde el punto de vista del rostro no solo desde el punto de vista escénico.
“La mayor parte de los cantantes que uno ve lejos, se pierde gran parte de su expresión facial del esfuerzo que hacen cuando bailan y cuando cantan en la ópera, el pianista, ‘Los rostros del FAOT’ es un proyecto en principio retratístico, es un acercamiento al rostro, a la expresión del esfuerzo y del momento reflexivo”, dijo.
La experiencia fotográfica se encuentra disponible en la Galería Francisco Eusebio Kino en Casa de la Cultura y la integran 118 fotografías recopiladas en las tres últimas ediciones del Festival Alfonso Ortiz Tirado que estará disponible hasta el 31 de enero.
El proceso de selección para la muestra fue difícil ya que Ricardo captura alrededor de 24 mil fotografías en cada edición del festival cultural, después se crea una nueva selección para reducir la cantidad y elegir las que formarán parte del libro Los rostros del FAOT.
“De esas veintitantas mil hago una curaduría y reduzco a unas dos mil, que eso es lo que yo entrego al Instituto, de esas se escogen como unas cien que son las que se imprimen, yo soy el curador y el coordinador del libro de ‘Los rostros del FAOT’”, manifestó el profesional de la lente.
Captura perfecta
Atrapar el momento perfecto y capturarlo en imagen es otro reto ya que en ocasiones se tiene que cuidar muy bien el contexto respetando al artista y al público.
“Una característica mía es que generalmente uso telefoto, yo sí me acerco al escenario cuando es alto y no voy a tapar a la gente, sí me permito ponerme hasta enfrente y retratar al artista desde abajo o tomo los laterales para ver el perfil de la gente”, describió.
Ricardo León también es compositor y en 1980 fue cuando se integra por vez primera a un grupo profesional: Malasangre. Obtuvo para él y su agrupación, una beca del gobierno federal (Fonapas) para realizar estudios particulares en la Ciudad de México con la Mtra. Adriana Sepúlveda de la Escuela Nacional de Música de la UNAM y con el Mtro. Francisco Zumaqué, director de la Sinfónica de Colombia y, en esa época, investigador del Centro de Investigaciones Musicales del INBA (Cenidim).
Cuando Ricardo León regresó a Hermosillo continuó con sus estudios de piano y composición con la Mtra. Emiliana de Zubeldía. También empieza a producir programas de radio y TV, algunos de los cuales han sido difundidos a nivel nacional.