GUANAJUATO.- A la mitad del barrullo de la 51 edición del Festival Internacional Cervantino, entre los muros del Palacio de los Poderes, en el centro de Guanajuato, el fotógrafo Rogelio Cuellar mira sus propias fotos, que se exhiben como parte de la exposición temporal Cartografías del instante, la cual es un repaso por las distintas facetas que como periodista ha realizado durante 56 años de experiencia, más allá de su trabajo como retratista de grandes personajes de la cultura.
“De alguna manera, yo soy un cronista de la vida social en México, tanto en la capital, como de los diferentes estados de la República a los que voy, por el motivo que sea. Al final, todas mis fotografías las tomo como un proyecto personal, en el que si voy a algún lugar encuentro qué escritor hay ahí, qué es lo que está ocurriendo o cuáles son sus paisajes: hago fotografía como si estuviese haciendo un cuaderno de notas o un diario fotográfico”, explica en entrevista con El Sol de México.
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La exposición hace referencia al trabajo de Cuellar como fotógrafo de desnudos, los cuales, cuenta el artista de la lente, ha realizado en varios talleres como becario del Sistema Nacional de Creadores de Arte, como practicante y como tutor de jóvenes creadores, donde el desnudo forma parte de los distintos tipos de fotografía que integra en esos procesos aún más integrales.
Hay también una parte de la exhibición en la que se muestra las fotografías que realizó Cuellar, en 1953, hace 50 años, como fotógrafo del Cervantino, al que define como “una fiesta”; así como una sección a su no tan conocida labor como fotoperiodista, faceta con la que se convirtió en lo que describe como uno de “los periodos más extraordinarios del fotoperiodismo”, en uno de los fundadores de la revista Proceso y el diario La Jornada.
Del papel de la fotografía como medio periodístico el maestro dice: “La fotografía, por ejemplo, que se hizo en Vietnam, no paró la guerra, pero sí ayudó a transformar la sociedad de una forma u otra. Es una forma de transmitir lo que pasa en la realidad, la imagen tiene esa la capacidad de abrirnos los ojos y tomar conciencia”
Además de material gráfico, con catálogos de la obra de Cuellar y de otras publicaciones, la exhibición muestra un amplio número de fotografías ―todas impresas por el mismo artista, quien siempre carga con su cámara análoga a blanco y negro, a parte de su cámara digital― de retratos entre los que se puede reconocer a Octavio Paz, Efraín Huerta, Julio Cortázar, Rosario Castellanos, José Emilio Pacheco, Jorge Luis Borges, Francisco Toledo, entre otros.
“Lo que busco es que cada retrato sea natural, que no esté forzado y que no tenga ni una pose falsa. Cada retrato es un diálogo continuo, de estar fotografiando, hasta que, de pronto, hago ‘Clik’ y digo ‘Ésta es la foto”, describe sobre su trabajo, que dice con alegría “se ha vuelto parte de la cultura popular”, aunque le molesta que en varias ocasiones en publicaciones no le den el crédito, que sólo digan en los pies de foto “foto de archivo”.
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Sobre por qué ha decidido hacer su obra, principalmente de una forma tradicional y en blanco y negro dice: “A mí me gusta trabajar en blanco y negro porque es más fuerte, requiere más síntesis. El color sale muy bonito, pero el blanco y negro implica y es la belleza del manejo de la luz”, finaliza.
Cartografías del instante, que ha sido curada por la editora Maria Luisa Passarge, estará abierta al público hasta el 11 de febrero de 2024.