“Entre cervezas, por caminos distintos, tan distantes, como la última canción y tu guitarra hiriente; con la espalda al sol y la cartera vacía, con más traiciones que orgasmos”, así comienza el poema central del poemario Parpadear Sepia, escrito por la joven Tamara González Aguirre.
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La activista feminista de 26 años, llegó a Hermosillo hace más de un año para encontrarse en el camino con personas que le ayudaron a imprimir su primer libro de poesía “erótica”, pues cuenta que desde la adolescencia empezó a escribir pero hasta que pisó tierra sonorense se animó a plasmarlo en esta entrega.
En el libro se encuentran 45 poemas envueltos en un entorno de erotismo, amor, desamor y todas aquellas expresiones que una mujer por temor no se atreve a decir, de una manera metafórica pero también cruda, sin censura.
“Es una compilación de poemas desde los 16 años hasta los 26, no sé si de verdad considerarlo como poesía erótica, porque el erotismo es metafórico, es como decir eso que sientes, la pasión y eso pero sutilmente, que la gente lo pueda entender, entonces yo sí uso metáfora, pero de repente pongo palabras fuertes”, explicó la autora.
Tamara contó con el apoyo de muchas personas al grado de que el pasado 16 de diciembre se logró publicar el poemario y tres días después fue presentado, teniendo gran éxito ya que ha sido solicitado en varias partes de la República Mexicana y del estado de Sonora.
“Quiero correrme en tus piernas, en tu ombligo, en tu pecho; salpicar tus tatuajes, todos, volver a correrme en tus veinte dedos”, dicta otro de los poemas emblemas de esta entrega, Pestañas, el cual considera que es demasiado fuerte ya que la pasión del sexo es narrada de una manera muy explícita.
Aunque pareciera que se trata de un libro exclusivamente para feministas, Tamara mencionó que es para todo público y reveló que de manera sorpresiva ha sido buscado en su mayoría por hombres.
Su madre la ha apoyado en todo momento y le agrada lo que escribe, mientras que a su padre, aunque también le da gusto que su hija sea una apasionada de la poesía, le sigue sonrojando cada línea plasmada en la obra.
“Con la familia bien, mi mamá siempre ha sabido que escribo, de hecho siempre leo mis poemas a ellas, mi mamá está muy feliz, mi papá también, pero cuando mi papá lo leyó, fue así de que “mi hija escribe esto, no puede ser”. Le gustó el libro pero recuerdo que me mencionó que “aunque no lo crees todavía me sonrojo”, externó.
Por último, agradeció a Alex Cruz por todo el apoyo, ya que sin él no hubiera sido posible cumplir esta meta, a Raffaella Fontanot y a Diana López por acompañarla en la presentación del libro y ser presentadoras, a Tania González por el diseño de portada, a María del Carmen González por hacer el prólogo desde la ciudad de Puebla, a toda su familia y a todas las feministas por el respaldo que han brindado.