Como cada Miércoles de Ceniza, inician entre la comunidad yaqui las santas costumbres, las santas tradiciones y la santa doctrina. Orgulloso de su cultura, Lidio Valenzuela Álvarez, pilato mayor, tiene 24 años realizando la celebración de la Cuaresma.
En esta época del calendario eclesiástico, en el cerro del Coloso Alto en la ciudad de Hermosillo, se erige la iglesia tradicional hecha con troncos y palmeras. Son cinco días los que se necesitaron para levantar la ramada.
“Seguimos trabajando con respeto año con año, desde que empezamos a tener uso de conciencia aquí estamos pagando nuestras mandas”, comentó Lidio.
En la tradición de este pueblo originario, el primer día de Cuaresma aparece solo un fariseo, el cual debe de salir por debajo del altar, llevando acabo alabanzas, oraciones, acciones que representan la naturaleza, el nacimiento a la primavera. Según comentó el pilato mayor, cada fariseo debe ser consagrado, es decir, tomar el mando, es como una confirmación en la santa Iglesia.
Ser fariseo es pagar mandas, abstención, devoción y fe en lo que están realizando, trabajar la santa pasión, así como los soldados romanos que siguieron a Jesucristo hasta se crucificado, “esa es la doctrina que se sigue para pagar nuestros pecados”, explicó Valenzuela Álvarez.