Rubén Artemio Méndez es fotógrafo de profesión, pero su gusto por la cultura mexicana lo orilló a hacer algo que le apasiona. Es así que desde hace 10 años inició con la elaboración de penachos, los cuales son parte de la decoración de las máscaras de los fariseos.
Empezó como un hobby haciendo dos, después fue subiendo la cantidad hasta hacer 15 penachos en una sola temporada de Semana Santa. Los materiales que utiliza son engrudo, periódico, cartón y figuras papel, pintura acrílica, peluches, telas, lentejuelas, entre otros.
“Lo que más disfruto es el pegado de plumas porque te entretiene mucho, es como una terapia, lleva una secuencia y te vas dando cuenta cómo va quedando, se le va dando una forma muy bonita sabiéndola acomodar”, comentó Rubén.
Lo que más le pide la gente son diseños de jefes aztecas, indios americanos y algunos animales exóticos, dragones, jaguares, siendo los penachos aztecas los que más disfruta hacer, porque, a su decir, son muy lucidores y al final quedan muy bonitos por sus plumas coloridas.
“A mi me entusiasma mucho la Cuaresma, tengo años que no salgo de vacaciones de Semana Santa por quedarme aquí, hacer penachos y disfrutar de los fariseos, ojalá toda la gente tuviera el mismo gusto disfrutar de la tradición, conocer de los grupos indígenas principales de Sonora”, agregó.
Esta temporada en lo que pudiera definirse como “la joya de la corona” se han invertido hasta 11 mil pesos de plumas, material que adorna todo el trabajo, el color y lo llamativo. Sus clientes siempre se han mostrado satisfechos por sus creaciones y año con año aumenta el grado de dificultad en la elaboración y dedicación.