Con menos de mil habitantes, Etchohuaquila es la localidad más reconocida que pertenece al municipio de Navojoa, por la razón de que ahí nació uno de los ídolos del deporte mexicano: Fernando Valenzuela Anguamea.

Tras su reciente muerte el pasado 22 de octubre por complicaciones hepáticas, el ex pitcher de Los Dodgers de Los Ángeles y otros cinco equipos de Grandes Ligas, se ha vuelto un suceso, al grado de que en los últimos días se ha empezado a dar un incremento en el número de visitantes a esta comunidad en el sur de Sonora.

Ubicada en el Valle del Mayo, a 44 kilómetros de Navojoa y de 30 kilómetros de Ciudad Obregón, dicha ranchería, cuyo nombre significa “Hecho flaco”, se mantiene igual que hace décadas, pues la modernidad no ha logrado llegar, dado a que sus calles aún son de tierra y apenas cuentan con un preescolar y la primaria Miguel Hidalgo, en la que el ex ligamayorista cursó hasta sexto grado.

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En un recorrido realizado por El Sol de Hermosillo, se constató que apenas y son decenas de viviendas las que quedan de pie, incluida en la que el creador de la conocida “Fernandomanía” habitó desde su nacimiento, pero que fue remodelada hace años y amplió sus dimensiones, ya que ahora parece una hacienda.

Ahí, frente a un inmenso monte, lleno de árboles nativos de la región y arbustos frondoso, secos por la reciente temporada de verano que no dejó lluvias, se encuentra el hogar en el que creció junto a sus 11 hermanos, producto de la relación entre sus padres Avelino Valenzuela y Hermenegilda Anguamea.

Desde chico se desempeñó en labores del campo, debido a que la situación económica era precaria, que lo llevó a aprender a desenvolverse en actividades primarias y fue hasta más grande cuando empezó a sobresalir en la profesión que le dio sus más grandes éxitos: el beisbol.

Con tan solo mencionar su nombre, genera orgullo y ahora tristeza entre los residentes del ejido, dado a que quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo, la mayoría personas de la tercera edad, que lo recuerdan como un hombre con habilidades muy marcadas para realizar lanzamientos de pelota.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), Etchohuaquila apenas y ronda los 700 habitantes, pero eso no ha sido impedimento para que sea reconocido como el lugar en el que nació uno de los jugadores más emblemáticos de la novena californiana a principios de los ochentas, con la que alcanzó a obtener un par de anillos de Serie Mundial, así como premios personales como jugador novato por su desempeño en el montículo.

“Todos aquí hablan de Fernando Valenzuela, por eso conocen nuestro pueblo. Es bonito que alguien de aquí diga orgulloso que aquí nació, exclamó la señora Socorro, quien vive cerca de la casa de la familia Valenzuela.

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Las principales actividades económicas de este lugar son la agricultura y la variedad de platillos regionales que ofrecen a los turistas, quienes no dudan en llegar a conocer la casa en la que el el conocido “Toro” Valenzuela pasó sus primeros años de vida.

Dado a que solo cuentan con un estadio de beisbol que ni tiene las líneas del cuadro delimitadas, desde hace décadas esa disciplina se volvió en la más seguida y practicada por chicos y grandes de ese sitio, pues si Fernando pudo convertirse en estrella, más de uno tiene ese mismo sueño.

Como dicen la mayoría de los etchohuaquilenses, el resto de la historia ya la conocemos todos, pero aún y con la enorme tristeza que les embarga no sólo a ellos, sino a todo Sonora, México y parte de los Estados Unidos, el “Toro” siempre estará en sus corazones.

Recuerdan etchohuaquilenses a Fernando Valenzuela como muy “platicador” y buena persona

Era la década de los sesentas cuando Fernando Valenzuela dio sus primeros pasos en su entonces hogar en Etchohuaquila, una comunidad perteneciente al municipio de Navojoa, al sur de Sonora, donde se vivía de una manera modesta, pero en la que todos eran conocidos o amigos.

A pesar que nunca existió Infraestructura deportiva o académica como en una ciudad, eso no fue impedimento para que el conocido “El Toro” trascendiera en el beisbol, además de que siempre fue reconocido como un excelente pelotero.

El Sol de Hermosillo conversó con varios de sus habitantes, quienes afirman convivieron directamente con él o bien, lo veían cuando aquellas tardes de verano o invierno jugada con sus amigos y compañeros de equipo en el campo.

“Era muy buena gente, muy buen jugador, le entendía a eso. Platicaba con toda la plebada de aquí. Me tocó verlo (Fernando) cuando se llevaba con la plebada aquí, pero ya hace mucho (60-70’s) todavía no se iba para allá para el sur”, platicó Macario Yocupicio.

Lamentó su fallecimiento, ya que en su memoria quedan gratos recuerdos de los que fue testigo en varias ocasiones.

“Pobrecito (que falleció) fue más chavalo que yo todavía, estaba muy nuevo cuando nos conocimos nosotros aquí. Fue muy bueno para jugar, estaba morro cuando salió de aquí, pero ya era muy bueno para jugar. Sí (es un orgullo) es conocido de toda la gente de aquí, nosotros también lo conocimos”, agregó.

Fernando Leyva, residente de la comunidad mencionó que a él no le tocó conocerlo, pero su padre sí, incluso afirmó que jugo con él varios años.

“Mi apa jugaba con él antes. Mi papá tiene ahorita 70 años, aquí empezó mi papá en el estadio este, iba hasta Navojoa con él (Fernando Valenzuela) antes. Heriberto se llama mi papá. De chamacos iban a jugar a Navojoa (Fernando) y pues ese si salió bueno, y se fue, se lo llevaron así”, detalló.

El pueblo de Etchohuaquila es famosos gracias a Fernando Valenzuela, reconoció, lo cual es motivación para las nuevas generaciones, apuntó.

“Cuando estaba más chamaco (Fernando) si venía (al pueblo), como tenía dos hijos venían más, pero de repente ya no, a lo mejor también por la vida que tenía en EU”, finalizó.

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