La Copa MX tiene nuevo dueño y se llama Cruz Azul. La Máquina pitó con fuerza, autoridad y pintó de celeste a la Sultana del Norte para conseguir su primer campeonato del semestre y demostrar que el sueño del doblete vive más que nunca.
Los fantasmas, las “cruzazuleadas” y las malas experiencias vividas en finales anteriores quedaron atrás. Los Cementeros ya son otros, se la han creído y se convirtieron en merecidos campeones del torneo copero.
Con la primera misión cumplida, la obligación es ganar la Liga y terminar con el ayuno de más de 20 años, pero mientras tanto, que no lo dude nadie: los de La Noria van en serio.
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Con un recibimiento espectacular, lleno de humo de colores, papel picado y canticos, Monterrey y Cruz Azul saltaron a la cancha del BBVA para definir al nuevo campeón de Copa. Las historias de negativismo de ambas instituciones en finales se quedaron en el vestidor y convencidos de eso, salieron en busca del campeonato.
Con la obligación de la localía, Rayados propuso. Diego Alonso apostó por sus jóvenes, mismos que le respondieron durante toda la competencia y aparecieron ante las lesiones de algunas figuras.
Dorlan Pabón y Funes Mori, con esa dosis de experiencia, se juntaron para poner el primer aviso de seriedad. El colombiano tocó filtrado a Rogelio, quien recibió dentro del área, tiró un recorte hacia adentro y cuando se saboreaba el tanto, una barrida milagrosa de Domínguez le robó el gol.
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Fuera de esa acción, el duelo transcurrió con grandes lapsos de inoperancia de parte de los dos cuadros, con un Monterrey que tenía la bola, pero nada de claridad; mientras que La Máquina, con orden, tapaba todas las vías regias.
Poco a poco, los azules se animaron a adelantar líneas. Domínguez, Hernández y Alvarado se volvieron más protagonistas y con chispazos pusieron a la zaga rayada a sufrir.
En una de las avanzadas cementeras, un centro pasado fue manoteado por Carrizo. Lejos de conseguir alejar el peligro, el arquero argentino rechazó a donde llegó Elías Hernández, quien sin pensarlo, sacó un escopetazo con dirección a gol que Basanta alcanzó a puntear, pero no lo suficiente para sacarla. ¡Gol de Cruz Azul! La visita pegó primero.
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El tanto modificó poco lo que se había visto predominantemente. Monterrey al frente y Cruz Azul ordenado. La enjundia con la que La Pandilla buscó la igualada lo llevó a conseguirla, mas el cuerpo arbitral decretó un apretado fuera de lugar y la emoción se esfumó.
Al descanso, los Celestes coqueteaban con la Copa. Insinuaban llevársela a casa.
Para el complemento, la segunda daga azul se clavó directo en el corazón rayado. Nuevamente Elías Hernández fue el hombre importante. Con velocidad y técnica logró colarse en el área regia tras recibir un pase filtrado. Ya ahí, puso medio gol para Cauteruccio. El uruguayo no tuvo más que cerrar la pinza a segundo poste y darle el pase a la red. La Copa se empezaba a teñir de azul.
Ante la desesperación de la desventaja de dos goles, el técnico rayado no se la pensó para mandar al campo a Pizarro y Avilés. El reloj ya empezaba a ser un enemigo más y no había tiempo que perder para su causa.
A la contra Cruz Azul se volvió todavía más peligroso. Domínguez y Méndez tuvieron el tercero para la puntilla. Ambos fallaron e hicieron más larga la agonía de Monterrey. El “Piojo” Alvarado o mismo. Una contra fulminante concluyó con un lance espectacular de Carrizo, que en el rebote sacó metió una mano salvadora que mantuvo a los suyos con vida.
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El cronómetro se acercaba cada vez más al minuto 90. Cruz Azul se sabía con la copa en la bolsa y sobrellevó a un Monterrey que se murió de nada.
Con el silbatazo vinieron las manos al cielo y los festejos en grande. La Máquina es campeón de la Copa MX y amenaza con un doblete que se ve más cerca que nunca.