Correr durante 12 horas continuas parece una hazaña sobrehumana, pero hay personas como Lorena Ramírez Hernandez, corredora rarámuri de 25 años de edad, quien ha maravillado al mundo con su fortaleza, habilidad deportiva y orgullo por sus raíces.
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Lorena es una ultramaratonista o corredora de fondo que inició en el 2017 en competencias deportivas profesionales y sorprendió al mundo cuando ganó ese mismo año el Ultra Trail Cerro Rojo, carrera de 50 kilómetros, con un tiempo de siete horas 20 minutos, lo cual hizo con la vestimenta típica rarámuri y sandalias.
La originaria de Guachochi, Chihuahua, población enclavada en la Sierra Madre Occidental, es parte de una familia de ocho hermanos, quienes al igual que su madre y padre son corredores de largas distancias; y hasta el momento ha participado en justas internacionales en países como España, Japón y Estados Unidos, con su traje típico y sandalias, lo cual también hace a lo largo del territorio nacional.
Su hermano Mario le ayuda como traductor, pues Lorena sólo habla la lengua rarámuri, por lo que es difícil para ella expresarse ante el mundo, pero tiene además de sueños personales, el de apoyar el talento de su etnia y de México porque considera que hay mucho.
“Quiere hacer una tienda de artesanías en su comunidad para vender sus artesanías para poder seguir corriendo, para poder estar viajando en las carreras en el mundo y aparte un campo de entrenamiento, que funcione como escuela para los jóvenes, esta generación que también quiere tener éxito en el camino”, tradujo Mario.
Este sueño no es algo alejado a sus necesidades y lo que quiere hacer por su comunidad, pues aunque es una atleta de alto rendimiento no recibe apoyos gubernamentales, de algún patrocinador o marca deportiva, inclusive producen sus propios alimentos en pequeñas parcelas en su hogar, donde por temporada cosecha frijol, maíz, papa, calabaza, entre otros.
“Dice mi hermana que hasta el momento no ha llegado nadie, ninguna empresa que quisiera patrocinar a Lorena, entonces ahorita está libre”, explicó su traductor.
Correr en pavimento se le complica un poco porque es más rápido y tiene que tener más velocidad para ello, pero normalmente hace 40 kilómetros de calentamientos, aunque su recorrido normal es de más de 100 kilómetros.
“Nosotros como ya tenemos nato el don de correr, gracias a Dios, mi papá, mi mamá, mis hermanas y hermanos, todos, mi papá también era un gran corredor pero no hacía carrera de competencias, pero corría carreras de ‘bola’ (tradicional carrera rarámuri a través de la sierra), empezamos también a correr porque es nuestra manera de vivir, de buscar el sustento para la casa, para nuestra alimentación, buscar una forma de salir adelante”, apuntó.