En los rincones del corazón de la ciudad se esconden múltiples historias que vale la pena contar. Una de ellas es la de Juan Sin Miedo II, quien con mucha nostalgia recuerda sus años dorados dentro de la escena de lucha libre.

En una paletería del centro, Juan tiene en exhibición al menos 10 de las 25 máscaras que representan su pasado airoso, que lo acompaña en su presente y le da los ánimos suficientes para salir adelante.

“En la lucha libre prácticamente duré 10 años, entrené tres y siete ya estando como tal en la lucha, fui independiente en las arenas chicas desde la periferia en el Estado de México”, dijo con mucha nostalgia.

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El hombre que ahora disfruta sus días en su propio negocio, recordó que desde su adolescencia iniciaron sus ‘pininos’ en la escena de la lucha libre mexicana, gracias a su hermano Juan Sin Miedo, quien le heredó el nombre para ser su sucesor.

“El gusto por la lucha libre por parte de mi hermano empezó a los 16 años, yo veía a mi hermano y decía que quería ser como él y poco a poco me fue entrando más el gusto hasta que él me empezó a entrenar”, agregó gustoso.

Después de conocer lo básico en la lucha por parte de su hermano, su segundo maestro fue El Gato Blanco, quien entrenaba en la Arena Toluca, a quien le pidió que lo entrenara, ahí fue donde empezó el punto más alto de su carrera.

“Lo que más me ha gustado en la lucha en el poco tiempo que duré fue el calor de la gente, es muy agradable el público, ellos son los que te suben, ellos te pueden hacer estrella pero también te pueden bajar el piso, tienes que hacer bien tu trabajo”, habló con una sonrisa y emoción en su mirada.

Sin embargo, no sólo tienes que agradar al público, también se debe desempeñar lo suficientemente bien para que los contratos te hagan subir el nivel dentro de la carrera profesional.

“Te van recomendando a los promotores, entonces ese era mi trabajo en aquel entonces; que tenía que echarle las ganas para poder ser como mi hermano o más todavía, pero pues como tenía la sombra de mi hermano”, apuntó.

Su debut en la lucha libre

En la memoria de Juan Sin Miedo II todavía está el día en que se subió al ring por primera vez escuchó a la afición clamando por el espectáculo que representa la lucha libre.

“Te da mucha alegría el que ya vas a debutar, entras con los nervios y todo y ya cuando subes al ring, pues está con los nervios pero ya cuando empiezas a estar con el rival, se te empiezan a quitar y ya se te va olvidando y más con la máscara puesta”, explicó con gran energía.

Dijo que la máscara es un artículo muy importante para los luchadores, ya que se van quitando los nervios para adentrarse en el personaje para luchar dignamente y ofrecer un espectáculo a la gente.

“Entras de lleno a tu personaje y hace que pierdas esos nervios para hacer bien la lucha; como la puedes hacer bien, como no la puedes hacer bien, pero en tu debut siempre entran nervios y te pueden comer. Yo hice mi lucha y les gustó, no te digo que una gran lucha pero en el debut le eché todos kilos entonces eso le gustó a la gente”, dijo con un poco de timidez.

Además de ser luchador, Juan Sin Miedo II también estaba en su formación militar dentro del Ejército Mexicano, lo que le impedía seguir con su anhelo de ser un luchador, por lo que tuvo que abandonar el deporte con el paso de los meses.

“Tenía que dejarlo porque salía hasta 4 meses fuera y regresaba a la lucha, no podía mantenerla constantemente. Yo me sentía bien porque sabía que estaba haciendo por una parte mi trabajo y por otro lo que me gustaba la lucha libre”, expresó con tono serio.

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Desafortunadamente la vida de Juan Sin Miedo se vio interrumpida no sólo en la lucha, sino en su trayectoria militar debido a las lesiones sufridas a causa de su segundo trabajo, teniendo que renunciar a ambos oficios y buscar algo más tranquilo.

Aun cuando el hombre del Estado de México vive a kilómetros de su pasado, lo cierto es que lo recuerda con mucho cariño y amor, con la pasión de aquellos buenos tiempos, todavía hace videos de lucha libre con youtubers, lo que le hace regresar a aquellos buenos días.

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