El pasado 2020 nos dejó muchas cosas inusuales debido a la pandemia en la que el mundo se vio inmiscuida, siendo una de ellas, el retraso de los Juegos Olímpicos de Tokio.
Cabe recordar, que la justa olímpica no había sufrido un retraso o cancelación más que en una sola ocasión en su historia, debido a la Segunda Guerra Mundial.
Debido a estos acontecimientos, el máximo evento deportivo no volvió a tierras alemanas hasta 1972 en Múnich, Alemania Occidental, mismo en el cual los organizadores vieron la oportunidad perfecta para que el mundo por fin borrará esa mala imagen dejada por Hitler en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, cuando usó la justa para promover el nazismo de manera descarada.
Estos antecedentes terminaron por jugar un papel importante en los sucesos que justamente 36 años después, los volvería a poner en el ojo del huracán.
Para los Juegos de Múnich, se tomaron medidas muy perjudiciales, en las que las autoridades correspondientes a cuidar a los atletas, no llevaban armas y la seguridad era bastante baja, pues cualquier persona podía ingresar a la villa olímpica, incluso sin autorización oficial.
Sumado a esto, la delegación israelí se encontraba en una zona casi aislada del resto de atletas, en un hotel cerca de las limitaciones con el público en general, por lo que Shmuel Lalkin, titular de la delegación, ya había presentado sus temores ante un posible atentado, temor aunado a los conflictos del país con Palestina.
La toma de rehenes
Los Juegos Olímpicos que habían iniciado el 26 agosto, parecían desarrollarse con tranquilidad, sin embargo, no era más que la calma antes de la tormenta.
Era la madrugada del 4 de septiembre, cuando cerca de las 5:00 horas, un grupo de terroristas que pertenecían a Septiembre Negro, subía las escaleras que rodeaban al edificio donde se encontraban hospedados la delegación israelí.
El grupo iba vestido como deportistas, por lo que pasaron totalmente desapercibidos ante la baja seguridad, además, hoy en día se sabe que algunos deportistas estadounidenses, guiaron por momentos a estos “compañeros” pensando que, al igual que ellos, habían escapado para divertirse en la noche y regresaban tratando de que nadie se diera cuenta.
En ese momento, Moshé Weinberg, entrenador del equipo de lucha de 33 años de edad, escuchó cómo alguien trataba de abrir la puerta del dormitorio, por lo que al ver que trataban de forzarla con un arma, corrió para impedirlo, forcejeando con los terroristas.
Debido a esta heroica acción, nueve atletas lograron escapar del edificio, mientras otros ocho fueron a esconderse.
Durante ese forcejeo, el luchador Yossef Romano trató de quitarle el arma a uno de los perpetradores, sin embargo, recibió un disparo que lo mata al instante.
A su vez, Weinberg recibe un disparo que le atraviesa las mejillas, cuando intenta atacar a los terroristas con un cuchillo de frutas, quedando aturdido en el suelo.
Lo toman como rehén y lo hacen guiarlos hacia donde están los demás atletas de la delegación. El entrenador los guía de manera intencional hacia el cuarto en el cual estaban los más fuertes, esperando poderlos contener, pero los sorprenden dormidos por el cansancio de eventos pasados y todos son capturados.
Tras ver esto, Weinberg le rompe la mandíbula de un puñetazo a uno de sus captores, por lo que otro reacciona por inercia disparándole y matándolo.
En unos cuantos minutos, el grupo armado ya mantenía a nueve rehenes bajo su posición y contaba con dos personas asesinadas, pero sólo era el comienzo.
Negociaciones y desastre
Eran pasadas las 6:00 horas y los primeros medios de comunicación, se hacían presentes en el lugar que ahora estaba cercado por policías, quienes no entraban en acción, pues en primer lugar, estaban desarmados y los agresores mantenían rehenes.
Ahora se sabía que eran un grupo terrorista de fedayines del grupo armado Septiembre Negro, dirigidos por Luttif Afif y que tenían como demanda, que Israel liberara a 236 presos, sumando amenazas de matar rehenes uno por cada hora si esto no se cumplía para las 9:00 horas.
El Ministro del Interior, Hans-Dietrich Genscher, se unió a las negociaciones por parte de los agentes, que parecían infructuosas, tratando de aclarar a los terroristas sobre la situación delicada de Alemania en esos momentos, llegando a incluso a ofrecerse él mismo como rehén a cambio de los atletas, pero sus peticiones no fueron escuchadas.
El grupo armado comprendió en ese momento que el plazo dado para cumplir sus exigencias era irracional, por el tiempo que demoraba el notificar al gobierno israelí y que ellos pudieran deliberar, por lo que extendieron el plazo a medio día, manteniendo su amenaza sobre los atletas.
Para ese momento, las cámaras de diversas televisoras de todo el mundo ya tenían sus lentes sobre el suceso que estremecía al mundo, sin embargo y en un acto que sería sumamente cuestionado posterior a los hechos, los eventos deportivos no cesaron.
Pasadas a las 11:15 horas, Alemania recibió una noticia que puso contra la pared, Israel no tenía intención alguna de negociar con los terroristas.
Contra la espada y la pared y temiendo muertes, buscaron la manera de ganar más tiempo informando que aún no tenían respuesta, a lo que el grupo terrorista especifico que si no había contacto a las 13:00 horas, la prensa tomará declaración y atestiguará dos asesinatos.
Tras la liberación de dos presos que se encontraban en Alemania, se logró ganar tiempo y tras más negociaciones se alargó el plazo hasta las 17:00 horas, todo se alargaba demasiado.
Conforme el tiempo pasaba, la crítica hacia el Comité Olímpico Internacional (COI) se incrementaban por no parar las competencias, mientras que algunos periodistas israelíes criticaban a la prensa internacional, quienes parecían más interesados en el show mediático de la situación que en la vida de los rehenes.
Para ese entonces, el líder de grupo ya se encontraba sumamente desesperado, pues incluso llegó a declarar que sabía que le estaban mintiendo y no podrían mantener el lugar con rehenes más tiempo.
Sin embargo, habían logrado el cometido principal: hacer de manera pública y mundial el descontento por parte de Palestina.
El desastre por parte de las autoridades alemanas continuó, pues trataron de entrar al sitio con la operación que sería llamada “Sonnenschein” pero cuando iban a realizar las acciones, se dieron cuenta que estaban siendo filmados por las cámaras de los periodistas y que estas imágenes de la operación “secreta” estaba siendo vista por los mismos terroristas.
Para las 18:00 horas, los terroristas demandaron un avión que los llevara a Egipto, donde continuarían las negociaciones estando más cerca de territorio israelí y las autoridades fingieron estar de acuerdo, esperando arrinconarlos durante esta situación.
Rescate fallido
Durante la operación, nunca se buscó llevarlos a un avión, sino colocarlos en un sitio estratégico del aeropuerto para ser reducidos.
Para esto, se colocó a francotiradores y se esperaba contar con una fuerza policial que ayudará, sin embargo, cuando los pilotos alemanes llegaron con el helicóptero con rehenes y terroristas, algunos de los implicados desistieron de actuar, acusando que era una misión suicida.
Con tan sólo los francotiradores a disposición ante un número que los superaba, el intercambio de fuego culmino en la muerte de varios palestinos, sin embargo, también en el asesinato de todos los rehenes.
A pesar del resultado, Alemania comunico a Israel que la operación había sido un exitoso, algo que con las horas terminó por ser desmitificado.
Un total de 11 israelíes murieron durante aquel día trágico, mientras que sólo tres terroristas resultaron capturados vivos.
Algo aún más lamentable, fue el actuar por parte del COI en conjunto con los alemanes, quienes no detuvieron las actividades deportivas de los JJOO más que por sólo un día.
Por si fuera poco, durante un discurso al día siguiente durante el evento que reunió atletas y espectadores, un evento que sería en memoria de lo acontecido, jamás se mencionó la muerte de los atletas israelíes y sólo se enalteció el operativo y el esfuerzo del Comité Olímpico, algo que molesto a los compatriotas de los fallecidos.
En días posteriores, Israel lanzó dos operaciones, “Primavera de Juventud” y “Cólera de Dios” con la cual buscó castigar a Palestina y dar muerte a los sobrevivientes que fueron participes de la ahora llamada “Masacre de Múnich”. Sin duda alguna, un momento que cambio para siempre la mirada hacia los Juegos Olímpicos.
De manera paralela y casi como una broma cruel, se daba a conocer que el especialista forense germano-occidental Georg Sieber, ya había predicho un atentado de esta magnitud, casi a la perfección.
Sigue a El Sol de Hermosillo en Google News y mantente informado con las noticias más recientes
Sieber, había sido contratado por los organizadores para recrear 26 posibles escenarios catastróficos y así poder estar alertas por parte de los organizadores para evitarlos. Paradójicamente, el escenario número 21, predecía el asalto armado por parte de un grupo terrorista hacia la delegación israelí, pero ya que una operación así iba contra la imagen que Alemania buscaba dar al mundo, no se tomaron cartas en el asunto.