Cada vez que el japonés Yuzuru Hanyu, que ganó estesábado el oro en patinaje artístico en los Juegos dePyeongChang, termina un ejercicio, una lluvia de muñecos deWinnie The Pooh cae sobre la pista para ovacionar al que se haconvertido en un ídolo absoluto en su país.
El patinador de 23 años, que consiguió hoy revalidarsu puesto de campeón olímpico mientras el españolJavier Fernández logró el bronce, es seguido donde quieraque compita por una avalancha de fans, muchas de ellas mujeresjaponeses maduras, que le arrojan peluches del famoso personaje deDisney.
Esta fiebre comenzó en 2010 cuando sus seguidores observaronque el patinador llevaba un paquete de pañuelos de papel deWinnie the Pooh.
Cuando le preguntaron al joven Hanyu la razón, dijo que laplacida cara del oso creado por el británico A. A. Milne letranquilizaba.
Al patinador, que comparte pista y entrenador -Brian Orser- con elespañol Javier Fernández, le gusta llevar al famoso osode peluche cuando compite, y colocarlo en un lugar donde le puedever, lo que ayuda a relajarse.
Al dos veces campeón del mundo (2014 y 2017) también sele ha visto besar al muñeco mientras espera conocer lapuntuación.
El problema es que las estrictas leyes de derechos de imagen ypatrocinadores de los Juegos Olímpicos se lo han impedidotanto en Sochi (2014) como en estos Juegos de PyeongChang.
Hanyu no puede mostrar ni el peluche ni siquiera su inseparablepaquete de pañuelos durante las competicionesolímpicas.
Por ello, sus entregados admiradores, que incluso lloran conhisterismo cuando le ven patinar, han decido que Winnie the Pooh nole abandone y cientos de peluches han caído sobre la pistacada vez que ha competido.
En las gradas en el Pabellón de Hielo de Gangneung sepodía ver hoy incluso algunos fans disfrazados delgordinflón oso amarillo con camiseta roja.
La fiebre osuna no parece molestar a sus competidores. La granestella del patinaje estadounidense Nathan Chen, de 18 años,que acabó hoy en quinta posición, reconoció en unarueda de prensa que la lluvia de peluches le venía bien,porque mientras eran recogidos de la pista tenía mástiempo para prepararse.
Hanyu, conocido por su elegante estilo delicado y andrógino,explicó que, como es costumbre, donará los peluches aniños de la zona, en este caso las localidades surcoreanas deGangneung y PyeongChang.
Convertido en una especie de tesoro nacional, el patinador llevabasin competir desde noviembre debido a una lesión en el piederecho, lo que mantuvo a Japón en vilo hasta que anunciósu participación en estos Juegos, donde cada uno de susmovimientos ha sido seguido minuto a minuto por centenares deperiodistas nipones.
Su fama y el fervor que causa entre sus seguidores, no solo enJapón, es tal que cuando llegó al aeropuerto de Incheonen Seúl el pasado 12 enero, le acompañaban ochoguardaespaldas armados.
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