“No te dio tiempo de nada, fue tan de repente que ni para ahorrar lo suficiente…”, son las palabras de Jhonathan Peralta, entrenador del gimnasio FitMax Navarrete, en Hermosillo, quien relata que hace un año ya su estilo de vida dio un giro de 180 grados.
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Y es que, dentro de las medidas implementadas por la Secretaría de Salud para tratar de contener la pandemia de Covid-19 en la entidad, se determinó que todos los gimnasios debían cerrar al público, pues significaban un riesgo de contagio. Al implementarse la medida, Jhonathan se vio en la necesidad de quedarse en casa, con la incertidumbre de si perdería su trabajo o no.
“Tenía apenas dos semanas que acababa de pasar de entrenador de piso a entrenador personal… se fueron recorriendo las fechas y pasaban los meses y no se veía nada”, dijo.
Comentó que apenas había hecho dos clientes cuando los gimnasios cerraron; el problema fue que, en ese momento era su única fuente de ingresos, hecho que le preocupó aún más, sin embargo, el gimnasio continuó pagando su sueldo base, lo que le permitió tener un respiro.
Sin nada que hacer
Durante los primeros meses, la ‘nueva normalidad’ a la que se enfrentaba le resultaba muy compleja, pues no podía trabajar, pero tampoco se podía realizar ejercicio con normalidad al aire libre, puesto que todos los espacios permanecían cerrados.
“Llegó un punto en que tenía la motivación por los suelos porque estaban todos los espacios deportivos cerrados; me tocó ver gente que estaba yendo a caminar y llegaba la patrulla a regresarlos”, comentó.
Al poco tiempo dejó de entrenar y se limitó a hacer ejercicios leves, sólo para tratar de mantenerse en forma. Sin embargo, trató de animarse y encontrar la manera de salir adelante y no dejarse caer.
Una de las cosas que mantuvo todo el tiempo fue el contacto y la comunicación con los clientes que ya habían pagado su mensualidad antes de que cerraran los gimnasios, a quienes les siguió aplicando rutinas a distancia y les dio seguimiento puntual en su proceso, hecho que le resultó muy benéfico, pues cuando se dio la primera reapertura de los gimnasios (en el mes de septiembre) dichas personas volvieron a inscribirse con él.
“Estuvimos trabajando septiembre, octubre, noviembre y en diciembre volvieron a cerrar. Reabrimos ahora en enero”, apuntó.
Echar mano de la tecnología
Entre abril y septiembre, Jhonathan se organizó con un par de amigos para lanzar un proyecto de reactivación física en línea, donde quienes estuvieran interesados podían inscribirse y se les daría una rutina, seguimiento de su progreso y además, quien obtuviera el mejor resultado al terminar las semanas correspondientes recibiría un incentivo.
Fue de esta manera que lanzaron tres retos de activación física, logrando juntar a poco más de 150 personas a distancia.
“Fue ponernos a hacer rutinas para que la gente pudiera hacerlas en casa, con cualquier cosa, con botellas con agua, con baldes, con sillas, etc., y en lo económico eso fue lo que nos ayudó a mantenernos a flote”, dijo.
Sin embargo, Jhonathan se enfrentó a un segundo reto, que fue el hecho de que no acostumbraba a utilizar sus redes sociales de manera constante, lo cual hizo que al principio se le dificultara un poco el poder subirse a las plataformas y ofrecer tips y entrenamientos.
“Estar grabando mi día, que la comida; vengo a comprar esto, vean, voy para allá, eso no se me da. Me adapté de una manera donde quizá no tenía que mostrar tanto de mi vida personal, pero sí lo justo de las rutinas, el ejercicio, la alimentación y todas esas cosas”, expresó.
De lo malo también se aprende
A pesar de que los gimnasios han tenido una reapertura lenta y continúan sin tener un aforo al 100%, Jhonathan ha logrado adaptarse, y agradece el hecho de que haya podido mantener su empleo y su sueldo durante todos estos meses, pues su prioridad es su hijo pequeño, de apenas dos años.
En ese sentido, dijo, una de las cosas que ha aprendido de esta situación es el hecho de ahorrar, dado que anteriormente no tenía la costumbre, sin embargo, aún tiene el temor de que la situación vuelva a complicarse y que no tenga de donde echar mano, es por ello que hoy por hoy, de cada pago que recibe aparta un poco y lo guarda, por si llegara a necesitarlo.
“Ya tengo armado el búnker de pañales y jugos, por si acaso”, finalizó.
A Jhonathan lo encuentran en su cuenta de Instagram como @coach.jhonathan_peralta.