Seguro y con ganas de entrenar, Jesús Amparán López se pone los guantes y empieza a soltar sus brazos. "El Toro" se levantó a las seis de la mañana y se fue a correr por espacio de una hora, aproximadamente. Regresó a su casa a desayunar, descansó un momento, y poco después se fue a continuar con su rutina.
El joven de 22 años se prepara para pelear en su ciudad natal: Huatabampo. Ese municipio de Sonora que tiene historial de grandes peleadores, como el ex campeón mundial José Luis "Zurdo" Ramírez.
Jesús tiene pactado un combate en peso Pluma el 20 de septiembre ante el colombiano Walberto Ramos (26-9, 2 empates y 19 ko's), quien entre su historial expone una derrota contra Omar Narváez en el 2006 por el cetro mosca de la OMB.
Amparán, quien se tatuó ese apellido en su pecho, se subirá al ring en el mismo lugar en el que debutó hace cuatro años, en el CUM de Huatabampo. Esa noche del 20 de noviembre noqueó en el primer round a Luis Luzanilla.
"Andaba algo nervioso porque mi rival llevaba como cinco peleas", dijo "El Toro", mismo apodo que el de su abuelo.
Pero el tiempo le ha dado más confianza, misma que obtuvo por espacio de 15 peleas en las que suma 14 victorias, 13 por nocaut, y una derrota.
"La mente cambia mucho", dijo, y recordó su más importante triunfo hasta el momento, cuando le ganó en tres asaltos, en diciembre del 2018 en Hermosillo, al local Noé Robles.
"Me menospreciaban. Fuimos a dar el golpe grande", señaló.
Y si bien sus victorias le han ayudado en el autoestima, las derrotas le han brindado experiencia. Amparán viajó a Canadá en mayo del año pasado para medirse ante el ruso Andranik Grigoryan (5-0, en ese momento). La pelea terminó por decisión unánime en contra del sonorense.
"En Canadá probé la derrota, no me dio para abajo, me dejó enseñanza", afirmó.
Entonces "El Toro" llega a su lugar de entrenamiento, el Dragones del Alhuate. Ya es de tarde y es la casa de Leonardo Rodríguez, hijo de Francisco "Papero" Rodríguez, ex boxeador huatabampense quien tuviera pelea contra Rubén Castillo. "El Paperito", junto a José María Rosas, supervisa los movimientos de Amparán, quien tras caminar por un callejón se subió al ring.
Y ahí, sobre ese enlonado, Amparán López comienza a golpear el aire. Se mueve por todo el ring y no deja de lanzar golpes con su guardia derecha, ni de sudar. Se imagina a Ramos, se mira venciendo al colombiano. Y aunque está completando sus estudios de preparatoria, su cabeza gira sobre al boxeo, sobre a Walberto.
"Pienso en lo que puede pasar arriba del ring. Todo el compromiso hacia las personas que me apoyan, hacia mi familia, hacia mí mismo", dijo.