Al iniciar la pandemia, algunos trabajadores de salud se vieron obligados a dejar sus hogares para ir en busca de cuartos de renta o alojamientos en albergues para cuidar de la salud de sus familiares y evitar el contagio del Covid-19.
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Adrián Salazar tiene 40 años, trabaja en el hospital Ignacio Chávez en Hermosillo, lleva alrededor de 10 años como camillero, trasladando a los pacientes dentro y fuera del nosocomio.
Debido a la contingencia decidió buscar un lugar para vivir durante la contingencia por miedo de contagiar a sus seres queridos.
En su búsqueda por Internet encontró el albergue Héroes con Bata, que ofrecía techo, comida y servicios para la comodidad de los trabajadores del sector saluda, sin dejar pasar mucho tiempo se comunicó al lugar y fue uno de los primeros inquilinos en albergue.
“Lo más difícil siempre ha sido poder sobrellevar que no estoy el día a día con mi familia, pero yo sé que lo hago por el bien de ellos, tengo más de cuatro meses que no los veo por el riesgo que hay en mi trabajo, es algo que he cuidado para no contagiarlos y tomé la decisión de alejarme y hospedarme en este albergue”, mencionó Adrián.
Después de haber ofrecido apoyo a los trabajadores de salud por más de cuatro meses, el albergue concluyó la actividad y despidió sus inquilinos agradeciendo su confianza y la gran labor que hacen por todos los ciudadanos.
“Es una lamentable la decisión que tomaron, ahora es tiempo de buscarle por otro lado, de buscar otros lugares, es muy difícil encontrar un lugar porque hemos llamado a muchas partes y cuando decimos que somos del sector salud nos dicen que ellos nos van a regresar la llamada”, explicó.
En el albergue había personal del Hospital General y del Issste, camilleros, enfermeros, doctores y personas de intendencia; hasta el último día habitaban el lugar alrededor de 15 personas, aseguró el trabajador de salud.
Adrián señaló que fue víctima de Covid-19, por lo que tuvo que dejar el albergue por 40 días y se fue al Hotel San Martín para llevar sus días de recuperación, al recuperarse volvió al albergue para continuar trabajando.
“La fatiga, el cansancio y los dolores se siente feo, es un problema que gracias a mi Dios pude superarlo, tuve muchos problemas de respiración, dolor de cabeza y me quedaron secuelas como la fatiga, pero gracias a Dios ya volví a mi trabajo con el traslado de pacientes y ya no he tenido de nuevo los síntoma, me sigo protegiendo y también a los pacientes”, expresó.
El pasado 29 de julio dejó el lugar y se incorporó temporalmente en el Hotel Gándara mientras encuentran un lugar seguro y tranquilo para vivir durante la contingencia.
“Estoy muy agradecido con ellos porque nos echaron la mano durante los cuatro meses, que eso fue bastante la verdad, también había muchas donaciones voluntarias que iban acompañadas con cartas que ni se pueden imaginar lo que decía, escritas por grandes y por niños, había donaciones de comida, artículos de limpieza, también le agradezco a toda esa gente”, añadió.
El trabajador considera que deberían existir más lugares que ofrezcan apoyo y alojamiento para el sector salud para que puedan continuar con su trabajo y estén seguras, para la protección de sus familiares.
“Veían todo por nosotros en el albergue, estoy de vedad muy agradecido con la casa hogar Héroes con Bata porque mi estancia ahí fue muy buena en términos generales y me sentí a gusto, la convivencia era muy buena y también la comunicación, ahora hay que seguirle ante esto”, concluyó.
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