Ver a un ser vivo que sufre, ser testigo del maltrato animal y el amor incondicional que les tiene; son los principales motivos por los que Adriana Núñez Grano ha dedicado su vida al cuidado de los animales.
A sus 56 años, Adriana utiliza su tiempo y esfuerzos en cuidar 12 perros y 30 gatos, e incluso otras especies que han sido maltratadas en la colonia La Cholla.
“Empecé en mi infancia desde que tenían siete años, o sea, yo llegué a tener una cueva donde tenía 250 gatos. Me encantaba rescatar a gatos y los tenía escondidos”, comentó la activista.
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No obstante, al tener su domicilio en el poniente de Hermosillo, la rescatista ha observado por 20 años que algunos habitantes del sector comenten actos de crueldad.
A estos animalitos ella ha tenido que atender y solventar por su cuenta, sin importarle su situación económica, para llevarlos ante un veterinario o darles la alimentación necesaria.
Como fue el caso de Manuel, un can que rescató con desprendimiento de su piel en el cuello, al ser arrastrado por una persona con un vehículo atado con un cincho, en agosto de este año.
“No puedo, de plano, ignorarlos, he tratado de ignorar por la situación económica porque siempre va a haber una persona de tu casa que quiere animales y otra que no los quiere o que les molesta, a veces es con mi hija”, lamentó.
A pesar de ello, las actividades y el trabajo han permitido a Adriana seguir con el rescate de más animales maltratados o que han sido abandonados.
Sin dejar de mantenerse actualizada, ya que también participa en redes sociales con más activistas para apoyar y pedir la ayuda de la sociedad en casos de adopción de mascotas adultas, o para conseguir medicamentos, alimentos o atender peticiones en diversos grupos de Facebook.
Y en caso de no poder conseguirles un hogar, Adriana indicó que lleva a los animales a lugares donde no vuelvan a ser lastimados por las personas.
“Vivo tranquila, estoy tranquila; es lo que a mí me hace feliz, así soy. Me nace ayudar, me siento tranquila y duermo muy a gusto”, expresó.
Sin negar que se trata de una labor agotante que realiza de su propio bolsillo, así como traumático para algunos activistas que, incluso han arrojado la toalla.
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Finalmente, pidió a la ciudadanía que sean más conscientes del daño que le provocan a sus mascotas o animales, ya que también son seres vivos que sienten.
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