/ viernes 4 de septiembre de 2020

Esperanza vende aguas frescas para sobrevivir durante la pandemia

En un principio Esperanza vendía tamales, pero con la llegada del Covid-19 sus ventas han disminuido por lo que ha incluido la venta de aguas frescas y otros alimentos

Esperanza Cruz Ortiz es originaria de Oaxaca, hace más de 30 años llegó a la Ciudad del Sol en busca de mejores oportunidades y para ver por el bienestar de su familia, desde entonces se ha dedicado a vender platillos para solventar los gastos de su hogar.

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“Una comadre me enseñó a hacer tamales sonorenses porque yo no sabía y así empecé para poder comprar cartón negro y construir el techo de mi casa, desde entonces lo sigo haciendo igual y la gente siempre”, compartió.

La mujer de 59 años vive al norte de la ciudad, cada fin de semana prepara tamales para venderlos por las calles de Hermosillo, ante la llegada del Covid-19 sus ventas han disminuido por lo que ha incluido la venta de otros alimentos.

“Hace un tiempo tuve una caída y me lastimé las rodillas, después de dos semanas fui a una similares porque no tengo seguro y me dijeron que era un problema de las varices y el doctor me dijo que necesitaba mucho reposo pero no ha podido hacerlo porque tengo que trabajar porque de aquí sale para la luz, comida y agua”, manifestó.

A pesar de la difícil situación en la que se encuentra por la disminución de entregas, comenzó a vender aguas frescas por fuera de su domicilio para seguir trabajando y así poder tener ingresos para su hogar, ya que ella vive sola y corre con todos los gastos.

“Empecé con 200 pesos y poco a poco fui haciendo más grande mi negocio, vendo dulces, duros, hielitos y bolis, mis hijos me han dicho que deje mi trabajo pero no quiero porque es algo que me ha costado mucho”, expresó.

En punto de las 5:00 horas, Esperanza se levanta para comenzar con su día de trabajo, limpia el patio y posteriormente sale a vender las aguas, uno de sus deseos más grandes es aprender a leer y continuar con sus estudios, asimismo seguir trabajando para pagar sus clases y seguir aprendiendo del lenguaje.

A través de redes sociales Yuliana Barajas realizó una publicación donde exponía la tristeza de su madre al no haber vendido ningún litro de agua fresca, por lo que al paso de las horas llegaron mensajes de apoyo a la familia para seguir consumiendo su producto.

“El lunes fue el peor día, solo se vendieron 6 litros y todo lo demás me quedó, por lo mismo no me puse por unos días porque se me había quedado, entonces me puse a hacer tamales en la semana para que más adelante me pueda poner a vender las aguas frescas como los fines de semana”, dijo.

Durante 20 años trabajó de empleada doméstica, al llegar a su hogar comenzaba a hacer los tamales para venderlos por el día, hoy en día solo cuenta con su trabajo de ventas, ya que su edad no le permite continuar trabajando por más horas.

“Apenas tengo 2 meses vendiendo el agua, son naturales, lo de la venta de aguas es nuevo porque a veces los tamales no se vendían porque me decía la gente que no había dinero, entonces mis hijos me consiguieron unos botes y yo compré otro y empecé a vender agua, nunca se acaba pero si se vende”, señaló.

Para apoyar a Esperanza con la venta de sus aguas y así continuar trabajando para sus gastos del hogar se pueden dirigir a la calle San Felipe entre Israel González y Yáñez, justo a tres cuadras del Ley Bachoco en un horario de 10:00 a 17:00 horas o bien comunicarse a 6624013749.

Esperanza Cruz Ortiz es originaria de Oaxaca, hace más de 30 años llegó a la Ciudad del Sol en busca de mejores oportunidades y para ver por el bienestar de su familia, desde entonces se ha dedicado a vender platillos para solventar los gastos de su hogar.

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“Una comadre me enseñó a hacer tamales sonorenses porque yo no sabía y así empecé para poder comprar cartón negro y construir el techo de mi casa, desde entonces lo sigo haciendo igual y la gente siempre”, compartió.

La mujer de 59 años vive al norte de la ciudad, cada fin de semana prepara tamales para venderlos por las calles de Hermosillo, ante la llegada del Covid-19 sus ventas han disminuido por lo que ha incluido la venta de otros alimentos.

“Hace un tiempo tuve una caída y me lastimé las rodillas, después de dos semanas fui a una similares porque no tengo seguro y me dijeron que era un problema de las varices y el doctor me dijo que necesitaba mucho reposo pero no ha podido hacerlo porque tengo que trabajar porque de aquí sale para la luz, comida y agua”, manifestó.

A pesar de la difícil situación en la que se encuentra por la disminución de entregas, comenzó a vender aguas frescas por fuera de su domicilio para seguir trabajando y así poder tener ingresos para su hogar, ya que ella vive sola y corre con todos los gastos.

“Empecé con 200 pesos y poco a poco fui haciendo más grande mi negocio, vendo dulces, duros, hielitos y bolis, mis hijos me han dicho que deje mi trabajo pero no quiero porque es algo que me ha costado mucho”, expresó.

En punto de las 5:00 horas, Esperanza se levanta para comenzar con su día de trabajo, limpia el patio y posteriormente sale a vender las aguas, uno de sus deseos más grandes es aprender a leer y continuar con sus estudios, asimismo seguir trabajando para pagar sus clases y seguir aprendiendo del lenguaje.

A través de redes sociales Yuliana Barajas realizó una publicación donde exponía la tristeza de su madre al no haber vendido ningún litro de agua fresca, por lo que al paso de las horas llegaron mensajes de apoyo a la familia para seguir consumiendo su producto.

“El lunes fue el peor día, solo se vendieron 6 litros y todo lo demás me quedó, por lo mismo no me puse por unos días porque se me había quedado, entonces me puse a hacer tamales en la semana para que más adelante me pueda poner a vender las aguas frescas como los fines de semana”, dijo.

Durante 20 años trabajó de empleada doméstica, al llegar a su hogar comenzaba a hacer los tamales para venderlos por el día, hoy en día solo cuenta con su trabajo de ventas, ya que su edad no le permite continuar trabajando por más horas.

“Apenas tengo 2 meses vendiendo el agua, son naturales, lo de la venta de aguas es nuevo porque a veces los tamales no se vendían porque me decía la gente que no había dinero, entonces mis hijos me consiguieron unos botes y yo compré otro y empecé a vender agua, nunca se acaba pero si se vende”, señaló.

Para apoyar a Esperanza con la venta de sus aguas y así continuar trabajando para sus gastos del hogar se pueden dirigir a la calle San Felipe entre Israel González y Yáñez, justo a tres cuadras del Ley Bachoco en un horario de 10:00 a 17:00 horas o bien comunicarse a 6624013749.

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