La aparición de cáncer de mama está ligada a varios factores de riesgo, uno de ellos y de los que tienen mayor importancia es el sexo, ya que, como explica Dámaris García Flores, responsable estatal del Programa de Cáncer de la Mujer, el primer factor es ser mujer, debido a que el 99% de los casos se presentan en mujeres y solamente el 1%, en términos generales, se presenta en hombres.
A pesar de esto, ¿qué pasa cuando ese 1% juega a tu favor?, o más bien, en contra, hace 16 años David Gustavo Gutiérrez Mazón se encontraba haciendo su vida normal, era un joven de 24 años, a punto de graduarse de la universidad y que regresaba de Monterrey a Hermosillo para ver a su familia.
Podría decirse que David es uno de esos casos raros, uno de los pocos hombres en la gráfica del cáncer de mama, ya que, a nivel nacional de cada 100 mil habitantes, 51.92 mujeres sufren cáncer de mama, mientras que en hombres este se presenta tan solo en 1.25 personas por cada 100 mil, esto de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
"A los 24 años me diagnosticaron cáncer de mama, un caso raro en hombres, más raro en mi edad, no conozco a nadie, a otro hombre que tenga la edad a la que me dio a mí", recordó David.
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Para David, la autoexploración fue la manera en que detectó algo raro en su cuerpo y, aunque al principio no le dio mayor importancia, después de un tiempo decidió que era mejor consultar a un médico para tener un diagnóstico.
“La autoexploración es sumamente importante, yo me detecté 'la bolita', yo la sentí y dije que raro, pasó un tiempo hasta que decidí ir al doctor", compartió.
En aquel momento fue tanto el asombro que, aunque sabía que era cáncer, se creía que el diagnóstico estaba equivocado, pues en su primera visita al consultorio de un médico local se le dijo que no se alarmara, que solo se trataba de "una bolita de agua", la cual posteriormente extirparían en un procedimiento de aproximadamente media hora.
Al revisar el pequeño tumor en patología para ver de qué se trataba, esto por protocolo, los médicos se llevaron la sorpresa al confirmar que era cáncer de mama.
"El doctor me citó junto a mis papás, nos comunicó que tenía cáncer, que se le hacía muy raro, pero lo había comprobado con dos patólogos", afirmó.
Sus padres y él decidieron viajar a Estados Unidos por una segunda opinión médica en donde la dinámica fue la misma, el doctor comentó que no podía ser cáncer, opinión en la que estaba equivocado.
David Gustavo aseguró que, “el resultado arrojó que era cáncer de mama en etapa tres, me operaron, me quitaron el pecho y posteriormente me dieron quimioterapias por aproximadamente 10 meses y después vino la radioterapia”.
“Soy un hombre de mucha fe, siempre he sido, desde antes y con más razón después, los primeros días después de recibir la noticia despertaba y pensaba que estaba en una pesadilla, me dieron mucha lástima mis papás, a los pocos días reaccioné, no es una pesadilla”, agregó.
Un apoyo para otros
“Comencé a ayudar a personas que tenían cáncer, a platicar con ellos, darles ánimos, es muy importante el traer el ánimo en buen estado, el echarle ganas para sacar la enfermedad adelante”, expresó.
El sobreviviente mencionó que el estado de ánimo es muy importante, ya que, al desanimarse también las defensas del cuerpo tienden a disminuir, lo que resulta negativo para el organismo.
“A mí me daban lástima mis papás, pero yo estaba en paz con Dios, yo decía ‘si él me quiere llevar pues...’, yo no tenía esposa ni hijos, pero mis papás me daban mucha cosa, yo dije ‘le voy a echar muchas ganas, pero lo que sea tu voluntad’, y pues él quiso que me quedara”, detalló.
En un viaje que realizó a Estados Unidos, estuvo en Tucson, en la universidad de Arizona, donde le comentaron que no conocían ningún caso de un hombre tan joven con ese tipo de cáncer; también visitó Houston, el Centro de Cáncer MD Anderson, donde, de igual forma le hicieron saber que no había registro de alguien tan joven como él, una persona de 24 años con cáncer de mama.
A través de estudios se enteró que su cáncer no fue por genética, no habiendo una explicación para la enfermedad, ya que tampoco cuenta con factores modificables de riesgo.
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Durante su tratamiento en el hospital el trato de parte del personal médico nunca fue diferente, pues dijo llevarse muy bien con las enfermeras, incluso les llevaba galletas para que lo inyectaran bien, ya que batallaban para encontrarle la vena.
Por medio de la Asociación Civil Grupo Reto se ha dedicado a compartir su testimonio, además ha tratado de ayudar a sus conocidos, a esos que también han padecido algún tipo de cáncer.
En ese sentido, para David siempre ha sido satisfactorio que lo recuerden como un sobreviviente, y por ser un caso tan raro, por lo que siempre es buscado para tener apoyo.
“Siempre me ha gustado ayudarles, echarles la mano, creo que podría hacer más, la verdad, debería hacer más, es mi obligación como sobreviviente, no he hecho tanto, pero Dios me pone a muchas personas en el camino para que yo las cache, me sirvió mucho la experiencia para ayudar”, externó.
Después de todo su proceso declaró que, “a los hombres les diría que se autoexploren, es muy fácil y todo el mundo piensa que no sufrirá la enfermedad, siendo la realidad que a cualquiera le puede pasar.
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