Muchas de las canciones que escuchamos, cantamos y bailamos están basadas en historias reales con diferentes finales que se han compartido, popularizado y compartido.
Algunas de ellas también, con el paso del tiempo han sido inspiración para que sus autores, u otras personas, hagan adaptaciones de las mismas y sigan llegando a más oídos.
Este es el caso de El Niño Perdido, la canción que hemos escuchado en ritmo de banda o tambora, que no sólo es de ritmo contagioso y memorable, sino que también, la forma en la que se interpreta lleva implícito el mensaje, que para muchos puede resultar una novedad.
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El tema ha llegado a muchas personas, quizás se ha popularizado de manera global porque la Banda El Recodo la ha incluido en sus repertorios desde los tiempos de su fundador, Cruz Lizárraga; pero hay un sinfín de agrupaciones que la interpretan, en -al menos cien años que pudiera tener-. También se interpreta en el género de mariachi.
¿Quién compuso la canción de El Niño Perdido?
Este tema popular fue compuesto por el mexicano Wenceslao Moreno; está inspirado en un hecho ocurrido en la comunidad Agua Caliente de Gárate, correspondiente a Concordia, Sinaloa.
El Comité Ciudadano y Turístico del municipio compartió que, para celebrar eventos importantes (como una boda, por ejemplo), tradicionalmente se han contratado bandas.
¿Cuál es la historia de la canción El Niño Perdido?
En el pueblo de Agua Caliente de Gárate, donde, hay un sitio conocido como La Loma de Los Novios, se acostumbra que las bandas toquen para anunciar su llegada. Este lugar tiene relación con El Niño Perdido.
La razón de lo anterior es porque los músicos que fueron a amenizar un evento llevaban a un niño muy inquieto que se alejó de sus acompañantes para explorar el lugar, mientras su padre estaba ocupado, tocando.
El niño se perdió de vista y despertó la preocupación de los asistentes al festejo, que se interrumpió para iniciar la búsqueda del menor.
El recuerdo y la historia, que ha pasado de boca en boca, señala que hubo quienes lo vieron corriendo, jugando en los árboles, comiendo en alguna casa, pero no lo encontraban; la angustia crecía porque se acercaba la noche.
Fue uno de los habitantes del pueblo quien sugirió que la banda subiera a la que se conoce como La Loma de Los Novios y comenzara a tocar para que el niño perdido los escuchara y pudiera orientarse para llegar a su encuentro.
De esta manera surgió el sonido triste de la trompeta que llama al niño, y que no dejó de sonar hasta que apareció, asustado y llorando.
En este tema, si lo has escuchado con atención, suenan dos trompetas, una representa al padre y otra al hijo; también podrás ‘caer en cuenta’ que los ejecutantes están alejados y, mientras tocan van acercándose hasta que están juntos. Es entonces cuando inicia el acompañamiento alegre del resto de los instrumentos, por la felicidad de que El Niño Perdido haya sido encontrado.
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Más elementos para El Niño Perdido
Luego de que la historia y el tema se hicieran populares, han surgido más elementos como la creación de un callejón con el mismo nombre, un mural que atrae al turismo y también ha ocurrido que la famosa canción ya tiene letra, David Aguilar la compuso. ¿Lo has escuchado?
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