En Hermosillo hay bares y cantinas realmente muy antiguas, ese es el caso de “La Bohemia” que llevan más de 116 años activa, ya que fue inaugurada en 1908, y aunque no se encontraba originalmente en la ubicación que en la actualidad tiene, sus funciones nunca se detuvieron y ya son varias generaciones de hermosillenses que han pasado por ahí.
Al mismo tiempo la gente que ha administrado y atendido ese lugar ha sido bastante, de entre ellos destaca allá por los años 40 el señor Hilario Juárez, que fue muy conocido por esa época y después aún más pues pudo establecer su propio bar en 1967 en la colonia San Benito y lo puso en la esquina de las calles Cuernavaca y Tamaulipas: “Bar el Campo”.
Por su ubicación estratégica en el centro de la ciudad, La Bohemia se distinguía en un principio por tener señores de buen vestir que trabajaban en las oficinas de gobierno y negocios de la zona, siempre ofreciendo la cervezas más fría, que es como le apetece al sonorense, principalmente por el calor que toda la vida se ha padecido en estas tierras.
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La tercera fue la vencida
Luego de haber sido inaugurada y mudada en 1912 de ubicación, fue en 1967 cuando se estableció en donde permanece hasta la actualidad en la calle Comonfort, puesto que duró varios años en la calle Obregón, en lo que es hoy una porción de la Plaza Alonso Vidal, también conocida como Plaza de la Bandera.
“Era un edificio muy grande, su interior de altos techos soportados por muros de adobe, estaba flanqueada por la barbería de ‘Chanto Vega’ y la tienda de ‘Los Chapos’, al poniente colindaba con propiedades de la familia Laborín. De lado a lado el remate superior de la fachada sostenían un letrero con el nombre de la empresa, caligrafiados los entornos de sus letras con tubos de neón verde y amarillo, los colores de la cerveza local”, relata una publicación en Facebook de “Martin Huva, tras la historia de Hermosillo”.
Esta descripción pertenece a Don Hilario Juárez, quien vivió toda esa etapa y da detalles de la construcción y del servicio que se ofrecía en aquella lejana época del Hermosillo de mitad de siglo pasado, sin duda, tiempos donde todo circulaba a una menor velocidad y donde la mayoría de parroquianos de ese tipo de lugares eran hombres adultos.
“Enfrente la cantina tenía estacionamiento, área donde el conductor decidía si quería entrar o pedía servicio al auto. Los meseros llevaban al exterior las bandejas posavasos que quedaban sujetas al cristal de la ventana por dos ganchos recubiertos de hule. La entrada al lugar estaba flanqueada por dos ventanas enrejadas. Era más alta que ancha y en su marco superior remataba un arco de medio punto, en cuya dovela podía leerse oblicuamente las letras que orientaban a sus parroquianos: Bar”, dice el relato del señor Juárez.
La diferencia de precios
La inflación por esos tiempos era muy diferente en nuestro país, era época de modernización y de un periodo de despegue económico, por lo que el poder adquisitivo era más alto que el actual y para 1948, el vaso chico costaba 10 centavos, mientras que el grande o longa 15, un mesero ganaba 2 pesos diarios, pero con las propinas podía reunir hasta 20 pesos diarios, lo cual era una muy buena ganancia.
“Era un sitio por excelencia de las mejores familias de la ciudad, los asistentes formaban dos tipos de clubes, los que iban a conversar y otros que iban a relajar sus sentidos. Este bar fue el primero que registró por primera vez un mariachi en Hermosillo, siendo el Mariachi Aguilar, oírlo en vivo fue una gran sensación y un enorme gusto que se repetía por horas, la bien ganada fama de este mariachi provocó la venida de El Mariachi Nayarit, por lo que se tiene que reconocer que la Bohemia hizo resplandecer el folclor mexicano”, afirmó Don Hilario en palabras de José Luis Bojórquez, 'El Cacho', de su libro "Hermosillo, década decisiva”.
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Otras cantinas de la época:
Las Cuatro Milpas de José Cuevas
El Tecolote de Guillermo Negrete
Las 15 Letras del Cabezón Palafox
La Burrita de Emilio Castañeda
El Sesteo de Las Aves de Trini Quintero
El Cuba Libre del Seel
El Casino Popular del Pablo Beltrán y Ubaldo Verdugo
La Central de Manuel Gándara
El Bar Lourdes de Elías
La Última Chanza de Francisco Siqueiros
El Molino Rojo de Luis Topete
La Balalaica de Liberato Ochoa
Las Palmas de Joaquín Loustaunau
La Verbena de Fernando Molina
La Perla y el Iris de Petra Parra
La Garita de Pepe Gómez
La Nota de Manuel García
El Barrilito de Bernardo Gómez
El Pluma Blanca de Luis V. Peral
Vereda Tropical, El Trancazo y Mi Chamaquita de Prudencio Morales
El High Life de Pancho Enciso
Bar Montecarlo de Pompeyo Virgil
La Tropiconga de Julio Paz Villa
El Reina Blanca de Miss Cuca
La Noche de Ronda de Manuel Romero
El Disco Volador de Octavio "Cacarizo" Domínguez
El Botecito de Manuel Montaño
El Gran Taco de Francisco Mitre
El Gato Negro de Nacho Ramírez, entre otros.
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