El amor por los autos unió aproximadamente a 300 propietarios de vehículos de diferentes marcas, líneas y modelos, con el fin de exhibirlos en la última presentación del Car Show en Plaza Zaragoza.
Entre ellos, se encuentra Andrés Eduardo Romero, quien fue motivado por el simple gusto de ver otros proyectos de más entusiastas de los carros, aunque con la seguridad de que no encontraría nada comparado con su Volkswagen Caribe 79 de dos puertas, que cuenta con varias modificaciones.
“La más exótica por así decirlo, que los puedo retar a que no van a encontrar en Hermosillo otro motor e ignición que traigo yo, es un motor de 16 válvulas que no salió en México, nomás en Europa y Estados Unidos, originalmente era full injection, pero este es Frankenstein, porque traer carburadores con ignición, tiene buen rendimiento y bastantes caballos de fuerza”, dijo.
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Sin embargo, destacó que las cuestiones mecánicas son solamente una parte del proyecto, pues el acabado de pintura azul cielo con asientos de piel color marrón fueron un detalle elegido intuitivamente, pero formando un contraste en la paleta de colores que le añade un sutil, pero efectivo toque clásico.
Asimismo, el quemacocos es un injerto de un Malibú 2010 con abatible exterior, con un acabado que se asemeja bastante al original, casi salido de agencia, aunque cualquier conocedor pudiera reconocer el trabajo de modificación, visible también en las ocho bocinas con amplificador y cuatro sin amplificador.
“Estéticamente he tratado de mantenerlo lo más original, con ciertas modificaciones, llevo cinco años metiéndole dinero, tiempo y trabajo, todavía me falta, todavía no queda como yo quiero, pero espero que este año pueda terminarlo todo, pero anda funcional, estético, se defiende en todas las formas, un equilibrio que he hablado intentado mantener”, agregó.
Aunque es el cuarto evento el que participa, no es con el afán de llevarse un premio, pues se trata de un pasatiempo al que se dedica después de hacerse cargo de su trabajo y su familia, pero la devoción con sacar adelante su proyecto lo llenan de satisfacción, y al ser parte de grupos como VW Adictos de Hermosillo, conocer otros vehículos, ya sean clásicos o deportivos, con modificaciones o sin ellas, también es enriquecedor, ya que se puede aprender del trabajo de otros.
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“Me preguntan que si cuánto, que si lo vendo, pero mira, la verdad yo le he invertido más, sobre todo que no cobro el tiempo que le trabajo, porque yo vivo de arreglar carros, y al ser mío, le meto mucha chamba mía, pero así llevo como unos 130 mil pesos sin cobrar lo que yo hago, si me cobraran la mano de obra sería más caro, casi 200 mil; llevo como cinco años arreglándolo y es sin llorar”, señaló.
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