Cada 28 de agosto se celebra el Día del Abuelo en México desde el año 1983, como un reconocimiento a la noble labor familiar que realizan y la influencia que tienen los adultos mayores en sus nietos, pues tiene como propósito reunir a la familia y compartir grandes momentos.
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Las historias del abuelo nunca pueden faltar en un cumpleaños, en la fiesta de Navidad o simplemente al visitarlos en su hogar; éstas traen consigo los recuerdos de sus vivencias, trabajo, aventuras y el amor incondicional a la familia.
En El Sol de Hermosillo te presentamos la historia de Carlos Flores, de 91 años de edad, quien guarda en su memoria cada episodio importante que vivió por lo que disfruta compartir las anécdotas con sus hijos, nietos, bisnietos y hasta tataranietos. Carlos nació un 4 de noviembre de 1929 en Hermosillo, Sonora, desde pequeño comenzó a trabajar para apoyar a su familia y uno de sus pasatiempos favoritos era hacer ejercicio.
A sus 7 años de edad descubrió su amor por el deporte y desde entonces practicó cada uno de ellos natación, resistencia, salto de altura, volibol, basquetbol, beisbol, box hasta fue reconocido como uno de los mejores bateadores y fue campeón nacional de peso Ligero amateur en 1948.
Por más de 50 años se dedicó al negocio de carrocería, comenzó trabajando como mecánico pero al transcurrir 7 meses aprendió a fabricar y diseñar piezas para verter las bases mecánicas y darle una mejor imagen, al pasar el tiempo Carlos se convirtió en el primer ajustador de Hermosillo y colaboraba con 4 compañías de seguros.
“Siempre me dediqué al trabajo y nunca dejé un deporte sentido, participaba en todo, siempre les comparto a mis nietos que hagan ejercicio, que trabajen haciendo lo que más les gusta, yo trabajaba toda la semana y los fines me iba al monte a cazar”, expresó.
En 1960 hasta el año 1990 fue presidente del Club de Caza y Tiro, fue cazador y elaboraba piezas únicas de animales como el venado bura. Durante 28 años trabajó como perito oficial terrestre para la Procuraduría de Justicia del Estado de Sonora y ante su experiencia profesional hasta este año 2021 abogados lo visitan para solicitar ayuda.
“Dos de mis hijos trabajan en la carrocería y dos de mis hermanos los hice carroceros e incluso pusieron su negocio propio, es cuestión de tener vocación, ser dedicado y buscar la forma de hacer las cosas bien, es pura práctica porque enderezar un carro es un arte, me encantaba que lo hice desde 1944 hasta el 2000”, señaló.
Don Carlos Flores tiene 11 hijos, 33 nietos, 24 bisnietos y 4 tataranietos, sus anécdotas han pasado de generación en generación, pues son experiencias que guarda en su corazón y comparte con mucho cariño a los más pequeños para que conozcan el valor del trabajo y cómo el deporte le ha ayudado a mantener buena salud.
“Siempre me gustó el box desde chamaco me metía de intruso en las peleas, cuando tuve la oportunidad busqué la forma de entrenar y tuve que ganar 6 pleitos para ser campeón, le gané a Julio Clark alias El Gringo Clark y llegamos al último round, algunos de mis nietos conocen mi historia y me gusta compartirles mis vivencias”, dijo.
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Don Carlos compartió que no sólo sus nietos se quedaban atentos a escuchar las grandes historias que tenía para contarles, sino también se interesaron en replicar algunas de las actividades como la cacería, el deporte, entre otros.
“A mí me gustaría precisamente que siempre tengan una buena relación, que se lleven perfectamente bien, que haya buenos sentimientos entre la familia y tengan una vida saludable, siempre he tenido una buena relación con todos, me aprecian mucho, les platico a mis nietos sobre mis experiencias con todos los detalles y me escuchan atentos”, concluyó.