Juan Ángel Vásquez, chef e influencer sonorense, originario de San Pedro de la Cueva, comparte en distintas plataformas virtuales cómo es su vida personal, laboral y familiar.
En las publicaciones que realiza podemos dar cuenta no solo de sus tips para cocinar, sino también de los recuerdos que acompañan a sus recetas y preparaciones.
También tiene un podcast, en el que hemos escuchado la historia de los primeros panquequis dulces que llegaron a su casa, de la mano de una fayuquera, y para la que se tuvo que usar un diccionario.
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En su podcast, Juan Ángel compartió la historia de la primera cocina que hubo en casa de sus padres, que luego tuvo una barra de mosaico amarillo para que combinara y cómo eran los momentos que se vivían en torno a la cocina.
Una de sus entregas más recientes de Lengua Larga Podcast tiene que ver con una persona que ha sido motor para su inspiración culinaria, y con quien, sin imaginarlo, se reencontró por medio de una fotografía. También destaca la importancia de la familia por elección.
Cabe aclarar que en Sonora, las abuelas son conocidas cariñosamente como nanas; no es un nombre despectivo, sino un término regionalista que nos lleva a compartir el mismo amor.
Es, pues, su nana, el personaje del que nos comparte Juan Ángel en el episodio “Los huevitos de la Veva”.
Yesenia envió una foto al influencer en la que aparece con su “nana Veba”, una mujer con gran sazón y espíritu, que era su vecina y abuela por elección.
La famosa nana Veva
Juan Ángel Vásquez comparte, ahora, cómo fue su encuentro con una estufa de gas, en casa de “la Veva de Gilberto”, quien tuvo una hornilla por muchos años, hasta que entró la modernidad a su casa.
La Veva de Gilberto tenía la particularidad de ofrecer comida a las personas más necesitadas, cansadas y desvalidas; y él, como niño, no fue la excepción. A sus cinco años, su mamá lo mandaba a casa de su vecina con un platito de peltre despostillado, con dos huevitos crudos para que se los guisara con manteca.
Él esperaba con ansias los dos días de la semana en los que podía ir a que lo alimentaran y a que lo llenaran de mimos con una sarta de majaderías pronunciadas de manera magistral.
En su etapa adulta ha intentado replicar los huevos que preparaba su nana Veva y sólo lo ha logrado con la grasa del tocino porque no está clarificada. Aunque reconoce que el talento de su nana era único para lograr la sazón que Juan Ángel recuerda.
No tiren la comida
En la reflexión relacionada con su recuerdo, Juan Ángel habla del valor que ha tenido históricamente la comida, sobre todo para quienes tienen dificultades económicas para obtenerla.
Por tal motivo llama a sus escuchas a no tirar la comida. Señaló que es importante aprovechar todo lo que se tiene en el refrigerador y la alacena.
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“No es posible que se tiren a la basura 1.3 millones de toneladas de huevo al año”; dijo también que es importante comprar sólo los huevos -y la comida- que se ocupa para que no se echen a perder, al tiempo que sugirió sentirse bendecidas las personas que tienen la capacidad económica para comprar sin batallar.
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