/ miércoles 7 de agosto de 2024

Cicatrices de la historia: el genocidio de la tribu yaqui y su exilio en Yucatán

A finales del siglo XIX y principios del XX en Sonora había una disputa entre la etnia yaqui y el Gobierno de Porfirio Díaz, que originó en la matanza de miles de yaquis

Un época de muchos claroscuros dentro de la historia de nuestro país sin duda fue la del Porfiriato, época llamada así al periodo en que Porfirio Díaz gobernó México por 30 años y que llegó a Sonora sediento de más poder y aquí quiso arrebatarles sus tierras a la tribu yaqui, pero se topó con una férrea resistencia, al grado de tener que instalar en el pleno corazón de la etnia, un cuartel militar.

La respuesta que vino desde Palacio Nacional fue la de usar la fuerza y de darle el poder de sus tierras a empresas que beneficiaban a terratenientes apegados al régimen, y que afectó a 49 millones de hectáreas entre los años 1884-1907, obviamente en el caso de Sonora, se trataba de lugares de cultivo muy importantes contiguas al río yaqui, de mucho valor productivo.

Todo ese periodo nos lo relata a la perfección el escritor Pablo Ignacio Taibo II, en una charla larga y tendida que tuvo en el programa radiofónico La Hora Nacional, pues él realizó una exhaustiva investigación para publicar su libro: “Yaquis: Historia de una guerra popular y de un genocidio en México”, en el 2013.

@lahoranacionaloficial

Paco Ignacio Taibo II nos habló sobre la persecución y esclavización del pueblo yaqui en Sonora durante el Porfiriato. Conoce más sobre una página oscura de la historia nacional, un genocidio del que pocos hablan. Ahí donde llega la Hora Nacional, ahí está México.

♬ original sound - La Hora Nacional

Lee también: El asombroso sitio arqueológico en Sonora con más de 2 mil años de historia

La política de exterminio

“Cuando escribí la historia de la Revolución Yaqui a finales del Siglo XIX, principios del Siglo XX, iba siguiendo la huella, caminando, tocando, viendo y hay un momento terrible en la insurrección de los yaquis, que es el momento en que empieza la política de exterminio, una tercera parte del ejército nacional está en la zona yaqui, Porfirio mandó a acabar con ellos”, inicia el relato el escritor.

Ante la resistencia de las guerrillas populares y la guerra de resistencia de los yaquis que duró 42 años, por el saqueo que el Gobierno Federal estaba realizando a los 8 pueblos yaquis, se realizó un decreto que decía que las compañías deslindadoras tenían la responsabilidad de localizar terrenos baldíos, deslindarlos y medirlos, y luego transportar hasta ellos a los colonos que debían trabajarlos una vez que estuvieran fraccionados.

“La parte terrible es que cuando dan la órden de masacre, empiezan a producirse fenómenos aterradores, que es captura de yaquis en las comunidades y condenarlos a muerte y empiezan a secuestrar hombres, mujeres, comunidades, por miles; en México se va a producir un genocidio que hasta ahora, la Historia de México se ha negado a reconocerlo y reivindicar a los yaquis”, asegura Taibo II.

La etnia yaqui peleó por sus tierras durante años ante el gobierno del Porfiriato / Foto: Cortesía / INAH / Foto: Cortesía | INAH

Fue tanta y tan fuerte la resistencia que les plantaron los miembros de las comunidades yaquis, siempre férreos e indomables, que optaron por aniquilarlos y separarlos, llevándose a una gran cantidad de ellos a la otra punta del país, hasta Yucatán, proceso en el que iban muriendo miles de ellos, ya sea por hambre y enfermedad, por el excesivo castigo o la mera bala del ejército porfirista, así que los sacaban de Tórim, uno de los principales pueblos de ese entonces y los llevaban a Guaymas para embarcarlos hacia el sur.

El camino de la muerte

Esta terrible travesía a Yucatán iniciaba en Guaymas y por mar en barcos de la armada los llevaban hasta Nayarit y Jalisco, en donde el escritor habla de diferentes testimonios, de que muchas veces los yaquis se arrojaban por la borda del barco para suicidarse, porque sabían lo que les estaba esperando y muchos no llegaban, puesto que las condiciones en que viajaban eran totalmente inhumanas, y ya sea por hambre o por enfermedad iban muriendo en el camino; los que llegaban a la costa de Jalisco, inauguraban lo que se conoció como ‘El Camino de la muerte”.

“Se les transportaba a una estación de tren, pero primero se les concentraba en un lugar terrible que se llamaba el paradero “Don Lencho”, que es un enorme sótano que apretaditos, cuerpo con cuerpo cabían unas 500 personas y ahí se les concentraba sin comida y al tiro del ejército y luego a un lugar de la costa de Jalisco, donde había una terminal del ferrocarril, empiezo a explorar cerca de esta terminal del tren y encuentro un cementerio clandestino con miles de fosas”, recordó el escritor.

Los yaquis fue una población de Sonora que fue obligada a abandonar sus tierras / Foto: Cortesía / INAH / Foto: Cortesía | INAH

El trayecto continuaba hasta la Ciudad de México, los trenes llegaban con miles de yaquis, hombres, mujeres y niños, y llegaban de noche, para que nadie supiera lo que estaba pasando en esos trenes misteriosos, que pudieran parecerse a unos que circularon 30 años después en Europa durante el holocausto, como si fueran trenes nazis.

De ahí los llevaban hasta Veracruz, y Taibo II recuerda que a veces todo esto proceso duraba un mes o un mes y medio, y ahí eran vendidos como esclavos, un sobrino de Porfirio, Félix Díaz participó en estas operaciones y el Gobernador de Yucatán, Olegario Molina Solís, estaba en el negocio, 5 mil yaquis compró y vendió como esclavos, este camino de la muerte debe de haber acabado con 20 o 25 mil yaquis.

La parte heroica

Integrantes de la tribu yaqui trabajando en una plantación de Henequén en Yucatán / Foto: Cortesía / INPI

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La única parte positiva de toda esta historia es que al triunfar la Revolución y que Porfirio Díaz salió del país, un grupo de yaquis se escapan de las plantaciones henequeneras y se regresaron caminando a casa, realmente consiguieron la hazaña de irse a pie una veintena de yaquis, que se van desde Yucatán hasta Sonora, los pocos sobrevivientes de todas la matanza.

“Cuando este país reconozca que el Porfirismo no es desarrollo, progreso, ferrocarril; no, el Porfirismo es esclavismo, masacre, represión, negocio turbio; y rinda homenaje y haya una sala en el Museo de la Ignominia, dedicada a los yaquis, este país podrá verse a sí mismo sin vergüenza”, culminó Pablo Ignacio Taibo II.

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Un época de muchos claroscuros dentro de la historia de nuestro país sin duda fue la del Porfiriato, época llamada así al periodo en que Porfirio Díaz gobernó México por 30 años y que llegó a Sonora sediento de más poder y aquí quiso arrebatarles sus tierras a la tribu yaqui, pero se topó con una férrea resistencia, al grado de tener que instalar en el pleno corazón de la etnia, un cuartel militar.

La respuesta que vino desde Palacio Nacional fue la de usar la fuerza y de darle el poder de sus tierras a empresas que beneficiaban a terratenientes apegados al régimen, y que afectó a 49 millones de hectáreas entre los años 1884-1907, obviamente en el caso de Sonora, se trataba de lugares de cultivo muy importantes contiguas al río yaqui, de mucho valor productivo.

Todo ese periodo nos lo relata a la perfección el escritor Pablo Ignacio Taibo II, en una charla larga y tendida que tuvo en el programa radiofónico La Hora Nacional, pues él realizó una exhaustiva investigación para publicar su libro: “Yaquis: Historia de una guerra popular y de un genocidio en México”, en el 2013.

@lahoranacionaloficial

Paco Ignacio Taibo II nos habló sobre la persecución y esclavización del pueblo yaqui en Sonora durante el Porfiriato. Conoce más sobre una página oscura de la historia nacional, un genocidio del que pocos hablan. Ahí donde llega la Hora Nacional, ahí está México.

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La política de exterminio

“Cuando escribí la historia de la Revolución Yaqui a finales del Siglo XIX, principios del Siglo XX, iba siguiendo la huella, caminando, tocando, viendo y hay un momento terrible en la insurrección de los yaquis, que es el momento en que empieza la política de exterminio, una tercera parte del ejército nacional está en la zona yaqui, Porfirio mandó a acabar con ellos”, inicia el relato el escritor.

Ante la resistencia de las guerrillas populares y la guerra de resistencia de los yaquis que duró 42 años, por el saqueo que el Gobierno Federal estaba realizando a los 8 pueblos yaquis, se realizó un decreto que decía que las compañías deslindadoras tenían la responsabilidad de localizar terrenos baldíos, deslindarlos y medirlos, y luego transportar hasta ellos a los colonos que debían trabajarlos una vez que estuvieran fraccionados.

“La parte terrible es que cuando dan la órden de masacre, empiezan a producirse fenómenos aterradores, que es captura de yaquis en las comunidades y condenarlos a muerte y empiezan a secuestrar hombres, mujeres, comunidades, por miles; en México se va a producir un genocidio que hasta ahora, la Historia de México se ha negado a reconocerlo y reivindicar a los yaquis”, asegura Taibo II.

La etnia yaqui peleó por sus tierras durante años ante el gobierno del Porfiriato / Foto: Cortesía / INAH / Foto: Cortesía | INAH

Fue tanta y tan fuerte la resistencia que les plantaron los miembros de las comunidades yaquis, siempre férreos e indomables, que optaron por aniquilarlos y separarlos, llevándose a una gran cantidad de ellos a la otra punta del país, hasta Yucatán, proceso en el que iban muriendo miles de ellos, ya sea por hambre y enfermedad, por el excesivo castigo o la mera bala del ejército porfirista, así que los sacaban de Tórim, uno de los principales pueblos de ese entonces y los llevaban a Guaymas para embarcarlos hacia el sur.

El camino de la muerte

Esta terrible travesía a Yucatán iniciaba en Guaymas y por mar en barcos de la armada los llevaban hasta Nayarit y Jalisco, en donde el escritor habla de diferentes testimonios, de que muchas veces los yaquis se arrojaban por la borda del barco para suicidarse, porque sabían lo que les estaba esperando y muchos no llegaban, puesto que las condiciones en que viajaban eran totalmente inhumanas, y ya sea por hambre o por enfermedad iban muriendo en el camino; los que llegaban a la costa de Jalisco, inauguraban lo que se conoció como ‘El Camino de la muerte”.

“Se les transportaba a una estación de tren, pero primero se les concentraba en un lugar terrible que se llamaba el paradero “Don Lencho”, que es un enorme sótano que apretaditos, cuerpo con cuerpo cabían unas 500 personas y ahí se les concentraba sin comida y al tiro del ejército y luego a un lugar de la costa de Jalisco, donde había una terminal del ferrocarril, empiezo a explorar cerca de esta terminal del tren y encuentro un cementerio clandestino con miles de fosas”, recordó el escritor.

Los yaquis fue una población de Sonora que fue obligada a abandonar sus tierras / Foto: Cortesía / INAH / Foto: Cortesía | INAH

El trayecto continuaba hasta la Ciudad de México, los trenes llegaban con miles de yaquis, hombres, mujeres y niños, y llegaban de noche, para que nadie supiera lo que estaba pasando en esos trenes misteriosos, que pudieran parecerse a unos que circularon 30 años después en Europa durante el holocausto, como si fueran trenes nazis.

De ahí los llevaban hasta Veracruz, y Taibo II recuerda que a veces todo esto proceso duraba un mes o un mes y medio, y ahí eran vendidos como esclavos, un sobrino de Porfirio, Félix Díaz participó en estas operaciones y el Gobernador de Yucatán, Olegario Molina Solís, estaba en el negocio, 5 mil yaquis compró y vendió como esclavos, este camino de la muerte debe de haber acabado con 20 o 25 mil yaquis.

La parte heroica

Integrantes de la tribu yaqui trabajando en una plantación de Henequén en Yucatán / Foto: Cortesía / INPI

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La única parte positiva de toda esta historia es que al triunfar la Revolución y que Porfirio Díaz salió del país, un grupo de yaquis se escapan de las plantaciones henequeneras y se regresaron caminando a casa, realmente consiguieron la hazaña de irse a pie una veintena de yaquis, que se van desde Yucatán hasta Sonora, los pocos sobrevivientes de todas la matanza.

“Cuando este país reconozca que el Porfirismo no es desarrollo, progreso, ferrocarril; no, el Porfirismo es esclavismo, masacre, represión, negocio turbio; y rinda homenaje y haya una sala en el Museo de la Ignominia, dedicada a los yaquis, este país podrá verse a sí mismo sin vergüenza”, culminó Pablo Ignacio Taibo II.

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