Tras su descubrimiento oficial, en marzo de 1930, Plutón pasó el resto del siglo XX gozando de la categoría de planeta, así, las generaciones que comenzaron sus estudios hasta finales del siglo e inicios de los años 2000 nacieron en un sistema solar de nueve planetas, sin embargo ahora son ocho.
Esto no significa que uno de los planetas haya desaparecido, sino que, mas bien, uno de estos cuerpos celestes protagonizó una de las polémicas científicas más interesantes de finales del siglo pasado: la forma en la que deberían clasificarse los planetas.
Desde finales del siglo XIX los astrónomos utilizaron las fórmulas de la Mecánica Newtoniana para determinar la ubicación de Neptuno, esto a partir de las variaciones que este cuerpo generaba en la órbita de Urano, no obstante, a partir de este descubrimiento se generaron más dudas, pues se empezó a conjeturar que otro planeta además de Neptuno tenía efectos en las órbitas planetarias.
Ante esto, en 1906 Percival Lowell, fundador del observatorio Lowell en Flagstaff, Arizona, inició un programa intensivo de búsqueda de este noveno planeta, al que llamó en su momento Planeta X, no obstante el filántropo no logró su sueño, falleció antes del descubrimiento del cuerpo celeste, pero los trabajos en el observatorio Lowell rindieron sus frutos y fue ahí donde se tomaron las primeras fotografías del entonces planeta.
Todo siguió en orden hasta aproximadamente 1992, cuando las observaciones astronómicas arrojaron más luz sobre esa oscura región del sistema solar y se descubrieron otros muchos cuerpos en la misma región que Plutón, por lo que inició una polémica sobre sí este debería seguir siendo considerado un planeta o no.
La comunidad científica se dividió en varios grupos, unos a favor, otros en contra y otros más que trataban de conciliar, lo que llevó al final a la redefinición de las condiciones que deben cumplirse por parte de un cuerpo celeste para ser un planeta.
En 2006 la Unión Astronómica Internacional tomó la decisión y se determinó que un planeta debe estar en órbita alrededor del Sol, ser lo bastante masivo como para que su gravedad lo haya redondeado y debe haber limpiado la vecindad de su órbita (ser el objeto dominante en la órbita).
Al cumplir estas tres condiciones es cuando puede decirse que el cuerpo celeste es un planeta, sin embargo, Plutón solo cumple con las primeras dos, ya que comparte su órbita con otros cuerpos de masas similares a la suya.
En casos como el de Plutón, determinó la Unión Astronómica Internacional, los cuerpos deberán considerarse “Planetas Enanos”, nueva categoría que el 13 de septiembre de 2006 recibieron Plutón y sus compañeros Ceres y Éride.