Durante la década de los 90, las personas que pertenecían a la comunidad LGBTQ+ no contaban con espacios de esparcimiento seguros, donde pudieran sentirse libres de expresar su identidad de género y orientación sexual.
La cultura hermosillense de aquellos años, al igual que la de muchas otras partes del país y del mundo, no daba espacio ni tregua a aquellos que no se identificaban con las normas sociales que se le dictaban o que, en un acto de “rebeldía”, pero sobre todo, de valentía y honestidad, se atrevían a confesarle al mundo su forma de amar.
Sin embargo, el arte y la cultura siempre han dado lugar a todo tipo de expresiones, y son un espacio para la liberación del ser. Fue así que, en el Hermosillo del ayer, a mediados de los 90, surge un movimiento que se convertiría en un ícono de la cultura LGBTQ+ de aquellos años… Colectivo Napoleón.
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Un espacio para ejercer la libertad
Héctor Maldonado, fotógrafo, productor artístico y activista en la capital sonorense, contó para El Sol de Hermosillo, que Colectivo Napoleón surgió de la necesidad de tener un espacio seguro para las personas de la diversidad sexual, donde pudieran realizar diversas actividades artísticas para mostrar sus talentos, pero también para poder crear una comunidad de apoyo.
“Nace el Colectivo Napoleón como un proyecto muy específico que, desde el principio se concibió como un proyecto que iba a durar 100 días, pero con el compromiso de que cada viernes se iba a inaugurar un evento nuevo”, dijo.
En aquellos años, recordó, aún había mucha censura en los espacios públicos, por lo que el colectivo les brindó la oportunidad de poder exponer todo tipo de obras artísticas, llámese teatro, exposiciones de foto, música, danza y pintura, entre otras cosas.
“Había lugares donde no podías exponer desnudos, ciertas temáticas no se podían tratar; de alguna manera los espacios daban una línea a los artistas, y los artistas buscábamos un espacio donde nos pudiéramos expresar libremente sin censura”, expresó.
Héctor comentó que el espacio donde pudieron realizar todos los espectáculos del Colectivo Napoleón fue prestado por el licenciado Javier Carrasco, gracias a ello pudieron tener un sitio seguro y de total libertad para exponer su arte y compartirlo con una audiencia que, viernes tras viernes iba en aumento.
“Teníamos filas y filas de personas queriendo entrar a los eventos. Llegamos a tener hasta 300 personas por noche. La verdad fue una época muy bonita; fue un proyecto que nos dio mucha libertad”, apuntó.
Crear una comunidad de apoyo
El Colectivo Napoleón también surgió gracias a las reuniones que fomentaba Héctor Maldonado entre la comunidad artística del Hermosillo de aquellos años, pues durante esa década de los 90, el ahora activista tenía un estudio fotográfico ubicado cerca del Cinema Hermosillo 70, no muy lejos del centro de la ciudad.
En dicho lugar, Héctor fomentaba las reuniones entre artistas de toda índole, principalmente aquellos que también pertenecían a la comunidad LGBTQ+.
“Se llamaba Fotomanía, y se convirtió en un espacio de reunión de muchos artistas porque yo ya me dedicaba a la foto conceptual, entonces exponía mucho en ese tiempo y entonces nos reuníamos ahí muchos artistas de todas las disciplinas, la mayoría gay (hombres y mujeres), pero también mucha gente que no era homosexual, pero que no le importaba, era muy libre de pensamiento, era gente más civilizada, más avanzada, entonces, se convirtió en un espacio de intercambio y de creación”, puntualizó.
Derivado de esas reuniones y varias fiestas que se realizaron en ese espacio, dijo, fue que comenzaron a darle forma a la idea de Colectivo Napoleón, una colaboración genuina y constante entre varios artistas para tener un lugar de completa libertad, donde además pudieran seguir estrechando lazos de amistad y apoyo entre todos.
“Fueron años en los que hacíamos muchas fiestas muy inclusivas; pintores, fotógrafos, bailarines, modelos, escultores, de todo tipo de gente; actrices, actores, y era una cosa muy bonita porque por primera vez tuvimos un espacio donde podíamos convivir cotidianamente, no en un bar o en un espacio público, sino en un espacio de intercambio de ideas, entonces fue un momento también muy significativo para todos los que estábamos involucrados”, externó.
Un punto de partida y una meta
Desde el primer momento, cuando se ideó el proyecto de Colectivo Napoleón, se visualizó con una duración exclusiva de 100 días, donde cada viernes se presentaría un espectáculo diferente y, al concluir ese tiempo establecido, se daría final a esa aventura artística y cultural. Y así fue. Una experiencia enriquecedora para todos los participantes, y que ha quedado en la memoria de quienes tuvieron oportunidad de coincidir en aquel espacio y tiempo.
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A principios de la década del 2000, la modernidad y los cambios sociales dieron paso a nuevos colectivos y nuevas formas de realizar activismo en pro de la diversidad sexual, surgiendo así Diversiciudad, uno de los primeros colectivos LGBTQ+ en Hermosillo, que comenzaron a emprender nuevas acciones en búsqueda de la igualdad y el respeto.
El Colectivo Napoleón permanece en la memoria de todas, todos y todos quienes tuvieron la oportunidad de coincidir en la capital sonorense, en cualquiera de sus 100 representaciones.
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