De seguro alguna vez escuchaste o leíste, sobre cuál es la temporada en la que puedes consumir el marisco procedente de sus mares en los meses que contienen la letra ‘R’, es decir desde el mes de septiembre hasta abril, el otoño e invierno.

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Aunque parezca extraño, esta afirmación tiene una explicación convincente, se trata de un consejo construido sobre una base lógica y hace un llamado a la conservación de la biodiversidad.

Dicha recomendación de no consumir marisco en mayo, junio y agosto, se refiere al hecho de que se trata de la época en la que un gran número de especies se encuentra en veda, esto con el fin de protegerlas durante su época de reproducción.

“La gran problemática del consumo de este tipo de productos radica en la sobre explotación a la que la mayoría de especies están sometidas, teniendo que acudir a productos en su mayoría importados”, explica Carlos Gil, biólogo marino especializado en biodiversidad y conservación.

Estos productos traídos de fuera son almacenados en cetáreas y vendidos durante el verano, por lo que la frescura no es la misma.

Por otro lado, en el caso de algunos crustáceos, como el centollo y la nécora, cuyo ciclo reproductor se da en verano, sin embargo el error reside en meter a todas las especies en el mismo lugar. También existen otros tipos de mariscos cuyo consumo de mayo a agosto es recomendable, como los bivalvos (mejillones, almejas, navajas).

“Se puede consumir marisco todo el año, ¿La clave? Que este consumo sea responsable y de especies no sobreexplotadas”, señaló el experto.

Para aquellas personas que se preguntan si pueden comer marisco en verano, el biólogo recomienda que se informen sobre la procedencia y el estado de conservación de las especies que consumen.