Durante estos seis meses que han transcurrido de confinamiento en Sonora, la señora Guadalupe Cedano Ruíz, de 70 años y su hija Zyana, de 30 años, no han dejado de laborar ni un solo día, pues afortunadamente sus ventas han aumentado en medio de una emergencia sanitaria mundial.
Y es que gracias a su excelente sazón, la señora Guadalupe, originaria de Nogales, Sonora, decidió emprender desde hace siete años su propio negocio de comida mexicana llamado “ChimichangaZ”, para subsistir diariamente y salir adelante económicamente.
“Esto inició por necesidad, como soy una persona mayor. Este negocio nunca había avanzado, pero aparentemente durante la pandemia ha mejorado, yo creo que es porque las personas ya no compran en comercios grandes, ahora se fijan más en lo local, además que mi hija y yo nunca hemos tenido afectaciones de salud; seguro que nos tienen confianza”, dijo.
No solamente son chimichangas, sino también enchiladas, gorditas, tacos dorados, tostadas, pozole, sopes, fajitas de pollo, y cualquier otra comida puede cocinar doña Guadalupe, pues desde niña aprendió a elaborar deliciosos platillos gracias a su mamá, incluso sus familiares también tienen muy buen sazón.
“Las chimichangas aprendí a hacerlas desde chica porque mi mamá las hacía con sus tortillas de harina grandotas, de ahí aprendí, pero en realidad todas las mujeres de la familia son muy buenas para cocinar, lástima que cuando uno es joven o niña no se interesa mucho por ver lo que los abuelos o mamá hacen. Aunque uno va aprendiendo en el camino por necesidad”, contó.
Aunque las chimichangas no sean el “platillo fuerte” de su cochina comercial, aseguró que son las mejores que probarán las personas, ya que están hechas con mucha dedicación, tortillas sobaqueras, abundante lechuga, zanahoria, cebolla, queso, aguacate, salsa y además las complementa con arroz, frijoles o espagueti.
“Las chimichangas grandes cuestan 80 pesos porque son de tortilla sobaquera y están muy bien servidas. Si la persona quieren pequeñas de 3 ó 4, consiste de tortillas normales y tienen lo mismo, también cuestan lo mismo”, dijo.
Asimismo, la señora Guadalupe todo el tiempo ha trabajado para sacar adelante a su única hija, Zyana, quien actualmente le apoya en su negocio llevando los pedidos a domicilio, pues recordó que durante 11 años laboró en una tiendita de una escuela en Nogales, Sonora, donde les hacía todos los días el desayuno y comida a los estudiantes de preescolar, primaria y secundaria.
“Uno siempre tiene que trabajar para salir adelante y sobre todo porque mi hija estaba chica, entonces antes de poner mi negocio les hacía a los niños comida casera, no cochinero. Les gustaba comer espagueti, burritos, quesadillas, ensalada de frutas, tortas de birria, tacos de cabeza, porque la gran mayoría no desayunaban en sus casas y los papás me tenían mucha confianza y sabían que conmigo iban a comer rico. Y antes de la escuela tenía mi propio abarrote, donde vendía tamales y mis amigos eran quienes más me compraban, ahora tengo clientes fijos, como gente que trabaja en un despacho, también tengo a unos adultos mayores que les doy desayuno y comida”, mencionó.
Como se puede observar, la señora Guadalupe nunca ha dejado de trabajar, ni por las circunstancias tan difíciles de salud que se han presentado desde marzo del presente año en el estado, cuando las autoridades sanitarias anunciaron el primer caso de Covid-19.
“Así al menos las personas se animan a comer en negocios locales, porque antes la gente compraba más en comercios grandes y ahora siento que más gente se ha animado a comprarnos porque esas tiendas están cerradas y por la confianza que le tienen a ChimichangaZ, aparte siempre hemos seguido todas las medidas sanitarias y nunca nos hemos enfermado de Covid-19”, expresó.
Asimismo, quien no ha probado los platillos de Guadalupe, su paladar se está perdiendo de una gran oportunidad tan rica, pues además de su esencia y sazón tan único esto también se debe a que desde las 6:00 horas todos los días compra el producto que utilizará para los platillos; por algo su comida es tan recomendada.
“No tengo una rutina establecida todos los días pero siempre me levanto temprano a sacar la basura, barrer afuera, voy al super a comprar carne, pollo y todo lo que necesitaré para la comida del día, ya que no me gusta congelar los productos y ya para las 9:00 me está llamando la gente y para antes de las 14:30 termino de hacer toda la comida. No puedo distraerme nunca porque debo terminar.
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