La séptima de diez entregas de este espacio, expone el trabajo del profesional de la lente Wilbert Ayala, quien comparte su visión sobre el oficio del trailero.
No solo es subir a la unidad para trasladar productos o maquinarias a otro destino, también, es tener pericia, estar atento, tener chispa y reflejos…
Ser trailero es un estilo de vida, donde los transportistas pasan la mayor parte del tiempo recorriendo las carreteras del país, con largas jornadas lejos de casa.
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Sorteando peligros, llevando cargas a contrarreloj, pero también formando lazos de amistad con sus compañeros.
Braulio Eliu Sánchez Serrato, de 22 años, originario de la Ciudad de México, continúa la tradición familiar de ser trailero, lleva cuatro años dedicándose al oficio; recorre la ruta CDMX-Tijuana o Tijuana-Cancún, en aproximadamente 15 días.
“Más que un trabajo esto es un estilo de vida que llevamos nosotros, a pesar de todo lo que vivimos porque las autoridades buscan cómo sacarnos dinero aunque tengamos todo en regla”, relata Braulio.
Las carreteras de del sureste del país son unas de las rutas más complicadas por los asaltos, mientras que las carreteras de Sonora representan otra dificultad por las constantes “mordidas” de las autoridades.
Soltero y sin hijos disfruta este momento de su vida recorriendo las carreteras del país y sueña con recorrer los Estados Unidos.
Candelario Azcárraga Yáñez, originario de Culiacán, Sinaloa, lleva 10 años de transportista, recorriendo la ruta Guadalajara-Tijuana. En esta ocasión viene acompañado de su esposa e hija.
“Cuando uno trae a la familia en el camión es cuando uno debe de cuidarse mucho más en la ida y la venida, estar precavido y bien descansado, sin tanto ‘periquito’ (en modo de broma), cuando vienes bien descansado, bañado y comido puedes andar circulando para arriba y para abajo”, comenta Candelario.
Explica que se pasa hasta 20 días fuera de casa y que muchas veces se pierde los cumpleaños de sus hijas, la Navidad o el Año Nuevo, cuando pasa por las colonias mira a las personas festejar mientras está cansado arriba de su camión conduciendo hasta 18 horas seguidas.
Sin embargo en las carreteras se forjan amistades y apoyo entre traileros que se ayudan mutuamente cuando alguien sufre un desperfecto mecánico, manejan sus propios códigos y hasta forman convoy para ir más seguros, aun sin conocerse.
“Nosotros los traileros, sin ellos no comen porque nosotros somos lo que movemos todo, el pan, la mayonesa hasta los tenedores y platos. El Día de Muertos movemos las flores, estamos en la carretera y no con nuestros difuntos velándolos”, dijo.
Óscar Fabián Ruelas Hill, transportista con 20 años en el oficio, lleva ocho días varado en la Estación Perisur de Hermosillo a causa de la temporada baja.
“Esta vuelta no fue muy buena, porque ya me gasté una parte de lo que voy a ganar en comidas y en lo indispensable”, expresa.
Para Óscar, la parte más complicada de este oficio son los distintos tipos de clima, que van desde lo muy frío a lo muy caliente, así como lluvias y neblinas que dificultan ver las autopistas.
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Con miles de kilómetros recorridos, los traileros han tenido que adaptar su vida las carreteras por las que transitan, convirtiendo su día a día en un toda una cultura, incluso con tradiciones y costumbres.
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