El misticismo es una experiencia poco común en la que las personas tienen la unión de sus almas con lo sagrado, con lo etéreo, cuando están en el plano terrenal.
Esto hace que desarrollen lo que la gente común llama poderes, de sanación, de curación y de premonición o adivinación, como ha ocurrido con dos iconos de nuestra historia en Sonora.
En esta entidad hemos tenido, al menos, a dos mujeres poderosas que destacan en la historia contemporánea: María Matuz y Teresa Urrea, conocida también como “La Santa de Cabora”.
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¿Quién fue María Matuz?
De más reciente existencia y trascendencia en nuestra cultura popular y cultural, es la curandera y chamana María Matuz, residente del Valle del Yaqui y perteneciente a esta etnia.
Aunque ya no vive, María Matuz sigue siendo famosa por sus poderes curativos y sanaciones, que practicaba desde Vícam, perteneciente al municipio de Guaymas, uno de los ocho pueblos yaquis constituidos en Sonora.
Los dones que recibió fueron puestos al servicio de personas de su pueblo, de gente que recorría kilómetros para ser atendidos por ella y también de artistas y políticos que sentían los poderes de sus limpias, la curación de sus enfermedades y dolencias.
Historias que giran en torno a esta mágica mujer, señalan que los profetas la convocaban, en sus sueños, a recorrer el mar, el desierto y la selva en busca de la curación para quien la necesitara.
María Matuz fue una mujer famosa y también misteriosa, manejaba un bajo perfil, hay pocas imágenes suyas así como también registros de sus historias, anécdotas y servicios. Además, no hablaba castellano, solo el idioma yaqui, aunque tenía intérpretes.
El artista de quien se supo que la visitó en busca de la cura para su cáncer fue el cantante Joan Sebastian; se dice que también recurrieron a ella el periodista Abraham Zabludovsky y el pintor José Luis Cuevas.
Sus trabajos también consistían en combatir y eliminar “daños o hechizos” que manifestaban las personas, sacando de su cuerpo cabellos, clavos y agujas que los torturaban.
Uno de los milagros que la opinión pública le adjudica es la de haber hecho llover en Hermosillo. El escritor Eloy Bustamante señaló en un libro que en los años 80 fue convocada por el entonces gobernador Samuel Ocaña para que invocara la lluvia, desde la presa Abelardo L. Rodríguez.
Este cuerpo de agua comenzó a recibir gran cantidad del caudal del río que la nutre, producto de la lluvia, por alrededor de dos horas.
Sin embargo, nadie es eterno, independientemente de sus poderes, y María Matuz murió a los 97 años, hay quienes dicen que rebasaba los cien, consagrándose como una de las curanderas más famosas de Sonora y de la región norte del país.
Teresa Urrea, La Santa de Cabora
Otro personaje místico, que tiene relación con Sonora, es Teresa Urrea, conocida también como La Santa de Cabora, cuya vida transcurrió en el sur de la entidad.
Teresa, quien es protagonista de algunos libros, entre ellos uno escrito por Brianda Domecq (La insólita historia de La Santa de Cabora, 1990) y otro de Luis Alberto Urrea (La hija de la chuparrosa, 2006), tenía ataques epilépticos y gozaba de facultades curativas y también como vidente.
Desarrolló el uso de las plantas medicinales y sanaba con la imposición de las manos, ¿será quizás lo que conocemos como reiki?, también hacía las veces de médium.
La vida de La Santa de Cabora transcurrió en los tiempos de la revolución mexicana, se le relaciona con luchas contra el gobierno de Porfirio Díaz, para recuperar las tierras para los indígenas de Sonora, Sinaloa y Chihuahua.
Con ella también hubo desplazamientos para acceder a sus poderes sanadores y curativos.
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Al ser considerada una rebelde, Teresa fue enviada al exilio, o desterrada, a Estados Unidos en 1892, donde siguió ejerciendo sus dones para aliviar a las personas, principalmente de las más necesitadas por tener pocos recursos.
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