El campo de la medicina forense es un trabajo que requiere de múltiples habilidades y conocimientos, sin embargo, la parte más dura de ser perito es sin duda la espera de resultados, mismos que podrían cambiar la vida de muchas personas.
Alejandra Beatriz Antelo Figueroa lleva más de 15 años como perito en Genética de la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE), donde encontró el propósito de su vida, pues su trabajo es clave para que el órgano procurador de justicia aporte las pruebas necesarias para demostrar la culpabilidad o la inocencia de una persona.
Es por ello por lo que no se permite vacilar cuando se trata de su trabajo en el laboratorio, analizando cuantas evidencias reciben por parte de los peritos de la fiscalía.
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“Estamos aportando algo en beneficio para alguien, en pro de la justicia, en pro de que una persona que es inocente sea inocente al demostrarlo, y a su vez, quien tenga una responsabilidad, que la asuma”, compartió.
Los 'pininos' en el área forense
Sin embargo, este compromiso con la justicia vino cuando Antelo Figueroa pasó del área química al Laboratorio de Inteligencia Científica Forense (CIF) de la Fiscalía de Sonora, donde el personal era muy poco.
En aquel entonces fue necesario que saliera del laboratorio a realizar el procesamiento de las escenas, lo cual ayudó a desarrollar la sensibilidad necesaria para comprender la importancia de su trabajo para aportar evidencias científicas que ayuden a esclarecer delitos y se haga justicia.
“Teníamos que hacer de todo, tuve muy buenos maestros y maestras también, sin duda marcaron mucho en algo importante para que despertara ese compromiso y ese gusto, esa entrega a lo que se hace, algunas fueron mujeres, dos de ellas figuras muy importantes en el área de criminalística, y aunque no están, su huella queda”, puntualizó.
La parte más difícil
Antelo Figueroa resaltó que alrededor del 80% de las pruebas que se reciben en el CIF son de personas con familiares desaparecidos, principalmente madres o hermanas, por lo que se ha desarrollado una mayor sensibilidad sobre este tema.
Lo anterior, considerando que gran parte del personal, especialmente del laboratorio de genética, son mujeres, quienes se encuentran comprometidas con su trabajo, precisamente por la sensibilidad hacia las víctimas de los delitos que se cometen.
En ese sentido, afirmó que la espera y la dificultad para obtener resultados es la parte más complicada de su trabajo.
“La parte más difícil es no tener el resultado que esperamos, pero dado el compromiso que tenemos y que sabemos que se puede, no dejamos de hacerlo, no dejamos, e insistimos, tenemos nueva tecnología, nuevas capacitaciones, y retomamos lo que en su momento no dio resultado esperado, no es porque se manipulen, pero simplemente es que con base en las pruebas podemos tener el resultado que refleje la realidad”, externó.
Es por tal motivo que destacó que es importante que la sociedad logre confiar en los aportes que realizan las mujeres y hombres que trabajan en el CIF para la procuración de justicia, por lo que las complicaciones que pudieran afrontar no representan más que un obstáculo a superar para el personal del área.
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“Es un área muy difícil, todo lo que se hace en el área de Servicios Periciales son temas difíciles, porque trabajamos con temas que muchas veces no se dan a conocer, donde se ve afectada la sociedad, pero si lo haces con compromiso y responsabilidad… Los que estamos aquí estamos comprometidos, a todos nos gusta y venimos con entusiasmo de dar un paso adelante”, concluyó.
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