En conmemoración al Día Internacional de la Mujer para recordar los logros y la valentía de quienes buscan igualdad, Miriam Yolanda Álvarez, de 47 años de edad, compartió para El Sol de Hermosillo su lucha para graduarse en la Academia de Bomberos en el año 1988.
Con más de 30 años de experiencia como bombero de línea, fue la primera mujer en la capital sonorense en formar un camino hacia la equidad.
A pesar de que en esa época, Hermosillo no mostraba la misma aceptación social por incluir al sexo femenino para extinguir incendios y otros servicios, fue la curiosidad de Miriam, lo que la llevó a involucrarse.
En un principio por conocer las labores que realizaba su esposo dentro del Departamento de Bomberos, por lo que comenzó a presentarse en la estación y brindar apoyo en el cuidado de France, un perro dálmata al que el personal le tenía aprecio.
“Entonces era cachorra y yo me hice cargo de ella al grado de que se fue a vivir a mi casa y cuando había desfiles y actos conmemorativos yo iba junto con ella porque no seguía a nadie más que a mí, ya que sólo me obedecía a mí”, recordó.
Es técnica en sanidad animal, paramédico en estación de bomberos, entrenadora personal de deporte, maestra de baile y madre de dos hijos y esposa, mencionó.
Sin embargo, en sus casi 34 años de experiencia como tragahumo, Miriam señaló que la pandemia por Covid-19 ha sido difícil, ya que ella enfermó dos veces por este virus al momento de brindar sus servicios a la sociedad.
“Yo me enfermé. De hecho me enfermé dos veces la primera tuve bronquitis; la segunda sí fue un poco más grave estuve cerca de dos meses incapacitada, sí fue difícil porque de por sí, yo ya tenía problemas pulmonares por el riesgo del trabajo, por eso me afectó más y al ritmo todavía ahorita batallo un poco a veces y me fatigó un poco más rápido, pero han saliendo poco a poco”, aclaró.
Pero no sólo ella se ha enfrentado al coronavirus, pues familiares así como sus compañeros de trabajo han permanecido bajo cuidados del personal médico a consecuencia de esta epidemia, la cual afectó a su esposo e hijos que también son bomberos.
No obstante, Miriam Yolanda con sus 47 años de edad, y con un sinfín de experiencias reconoce que ha presenciado momentos delicados, pues recuerda el día que atendió el accidente de la Guardería ABC y otros momentos que le han provocado sentimientos encontrados, los cuales ha controlado para cumplir con su labor por el bien de la sociedad.
“Son cosas que a nadie se nos van a olvidar es obvio, pero trato cuando voy a un servicios bloquearme totalmente a lo que vaya a ver y por eso te dice la gente ‘¡Ay! es que eres muy fría’ pero no, es que en realidad es eso tienes que hacer bien tu trabajo para ayudar a la gente no te puedes llenar de esas emociones”, explicó.
"No siempre fui así"
A pesar de que hoy en día, Yolanda Álvarez puede afrontar condiciones de riesgo y manejar sus emociones en momentos de crisis, recordó que al principio ella era una joven tímida, hasta que cambió su carácter al compartir años de servicio entre compañeros bomberos, quienes en un principio no le aceptaban del todo.
“Al principio con mi esposo, no lo aceptaba muy bien porque él me decía ‘No. Hay puros hombres no me gusta la idea, te van a hacer sentir mal, te van a faltar al respeto’ y cosas así; sí me hicieron sentir mal porque no quisieron que yo hiciera las mismas cosas que ellos, pero después cambió la situación y ya después él fue comprendiendo que yo podía hacer las cosas y que me respetaban”, reconoció.
La Academia de Bomberos
También mencionó que al ingresar a los cursos para graduarse como tragahumo, se enfrentó a momentos complicados y retos que le ponían límites, mismos que superó a base de su propio esfuerzo durante seis meses.
“Pues como quien dice me hicieron parir cuates porque me querían hacer desertar entonces, me ponían pues igualito que a un hombre, la sufrí mucho porque yo no era la misma chica que ahorita, antes era pues más seria, tímida y si me miraban feo hasta lloraba o sea mi carácter era muy diferente”, dijo.
Mientras que el equipo de práctica era sólo para hombres, por lo que tenía que correr a veces sin botas por el tamaño del traje que era de medidas mayores a su estatura, pero al concluir la Academia de Bomberos, pasó otros seis meses sin ser reconocida por sus compañeros.
Miriam señaló que a pesar de que se activaba la alarma y se preparaba para salir en respuesta, ella se quedaba en la estación pues el resto del personal salía sin ella, hasta que logró participar poco a poco en incendios y otras llamadas de emergencia.
“Duré mucho tiempo sola con ellos, yo creo que 16 años sí estuve sola, ya muy diferente el trato, ellos me conocían y me aceptaban y todo fue un poquito más difícil para las compañeras que se fueron anexando aunque no fue tan difícil como pasó conmigo, porque yo ya había hecho un caminito para que pudiera entrar un parteaguas, pero seguía siendo un poco difícil ahora ellas me aceptaban a mí, pero mis compañeros me trataban como si fuera un hombre y a ellas pues más delicadas y yo me fui adaptando”, reconoció Miriam.
Después de que ella enfrentó a una época en la que intentó por su cuenta ingresar como bombero, cuando la percepción social consideraba que se trataba de un oficio para hombres y las mujeres, se encargaban sólo de llevarles herramientas, cargar cosas y ayudar con el agua y comida.
“Y ahora pues ha cambiado totalmente, hacemos el mismo trabajo que hacen los compañeros, lo desempeñamos las mujeres que estamos es obvio que no tenemos la misma fuerza pero sí tenemos la capacidad y algunas otras capacidades que pues los compañeros no tienen y qué podemos desarrollar más y ahorita ya estamos a la par ya hay mujeres que estamos manejando los carros ahorita somos dos las que pertenecemos a alguna especialidad e igual nos desempeñamos como bomberos”, finalizó.
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Gustos personales
Asimismo, Miriam Yolanda reveló que disfruta de ver películas de acción y más relacionadas a la vida real, la lectura de revistas como National Geographic, el bailar y los artículos de medicina, pues considera que es necesario por su función como paramédico en la estación de bomberos Poniente de Hermosillo.