De trabajar en restaurantes italianos en Nueva York a convertirse en uno de los vendedores de hot dogs más queridos de Hermosillo, Carlo Córdova cumple sus sueños en la Ciudad del Sol tras dos décadas de dejar su país natal, Panamá.
“El Pana” como lo conocen los hermosillenses, dejó su lugar de origen, La Palma en la provincia del Darién, a los 19 años en la búsqueda de nuevas oportunidades y de mejorar su calidad de vida.
En ese momento su objetivo era irse a Estados Unidos, a cumplir el llamado sueño americano, y llegó, pero tardó ocho meses en trasladarse hacia esa nación, y en el trayecto pasó por diversos países como Costa Rica, Nicaragua y México donde consiguió varios empleos.
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De Tijuana cruzó a Estados Unidos, donde se desempeñó por un mes y medio en campos agrícolas de Fresno, Calexico y San Bernardino, después regresó a México, pero tras un divorcio consiguió una mejor oportunidad laboral en Glendale, California donde permaneció siete años.
El destino lo trajo a Hermosillo
Fue en 1997 cuando fue deportado por el municipio sonorense de Nogales, en ese momento sólo contaba con 700 dólares que fue gastando en su travesía, compartió, aunque siempre trabajaba en los lugares a los que llegaba y dormía en las centrales de autobuses.
Hasta que el destino lo trajo a Hermosillo, mencionó que viajaba en el tren, su finalidad era bajarse en la localidad de Pesqueira para trabajar en un campo agrícola, pero el tren no se detuvo y no pudo bajarse, por lo que llegó a la capital de Sonora.
“Llegué al Mercado (en el Centro) con unas monedas, le pregunté a una mujer que si qué me alcanzaba con las monedas, ya que todavía no conocía la denominación del dinero, yo creo que ella me vio muy mal y me dio un desayuno”, resaltó.
Al tiempo, su amistad se fortaleció, y se convirtió en su esposa, con ella tuvo a su primera hija.
El primer acercamiento con los “dogos” surgió con Ramón Rojas, declaró, nino de su ex esposa, quien lo invitó a su negocio de hot dogs, ya que contaba con unas carretas en el Centro de la ciudad, pero después volvió a Estados Unidos.
Durante sus siete años de estancia en Glendale, California, trabajó en una cocina italiana, ahí uno de los dueños lo mando a Nueva York debido a que se iba a abrir un negocio del mismo rubro en Brooklyn, donde estuvo más de un año laborando.
En ese momento atraviesa por el divorcio de su esposa, lo que complicó la convivencia con su hija mayor que estaba en Hermosillo, por lo que decide regresar a México nuevamente, pero ya de forma definitiva.
“Cuando me divorcio era complicado estar en contacto con mi hija, para mí era muy pesado porque para mí mi hija es mi todo, se llama Carolina”, destacó.
“Cuando llego de Nueva York me puso a vender hot dogs, un primo hermano de mi ex esposa, Giovanni, me dijo que tenía una carreta de hot dogs y ahí empezó todo”, abundó.
Un extranjero experto en 'dogos' sonorenses
Ya de regreso en Hermosillo conoció a su segunda esposa, con quien tiene dos hijas más, Alexa y Roxana; y en la ciudad comenzó su negocio de "dogos" en forma.
Cuando comenzó con su propia carreta, el 19 de febrero de 2013, lo hizo en la esquina De los Panderos y Las Quintas, en la colonia La Verbena, recordó, ese día vendió nueve hot dogs y al siguiente seis.
“Así fue como que fui quedando en los hot dogs, así me independicé, pero me quedé de contacto con Giovanni, el abogado, me echó mucho la mano a mí, de hecho sigue echándome la manita siempre, así fue como comencé en los hot dogs”, reconoció.
Poco a poco comenzó a tener más clientes, hasta que se posicionó como uno de los favoritos del sector, su “dogo” tres quesos fue lo que impulsó su trayectoria y el favorito de sus clientes, siendo uno de los primeros en su tipo.
“La verdad esta ciudad está muy bendecida, pega una llovida y reverdece, me ha dado todo, mi familia, aquí el que no hace dinero es porque no quiere, porque aquí lo hay, al que no le gusta la plata no le pone ganas, pero aquí hay muchas oportunidades, más que en otros lugares”, admitió.
Para El Pana, Hermosillo es el hogar que no piensa abandonar, aquí tiene sus raíces, donde formó su familia y donde conoció a sus mejores amigos, incluso es de las ciudades que más oportunidades le ha presentado aunque ya ha estado en diversas.
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Además dijo que la gastronomía es única y que la comida típica regional es la que más le gusta a la población, “como cocinero qué te puedo decir, aquí es mas regional, traes una comida del Sur y muy poco la va aceptar, la gastronomía aquí es muy buena, no había comido las tortillas de harina y ahora me encantan”
Hoy en día, tras su crecimiento local, Carlo Córdova cuenta con dos carretas, una sobre el Camino del Seri y la más nueva en la colonia El Apache y tiene el sueño de abrir más sucursales para brindar sus productos, con un toque especial a sus clientes.
“Yo ya aquí ya me quedé, ya eché raíces, yo de aquí no me muevo, hasta que la rana eche pelos”, aseguró.
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