En el desierto de Sonora se encuentra el municipio de Pitiquito, lugar que cuenta con un clima semicálido y mantiene altas temperatura la mayor parte del año, siendo los meses de julio y agosto lo más calurosos, asimismo diciembre y enero con temperaturas mínimas de hasta 12.2 grados.
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Mario y Eglantina son esposos y viven en Pitiquito, él es jubilado del Seguro Social desde hace 6 años y ella se dedica al hogar. Después de haber concluido con su trabajo, Mario decidió invertir su tiempo libre en hacer algo distinto y aportar a la naturaleza.
“Había un sacerdote en el pueblo que nos hablaba sobre el respeto a la tierra, la naturaleza y cómo teniendo estos climas en Sonora, en el desierto de altar, la gente construía sus casas de block y lo peor es que pasan por los calores”, explicó Mario.
Al conocer la situación en la que se encontraba el mundo, comenzaron buscar ideas para ocupar su tiempo y desde 7 años empezaron el proyecto.
“Nos enteramos de la venta de unos terrenos campestres y decidimos comprar uno, hicimos la cimentación pero me lastimé por un problema que tengo en la cadera y dejamos el proyecto, lo suspendimos un buen tiempo pero lo volvimos a retomar hacer apenas dos meses cuando nos pidieron que nos quedáramos en casa”, mencionó.
Cuando inició la contingencia optaron por quedarse en el pueblo y tuvieron la oportunidad de retomar de nuevo su proyecto. Los cimientos se encontraban empolvados después de 4 años de haberse abandonado, así que comenzaron a trabajar de cero nuevamente.
“Empezamos a buscar en Internet, YouTube donde te explican sobre el programa COB, como construir tu propia casa ecológica y así fue como nosotros empezamos a formar ideas, ahí nos decía que nos fijáramos en la clase de terreno, la arcilla, la tierra y otras condiciones para poder trabajar con facilidad”, dijo Mario.
Con arena del rio, pacas de paja, tierra y amor por su trabajo realizan un trabajo que les deja gran satisfacción al poder aportar con la naturaleza y no contaminar. En punto de las 6:00 horas se levantan para echar mano a la construcción, regresan a casa cuando la temperatura comienza a subir y vuelven a las 17:00 horas para continuar con el trabajo.
“Lo hacemos nosotros y con ayuda de un hijo, hacemos unas bolas llevando a la superficie donde va haciendo la pared, no requiere de mucha técnica y ciencia, queremos hacer un tipo de cooperativismo para que más personas apoyen a terminarla porque es un trabajo laborioso, es una forma de cómo vivían nuestros antepasados”, añadió Eglantina.
Debido a la pandemia no pudieron trabajar en equipo para trabajar el proyecto, ya que consideran que es importante involucrar a la gente y al terminar la casa, comiencen a construir los hogares de las personas necesitadas.
“No necesariamente deben de saber sobre albañilería, que sepa lo básico, la idea es también es hacer un cooperativa de consumo tener gallinas, conejos, un estanque para peses, un huerto para consumir cosas naturales, hacer una cooperativa de consumo para apoyarnos entre todos, comer saludable y evitar la contaminación”, señaló Mario.
Para hacer la casa de adobe se necesitan cimientos fuertes con piedras grandes para mantener firme las paredes y que no afecte la humedad y el techo puede ser con madera, tierra y hasta pueden sembrar pasto en la parte arriba para que la casa se mantenga más fresca.
“Se puede utilizar, arena, cal y queda firme todo, protege a las paredes, como ciertas casa cierto tiempo puedes darle una retocada, las paredes deben de ser muy anchas para que pueda sostener el techo y tenemos planeado tener una planta solar para no utilizar energía”, manifestó.
La pareja considera que el proceso ha sido lento debido a las pocas horas que le han dedicado, pues el calor ha sido muy duro, sin embargo, mencionan que en el mes de octubre o noviembre piensan avanzar más y por esta situación no tienen una fecha exacta de terminación.
“Me gustaría que esto fuera algo que le llamara la atención a los futuros arquitectos que se interesan en estos proyectos para que ayuden a más personas, es una idea y una solución para el estado de Sonora para los calores que hay y resulta mucho más barato que una construcción”, explicó.
Un gasto aproximado que se puede hacer para construir una casa de abobe puede variar de acuerdo a las condiciones que se encuentre, si tiene la facilidad de materiales y la inversión adicional con lo que se encuentra dentro del lugar.
“La idea es que la gente ese interese que quiere venir a ver qué onda, cómo le estamos haciendo, si alguien se interesa eso es una ganancia para nosotros, nos vamos a dar por bien servidos para que comiencen con el proyecto para crear la cooperativa de consumo”, dijo Mario.
Para Mario y Eglantina es importante compartir con el público las maneras de ayudar al planeta, asimismo comer sano haciendo sus propios huertos y animales, también la convivencia con la familia y cómo fortalece las relaciones al trabajar en equipo.
“Hay que pensar como ayudar al mundo desde nuestro hogar, evitar la contaminación, comer sano, cuidar la naturaleza, quizá sea un granito de arena en la inmensidad del mar pero algo estamos haciendo y ojalá que eso funcione y que sea un precedente en algo que nos llena como seres humanos, es un proyecto novedoso para nosotros también pero quienes estén interesados podemos ayudarlos, no somos expertos pero podemos aprender juntos”, finalizaron.