A pesar de los climas extremos en Sonora, las especies endémicas resisten y persisten hasta que haya mejores condiciones para subsistir, lo que las hace una pieza fundamental para preservar el ecosistema regional.
El desierto sonorense se caracteriza por contar con flores propias como el palo fierro, el sahuaro y la pitahaya, así como animales tan importantes como el coyote, el puma, correcaminos y el jaguar que subsisten en los terrenos más áridos. ,
Y aunque las grandes extensiones territoriales del Estado son zonas de este tipo o desérticas, lo cierto es que las especies se mantienen firmes para poder sobrevivir ya sea a las sequías extremas o a las lluvias abundantes.
Leer más: La pintora Zulema Burgos plasma la vida de los pueblos en sus trabajos
En el caso de la flora, las especies endémicas son las que mayor adaptación tienen, pues ante la falta de agua o descarga pluvial abundante, no dejan de florecer en los diversos puntos del desierto.
La activista ambiental, Emma Fierro Bañales, mencionó que difícilmente las especies de plantas pueden dejar existir en las zonas desérticas y áridas de la entidad, ya que éstas se mantienen resguardadas hasta que el agua llegue y las haga crecer.
“Las plantas endémicas y nativas, no sólo de Sonora, sino de la región a la que correspondan no se ven afectadas ni con lluvias abundantes ni con sequía extrema porque están adaptadas precisamente para esta tierra”, señaló.
Una circunstancia curiosa es que el suelo también se encuentra adaptado para ambas condiciones, ya que puede drenar el agua de manera específica para conservar tanto a las especies como a la tierra misma.
“Es drenante donde tiene que serlo y también es captador donde tiene que serlo, por eso ayuda a las plantas a que no se pierda esa genética, esa semilla; si bien la planta duerme, brota en las siguientes lluvias cuando hay sequía, pero cuando hay lluvia se ponen más bonitas”, dijo.
Espacios naturales creados
La especialista en plantas, Alejandra Colorado, perteneciente al colectivo Naturalmente Divertido, expuso que los espacios creados con especies que no son nativas sí pueden representar afectación ante los cambios bruscos o atípicos de temperatura.
Esto debido a que no almacenan el agua como las endémicas que, aunque sea un periodo de sequedad extrema aún conservan un poco del recurso, como el propio suelo.
“Las plantas nativas endémicas están adaptadas al clima donde están, el problema es cuando no son nativas, que son introducidas, ahí sí sufren afectación según su cambio de cima”, resaltó.
¿Quieres recibir noticias directo en tu celular? Suscríbete aquí a nuestro canal de WhatsApp
Especies en riesgo
Aun cuando la flora se adapta a los cambios climáticos de la región, lo cierto es que la fauna sí se ve amenazada por estos ajustes en el estado del tiempo y sus condiciones.
Tan solo con la sequía, los ecosistemas terrestres pueden resultar perjudicados en la reducción de fuentes de abastecimiento de agua, lo que puede generar desplazamientos a otro tipo de zonas, explicó Roberto Molina, especialista ambiental.
Añadió que las sequías también pueden generar cambios en la alimentación de las especies, además de reducir la reproducción de éstas o el número de animales por camada.
“Puede, esto ha sido lo más visible con las sequías en Sonora, la mortalidad de animales por la falta de agua”, apuntó.
¡Regístrate y accede a la edición digital de nuestro semanario!